Escenario de teatro. Acto uno.
Son las cuatro de la tarde, y como en cualquier otro lugar del mundo, es la hora pico en este Mc'Donals Café. El restaurante cuenta con catorce mesas, de ellas, cuatro son redondas adornadas con un florero. Al lugar, entra Gabriela, una chica de 22 años, que entre sus manos carga una cartera negra y una bolsa llena de medicamentos. Se sienta en la única mesa redonda desocupada y comienza a sacar las pastillas.
Gabriela: Mesonero (a un chico que se encontraba limpiando el piso)
Gabriela saca algunas pastillas de la bolsa y abre una botella de agua medio vacía, saca una cápsula de entre las cajas y se la toma, dejando el pote de agua sin nada.
Gabriela: ¡Mesonero! (Llama una vez más al chico que limpia el piso, por lo que este se le acerca. Gabriela mira el nombre en su identificador: se llama Douglas). Hola. Me puedes traer un agua por favor.
Douglas: Disculpe, aca los pedidos se hacen por la caja.
Gabriela: Hasta en eso se parecen a Mc'Donals.
Douglas: Es un Mc'Donals señorita.
Garbiela: (Mira alrededor)
Douglas: Un Mc'Donals café claro, pero es un Mc'Donals.
Gabriela: Ah, ok. (Guardando nuevamente las pastillas en la bolsa). Gracias entonces.
Douglas: Por nada...
Y la verdad con mucho gusto la ayudaría con el agua, pero debe pagarse en la caja, y...Gabriela: (interrumpe) No, no, no te preocupes. (Apenada) Yo misma la busco. Gracias.
Douglas: Bueno, entonces con permiso.
Gabriela: (Sonríe)
Douglas se va, y al instante Gabriela gira de nuevo para incorporarse frente a la mesa, tropezando la base con uno de sus pies. El florero se vuelca botando el agua, pero esta vez Gabriela no llama a nadie; ella misma limpia la mesa y el piso con una toalla que saca de su bolso, e intenta reubicar sin éxito el florero en un espacio donde no le estorbe.
Gabriela: ¡Florero de mierda! (Colocándolo en el piso)
Ya sin el florero vuelve a esparcir de una en una las pastillas sobre la mesa. Menciona el nombre de cada una mientras las va sacando. Piensa y luego se levanta.
¿Ustedes saben que es jodido? Enterarte que ahora tienes algo que ni siquiera sabías que tenías; hablo de una condición sicológica, porque ahora para que no te sientas peor de lo que realmente estás, lo llaman condición.
(Hace como si ya acabó pero continúa)
No sé si a alguien le ha pasado, pero ir a un consultorio para que te digan que padeces de un rollo sicológico, es como descubrir que tu pareja es un psicópata, con la diferencia que aquí, tú eres tu pareja, y verga es arrecho, porque si eso me pasa con un novio yo desaparezco, pero conmigo ¿Cómo hago?, como me dejo yo misma. ¡No se puede! Aparte que uno se siente incómoda e insegura, porque ahora sabes que todas las decisiones que tomaste en tu vida no vinieron de una fuente muy confiable, y a juzgar por las parejas que he tenido, -sobre todo la última, ¡coño! todo tiene sentido. De verdad no sé cómo no me di cuenta antes; porque para estar con los tipos que estuve, yo tenía que estar medio tocada del cerebro. Era demasiado obvio. Pero bueno, no quiero pensar en eso porque me lleva a pensar en mi última ruptura y la verdad tampoco quiero hablar de él. No voy a desperdiciar un minuto más de mi vida hablando de ese imbécil... así que me disculpan.
(Pausa).
Nos conocimos hace siete años atrás, en el salón de clases. Desde que comenzamos a compartir tiempo juntos nos hicimos muy buenos amigos. La mitad de lo que soy hace unos años para acá, es por él. (Añorando los recuerdos) Luis Enrique se llama. Gracias a Luis, conocí a las que hoy son mis bandas favoritas: Viniloniversus, Los mesoneros, los colores... Mis lugares favoritos antes de conocerlo ya eran sus lugares favoritos, así que se hicieron mis lugares favoritos por partida doble, lo que sin duda resultó ser una especie de señal del destino (sonriente). En fin, él fue mi mejor amigo, mi confidente, mi todo... hasta que un día decidimos ser algo más, (volviendo de nuevo en sí) y ahí fue cuando todo se fue a la mierda. Duramos apenas dos meses. ¿Siete años como amigos y solo dos meses como novios? ¿Qué tan malo tiene que ser como para durar dos meses de noviazgo con tu mejor amigo? ¡Pues, demasiado malo! Y cuando digo demasiado malo, me refiero a que la cagó en mil maneras (molesta), aunque para ser honesta, también fue demasiado lindo (sonríe de nuevo). Él hizo cosas tan hermosas, la pasamos tan bien; pero después, todo cayó. Resultó ser que él era igualmente de maravilloso con otras de sus amigas, y de las mías.
ESTÁS LEYENDO
Sanos de corazón pero no deMente.
HumorMonólogo Teatral: Gabriela y Douglas, dos chicos que se encuentran dentro de un Mc'Donals Café. Juntos nos narran sus vidas, y nos enseñaran porque en el amor, se vuelve loco aquél que se vuelve cuerdo. Inspirado en hechos reales.