Día Uno

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Salgo de casa, son las 15:00hs, como cada día, hoy está nublado, asique a mi mochila habitual se le suma un paraguas, la chica del clima dijo que se venía tormenta.
Camino esquivo las baldosas sueltas para no mojarme, porque como siempre la vecina tiró agua para limpiar su vereda. El perro de más adelante ya me está ladrando y eso que todavía no pasó enfrente de él. Ya no me asustó al escucharlo, ya me acostumbré. Doblo en la esquina y la señora de la verdulería me saluda como cada día, ya está entrando sus cajones para cerrar, si hace horario corrido. Doy un saltito para bajar el súper escalón que divide la verdulería de la casa contigua y sigo caminando. Voy pensando en todo lo que tengo que hacer al llegar, en las cosas que ya tengo listas y en las que no, me hago un cronograma mentalmente para poder terminar a tiempo, aunque se que no lo voy a cumplir. Me conozco bastante bien, pero un así me entretiene creer que esta vez sí voy a hacer lo que tengo pensado. Cruzó la calle mirando para ambos lados, y cuando llego a mitad de cuadra entró al kiosco, y le pido al señor lo de siempre. Antes de salir enciendo el cigarrillo con el encendedor que tiene colgando al lado de la puerta y me despido con la mano para seguir caminando.
Llego al la esquina y vuelvo a cruzar antes de doblar, un auto pasa tocando bocina, iba apurado el conductor que no espero a que terminara de cruzar que ya se acordó hasta se mi mamá. A lo lejos un chico, golpeando casa por casa vendiendo algo, nadie le habré, y claro es la hora de la siesta, pienso. Viene en dirección a mi, o yo voy en dirección a él, da igual, depende de la forma en que lo mires, ambos nos movemos. Cuando cruzó a su lado me ofrece “bolsas de residuos a muy buen precio” “ no gracias, no tengo plata maestro” le digo. No sé si están a buen precio, no sé cuánto cuestan las bolsas de residuos.
Sigo caminando y cruzó la calle, un escalofríos me recorre el cuerpo, subo el cierre de mi campera culpando al frío y a la lluvia que pronosticaron que aún no se deja ver.
Tengo un cosquilleo en la nuca, como si alguien me observara sin pensarlo ajusto más las correas de mi mochila y apresuró mi paso, sigo sintiendo ese cosquilleo, giro mi cabeza pero no hay nadie, las calles están vacías, claro es la hora de la siesta. Me permito respirar tranquilamente, eran paranoias mías. Escucho una moto que se acerca y vuelvo a asustarme, me van a robar, pienso, pero la moto sigue de largo. Dejemos de creer que todos los que andan en motos son los que roban, me reprendo, no generalicemos.
Cada vez me falta menos para llegar, asique me pierdo otra vez en mis pensamientos, doblo a la derecha en la esquina y todo se complica.
Me  tironean de la mochila y me hacen retroceder, me tapan la boca para evitar que grite. No veo a quien me ataca pero tiene más fuerza yo, trato de zafarme, pataleo, me muevo pero nada, algo duro me pega en la cabeza y duele, demasiado, mis oídos comienzan a pitar, no logro escuchar que dicen, es más de una persona. Mis ojos se nublan, aún más que el cielo, las lágrimas, caen, suplico que esto sea un sueño, pero no despierto, esto es el comienzo de una pesadilla. Otro golpe más y caigo en la inconsciencia.

Siento un traqueteo, el cuerpo me duele, intento abrir los ojos pero no puedo, no veo nada, no sé si tengo los ojos vendados o estoy ciega y ya no veo. Sé que no puedo moverme, tengo los pies y las manos atadas, levantó mi cabeza buscando claridad… nada. El traqueteo es constante, voy en un auto, lo se por el ruido del motor y porque hay música y voces masculinas, varias, no puedo decir cuántas exactamente. No sé qué hora es, ni cuánto estuve inconsciente, mucho menos donde estoy, hay algo que si sé, de esta no salgo. Mi vida acabó.
¿Cómo lo sé?, Porque pasa todos los días, nunca pensé que me iba a pasar a mi, pero si vamos a lo que ocurre diariamente en Argentina ¿Por qué no me iba a pasar a mi? En estas cosas todas, exactamente todas corremos con la misma suerte.
Siento que el traqueteo para, agarran de mi y me sacan a rastras
- Ni se te ocurra gritar, porque sos boleta – me exigen
¿para que voy a gritar si seguro nadie me va a escuchar? Pienso, hago lo que me dicen tal vez así se apiaden de mi. Vuelvo a pensar inocentemente.
Me arrastran por 27 pasos, si los conté, ¿Qué otra cosa puedo hacer. Detienen nuestro andar, siempre sosteniéndome con mucha presión de los brazos, tal vez más de la que es debida si al fin y al cabo no estoy intentando huir.
Me obligan a subir 17 escalones que rechinan al pisar los, ahora solo me sostienen de un brazo, pero otra persona viene atrás mío, siento su respiración en la nuca, quiero llorar, pero mi mente no me deja. Cuando estamos en el piso superior veo algo de claridad a través de la tela que cubre mis ojos, al menos se que aún veo que no estoy ciega. Caminamos unos cuantos pasos, y abre una puerta, soy aventada con fuerza sobre una cama, supongo que lo es por cómo se siente, mis manos que están atadas por delante de mí son levantadas si re mi cabeza, me están atando a barandal de la cama, lo sé, eso puedo asegurarlo.
- Quédate tranquilo piba, que si te portas bien, vas a volver con tu familia – me dice alguien y se escuchan varias carcajadas. Pasos alejándose y la puerta siendo azotada.
Siento que vuelvo a respirar, pero aún así, siento un dolor agudo en el pecho, me duele mi familia, me duelen mi amigos, me duele la vida, me duele ser mujer. Porque si, hoy en día ser mujer duele. No sé qué es lo que llevo a esta sociedad a ser como es hoy, acoso, abuso, violaciones, secuestros y muertes, hay desde siempre. Lo sé, lo sabe todo el mundo, que ahora se ve más, eso es otra cosa. Al menos hoy podemos gritar que nos están matando para que los demás habrán los ojos. No siempre caemos en manos de una pareja que nos pego de más, o de un ex violento. No algunas caemos por el simple hecho de ser mujer. Por el simple hecho de que algunos machitos se creen con el derecho de cagarnos la vida por su propio morbo.
La imagen de mi familia se me viene a la mente ¿Ya habrán notado que no estoy?
Seguramente mamá si, ella está pendiente de mi, y de mis hermanitos, a papá tal vez le cueste asimilar esto, pobre, él todavía piensa que a las que le pasan estas cosas son a las que se lo buscaron, no lo hace de malo, pero es grande y a la gente mayor le cuesta entender de qué no es así. Ojalá que de esto malo que me está pasando le enseñé que nadie se lo busca y le puede pasar a cualquiera.
No sé cuantas horas divago en mis pensamientos, la verdad es que ya no tengo noción del tiempo, solo quiero que esto termine.
Vuelvo a pensar en mí familia, los extraño tanto y eso que sólo han pasado horas, de tanto pensarlos me duermo, con una angustia incontrolable en mi corazón.



Mi cuerpo es movido bruscamente, lo que hace que me despierte sobresaltada, había olvidado por un momento lo que estaba viviendo. En mi inconsciente viaje a mi hogar, y estaba acostada sobre mi cama, pero no, estoy acá, no se donde, no se porque, pero si se para que estoy acá.
Me sueltan las manos, pero me siento estúpidamente débil, creo que ya me rendí. Acomodan mis manos a mis costados y siento que rasgan mi ropa, no era nada especial, iba a clases de educación física, asique iba de joggins y musculosa, por encima una campera de abrigo impermeable, no llamaba la atención ni nada.
Un escalofrío me recorre el cuerpo, la habitación está fría y ellos me dejan desnuda, bueno no desnuda completa al menos todavía llevo mi rompa interior.
Un pinchazo me hace sobresaltarme, me están inyectando algo en el brazo, me sostienen con demasiada fuerza y duele aunque no más que el alma.
Comienzo a sentir con cosquilleo a través de mi cuerpo, a través de cada músculo, como si desde mi estómago se propagase un cosquilleo hacia los extremos, dejó de sentirlo, es un efecto adormecedor. Soy consiente de todo pero no puedo moverme, es desesperante no tener el control de mi cuerpo, mi respiración se hace pesada y se entrecorta como anunciando lo que se me viene, preparándome.

No sé cuánto tiempo después me sacan la tela que cubre mis ojos, y los cierro con fuerza, uno porque la luz me enceguece; y dos porque no quiero ver lo que me rodea, no quiero irme con ese recuerdo.
Me golpean en la cara
- Abrí los ojos – me exigen, los abro y parpadeo varias veces para acostumbrarme a la luz.
Cuando todo se vuelve claro para mi, entró en pánico, hay tres personas, tres hombres, de al menos veinte y pico de años, me llama la atención el tatuaje que tiene en el cuello de uno de ellos, del que está atrás, con el celular en la mano sin mirar a dónde estoy. El que está enfrente mío, es un chico común, ningún rasgo característico, lo que si tiene es una mirada fría, ausente, me mira como si mi vida no valiera, y sé que tengo que tenerle miedo, el no va a tener piedad de mi ni aunque se lo suplique.
- ¿Para que le destaparse los ojos? – se queja el otro que está a un costado en medio, - así nos va a reconocer
- No creo que se acuerde de nuestras caras después de esto – asegura el que está enfrente mío y su voz es fría y demandante.
- No me hagan nada, por favor – suplico en un susurro y me gano un golpe en la cara
- No hables – me exigen y hago silenció mientras las lágrimas empiezan a caer.
Siento que mi alma sale de mi cuerpo, porque no quiere estar presente cuando todo pase.
Y el momento llega sin previo aviso, tengo los ojos cerrados, no quiero ver lo que me hacen, es suficiente con sentirlo, me corren al borde de la cama y mis piernas quedan colgando. Y los siento, los siento dentro de mi, y duele, mucho, pero no es un dolor físico. Sino que duele la vida, duele que no te respeten, duele que esto yo no lo quería, duele que me están usando como un objeto no están valorando mi vida. Una, otra y otra vez me tocan, me penetran y no puedo poner resistencia, mi cuerpo no me responde, sigo llorando, pero ellos no paran. No me atrevo a mirar quien hace que, los siento en todas partes, por momentos de a dos, el olor a vodka me llega a la nariz y me da más asco del que ya tengo. Siento algo caliente en mi vientre cerca de mis pechos, ahora lo siento en mi cara, sé que es, están eyaculando sobre mi, no aguanto el asco y giro mi cabeza para vomitar, un golpe en las costillas, me hace retorcerme por dentro, otro golpe en la cara, y el que está dentro mío me enviaste más rápido, mucho más rápido, tanto que quema. Agarran mi cara y me obligan a a abrir la boca, entonces siento el semen en mi boca, las arcadas vuelven pero me cierran la boca y tapan la nariz obligándome a tragarlo, quiero que esto termine.
Sé que mi alma está escondida en algún lugar, esperando que esto termine para regresar a mi cuerpo.
Mi corazón se acelera y ellos siguen ahí, torturando, tocando y penetrándome con fuerza, no les importa nada.
Mis pulsaciones se hacen cada vez más lentas, al punto de hacerse nulas, mi corazón ya ni bombea sangre, rogué tanto porque esto termine y termine yo. Mis pulmones ya no necesitan aire, y mi cuerpo ya no responde, se lo que significa, he muerto.
Y ellos siguen en lo suyo, sin darse cuenta.
- Mierda – exclama alguno de los tres – la piba no respira, mierda la matamos, boludos. – suenan desesperados
Claro que lo están, aparte de violadores ahora son asesinos. En el pánico del momento me dejan ahí tirada en la cama, sin vida, y se van.

 En el pánico del momento me dejan ahí tirada en la cama, sin vida, y se van

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las primeras horas son claves, siempre. El primer capítulo tambien.

Por favor léanlo con responsabilidad.
Marce Cai 😍🤘

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