Manos de pianista y nudillos de cicatrices, cada una contando historias que puede que debieran haberse quedado en el pasado, pero que aún así quiero conocer.
Nunca pensé que una simple marca ocultase tanto dolor hasta que vi las suyas. Esas marcas que lleva de por vida, recordándole constantemente a un pasado que quiere olvidar. Un pasado que repele a muchos, pero que me fascina a mi.
Muchos dijeron que hacía que sus manos se vieran menos bonitas. Y muchos dijeron que los motivos por los que estaban marcadas eran espeluznantes. Yo siempre pensé que eran marcas de guerra. Una guerra que aún se libra cada día en su corazón. Una guerra que no puede ganar.
Y cada una de esas cicatrices cuenta la historia de una batalla en esa guerra. Siempre con el mismo resultado. Fracaso. Entonces dejó de intentarlo, y sus manos pararon de coleccionar cicatrices.
A pesar de todo ellas siguen ahí, esperando a hacer sitio para la próxima. Y aunque intente frenarse sabe que tarde o temprano llegará el día que una nueva batalla sea escrita.
Pero esta vez será diferente. Esta vez no estará solo. Esta vez estaremos los dos. Luchando juntos para cambiar el final de la historia. Esta vez no será solo uno el que reciba las cicatrices. Seremos los dos.
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Cicatrices
RandomEsta es una historia sobre lo que pienso de las cicatrices de cierta persona.