Septiembre de 1983
Conocí a un chico, era dulce, muy lindo, no pude evitar no enamorarme.
Me habla lindo y hace que mis mejillas tomen un color carmín cada que pasa por el salón.
Martha lo sabe, que me gusta mucho, y esta feliz por mi, pero me dijo que tuviera cuidado, no quiere perderme, pues desde muy chicas somos mejores amigas, nos conocemos demasiado ya que literalmente nacimos juntas y su tiempo es mío, tal como el mío es de ella.
Escuche que nos casaran, habrá una gran boda, pero... ¿Quién de las dos será novia?
Espero que yo.A. Miller.
Fragmento de una de las cartas de Aradia Miller a sus 14 años.
Noche/madrugada del 5 al 6 de diciembre de 1992.
Azul y rojo corrían por entre los grandes arboles, ¿su destino? el gran lago que dormía entre las montañas del bosque.
Reían, jugaban y se miraban retadores por quien llegaría primero a las aguas cristalinas.
Hasta que la luna los encontró, y llegaron al lago, siendo iluminados y asombrados por el lugar, cayeron cansados en la orilla.
Se habían escapado de las sabanas de su cama para ir hasta ese lugar a escondidas, dos almas inocentes jugando con sonrisa en boca y brillo en pupila.
—¿Alguna vez te sentiste solo entre tanta gente?—. Azul negó.
—Te tengo a ti, a nana, Mer, Catt, no necesito nada, soy feliz—. Rojo sonrió.—¿Tu no eres feliz?—.
Rojo asintió.
—Te tengo a ti, y es suficiente para mi—.
—Entonces sigamos felices, ¡que nuestra amistad dure años! ¡Siglos! Pero debes prometerlo, como regalo de cumpleaños—.
Ambos niños entrelazaron sus meñiques, riendo, siendo la luna su única testigo.
Después de un rato, se tumbaron en el pasto, viendo las estrellas, disfrutando la compañía antes de regresar a la cabaña.
Hasta que una pregunta al aire los puso a recordar.
—¿Recuerdas cuando nos conocimos?—.
—Si—.
—Cuando me llamaste. . . Reconocí tu voz y eso me a estado persiguiendo todos los días, ¿por qué?—.
Rojo no sabia si hablar o no, pero lo que si sabia es que no le podía mentir a Azul.
—Yo... Te conocí por segunda vez en Marzo, la primera vez yo te conocí en Noviembre, a ti, a tu mamá y a tu hermana—.
Azul tembló, pero siguió escuchando.
—Tu aun no nacías, pero te hable y sentí el cálido lugar donde estabas, me sentía tan feliz, me prometí que te cuidaría y seriamos amigos y tendría alguien con quien jugar—.
Rojo sentía que no debía seguir hablando, pero Azul estaba tan confundido.
No era solo el.
—Su nombre... ¿Lo recuerdas?—.
—¿El de quien?—.
—Mi... Hermana—.
—Si, se llama Dyane—.
10 de diciembre de 1992, 4 días después.
Jhonathan había partido de la cabaña junto a ambas Catt, Eddy sentía que era una oportunidad perfecta para soltar todo lo que tenia en mente.
Fue con Merlina y sin rodeos le soltó la noticia que se había enterado justo en su cumpleaños.
La mayor suspiro, guardando la compostura.
—¿Es cierto eso? ¡¿Por qué yo no sabia?!—.
—Eddy cálmate, te lo explicare todo pero por favor tranquilízate—.
—¡No estoy solo! ¡Tengo una hermana, tengo una mamá! ¡¿Por qué estoy aquí?!—.
Merlina guardo silencio y bajo el rostro, no podía darle cara, maldecía internamente a su maestra por dejarle.
—Eddy... Perdóname—.
—¿Por mentirme? No, dímelo, ¿Dónde esta mi mamá? ¿Quiero saber donde esta mi hermana, que hicieron con ella?—.
—Ella esta bien, tu hermana esta viva—.
—¿Mi madre esta con ella?—.
Merlina no supo que responder, ¿debía mentirle? El quería la verdad, pero ¿la soportaría?
—Yo... —.
—Escuche que me llevarían lejos de aquí, pero nana no quería—. La mujer por fin le miro. —Acepto ir—.
—No Eddy, no es así—.
—Me voy justo ahora, no quiero saber más—.
Un par de horas fueron suficientes para que las cosas del oji azul estuvieran listas y ambos salieran de la cabaña.
Ninguno de los dos hablaba, era como si existiera una lineal entre ellos de ahora en adelante, la mayor deseaba que no fuera para siempre.
Y después de un largo viaje, pudieron ver los muros y el gran castillo, unas simples palabras bastaron para que las rejas se abrieran y pudieron llegar a la entrada.
Entonces, cuando las puertas se abrieron, pudieron verlos.
Merlina solo hizo un asentimiento y ambos reyes repitieron la acción.
Pues donde estaban era mas y nada menos que el Inframundo, esos reyes no eran mas que Alondra y Fredrick Miller.
—Es un gusto volver a verla, Merlina—.Alondra sonrió.
—Digo lo mismo, majestad—.
Alondra se acerco y se inco ante el mas pequeño, este estaba muy serio, aguantaba bien y mantenia la mirada al frente.
Miro sus ojos, su cabello, su rostro y acaricio la mejilla del menor, una vez confirmo sus pensamientos, se levanto y extendio su mano.
—Bienvenido al reino y a este castillo, que desde ahora sera tu nuevo hogar, yo me encargare de ti junto a mi esposo, y estaras bajo nuestro cuidado, asi que no debes tener miedo—.
Eddy asintio y tomo la mano contraria, haciendo sonreir a la albina.
Merlina una vez vio y confio en que estaria bien, salio del castillo, regresando a la cabaña.
Pensando en que le diria a su maestra cuando volviera.
Mientras que Eddy una vez fue dejado en su nueva habitacion solo, cerro la puerta y se hecho a llorar.
Lloraba por su nana, por Merli, y por su mejor amigo, el que habia dejado sin decirle nada.
Pero esperaba al volver, ser perdonado por él, y que su plan de estar ahi fuera bien, pues tenia una hermana que conocer, y si es posible, recolectar informacion del paradero de su madre.
Pase lo que pase, lo lograria, solo quedaba contar los días y observar, como siempre lo habia hecho.
—Buenas noches Ale—. Dijo, mirando a la ventana antes de meterse entre las sabanas y taparse bien, pues eran temporadas de invierno y aunque las amaba, no deseaba agarrar un catarro.
Apago la vela a su lado, cerro los ojos y cayó en brazos de morfeo.
En un sueño, donde se sentia seguro.
Donde limpiaban sus lagrimas y estaba bien.
Donde sabia quien era.
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''Tales Of Demons''
FantasyFantasía, palabra dicha y hecha para las personas que fantasean mucho e imaginan historias ''difíciles'' de imaginar. Demonios, seres que ven el mal y viven por el, gozan de placeres y no le temen a pecar frente a un ser de luz. Pero,¿ realmente es...