Calido invierno

XXII. EL PRINCIPO DEL FIN

Cuantas noches no he deseado que todo sea solo una pesadilla, hui de todo, me volví un errante, un cobarde...lo perdí todo, y no pude proteger a aquellos que me importan, el mundo se va lentamente a su extinción...

El cielo era totalmente carmesí, la tierra estaba bañada de la sangre de los inocentes que cayeron ante la avaricia y descontrol de Dan.

Perdí mis flamas...algo en mí se apagó, sin importan a donde vaya no puedo hacer nada por nadie.

De aquel cielo carmesí mientras cientos...miles de personas buscaban refugio de este infierno, se iban formando nubes, tan rojas como a sangre, pero lo que vino más adelante, ni el más loco de este mundo se lo habría imaginado, relámpagos y truenos seguidos de tornados de fuego arrasaban las tierras a lo lejos se podía oír los gritos de las personas que no podían escapar de aquella catástrofe, mientras las nubes rojas hacían llover su sangre, que nos cubrían...el olor era putrefacto y fuerte, vi mis manos, mi cuerpo, la gente que me rodeaba en este éxodo cubiertos de sangre, solo podía oír sus gritos y llantos suplicando por un milagro, pero yo sabía que esto era peor de lo que parecía...esta lluvia de sangre no es de pocos, eran de millones de personas...estos fenómenos naturales eran imposibles, pero nada se podía hacer, solo quedaba moverse y alejarse de todo, pero sin importar que tanto nos alejáramos el paisaje seguía siendo el mismo, mientras avanzábamos vi morir a madres, hijos, los vi morir de hambre, suplicando para no morir, al final solo quedamos un pequeño grupo de sobrevivientes...que al final termino volviéndose un grupo de uno...yo.

--Es hora de volver...Kal.

- ¿Ignis?

Y de vuelta al silencio, y a la soledad, de vuelta a esta pesadilla hecha realidad, en la cual mundo está por acabarse.

Las naciones terminaron por deteriorarse una sola nación estaba a punto de quedar, Dan aceptaba a miles entrar al territorio, pero todos ellos no sabían que iban a un infierno más horrible del que escapaban, era una falsa promesa de buena vida...aquellos miles que llegaban a la gran puerta, eran miles más para los experimentos de Dan, aun no sabía que era lo que planeaba, siempre decía que quería seguir mis pasos mis ideales, aquellos de una vida que yacen en un pasado tan oscuro y sombrío de mi ser.

Exterminar a toda la vida...exterminar a los humanos, era algo que sonaba tan prometedor, pero no de una manera que afectara a la naturaleza, Dan destruye todo sin perdonar, no sigue mis ideales, sigue una retorcida mentalidad, Ignis y Dieu, decidieron apoyar la destrucción del mundo ellos eran parte de esto, los 3 Dan, Ignis, Dieu, si ellos quieren los mismo porque debo interponerme.

Kal...Kal...

-Kal, ¿debo llamarte Kal del pasado?

Seguimos siendo Kal, seguimos siendo yo, Ignis y Dieu...ya no están.

-Como que ya no están.

Ahora son tú, todos somos tú, somos yo, aquel deseo de extinción solo eran pensamientos debido a su eternidad, el aburrimiento es la madre de todas las desgracias causadas a lo largo de la vida, suena estúpido, pero resulto así pero ahora ya no somos un recipiente, somos mucho más que eso.

-Pero las flamas no vuelven a mí.

No tienen por qué volver si tú eres la flama, antes recurrías a Ignis y Dieu para las flamas, ya no pienses en ellas como un préstamo, piensa en ellas como una extensión de ti.

-Pero... ¿cómo es que paso todo esto?

Para vencer al mal al verdadero mal, al sufrimiento, para seguir un ideal más allá de la solución más obvia, ellos se dieron cuenta, aunque un poco tarde a pesar de su eternidad...si la humanidad está condenada, eso es un hecho, pero esto no es correcto, gente inocente muere, gente mala muere, la idea de una balanza está equivocada, pero eso con el tiempo lo entenderán.