El Durazno

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Poco a poco voy recobrando mi conciencia. La luz de la habitación entorpecía mi vista. Sentía mi cuerpo débil y adormecido. Estaba en un lugar nuevo, era cálido y tenía un buen olor.A lo lejos logro percibir la silueta de alguien, no sabia si era un hombre o una mujer. Me siento en la cama difícilmente abrazando así mi cuerpo semidesnudo

-Di-disculpe, me puede decir dónde estoy? Creo estar perdida.-

-Estas en mi casa chiquilla, ¿te sientes bien? ¿Quieres un poco de agua o algo mas? pronto te explicare que pasa-

-E-entiendo.- Lo miraba algo tímida, no comprendía aún lo que sucedía. -Si, por favor, me podría servir un poco de agua, gracias.- Lo observaba atentamente.

Se levanto y salió mientras yo escuchaba como ponía seguro a la puerta tras su salida, después de todo otra vez en lo mismo, vendida a un tipo raro que no se que quiera hacer conmigo, tras unos minutos entro y me entrego un vaso de agua.

-Bueno, tu fuiste secuestrada y yo he sido quien te gano en una subasta por internet-

Tome el vaso de agua y lo dirigí a mi boca, para beber un poco. Tenía mucha sed.

-E-entiendo Entonces, soy de su propiedad ¿verdad?- bebo toda el contenido del vaso -Puedo cocinarle, hacerle el aseo, hacerle compañía si usted gusta.-

-Exactamente no es eso lo que me interesa, tengo otras necesidades, que necesito cubrir, sabes tengo 30 años ya y yo... bueno, sigo virgen-

-Entonces ¿Quiere tener una relación sexual conmigo? Entiendo, señor- Lo miraba sin expresión alguna. Estaba acostumbrada. -¿Cómo le gustaría?-

-Bueno tengo mis fantasías, de hecho mientras te trasladaban aquí prepare un habitación, ¿Por que luces tan tranquila?-

-Disculpe mi señor ¿quiere usted que luzca de cierta forma?- Lo Miraba dejando salir una sutil sonrisa.

-No, simplemente no esperaba un reacción así, sabes es como que si no te importara que un desconocido tuviera sexo contigo-

-Usted no es un desconocido, es mi dueño ¿no? Usted pago dinero por mi. Es lo justo- Le decía mientras jugaba con mis manos.

-Bueno, no todo mundo estaría de acuerdo con lo que dices-

-Disculpe, es lo que debo decir, Amo.- Algo exaltada.-Di-disculpe, no le pregunté ¿Cómo quiere que le llame?-

-Llámame Amo Angel, me gusta como suena y bueno pensé que esto seria mas difícil pero ya que veo eres tan cooperativa, ponte esto-

Abrió un cajón y de el saco un collar del cajón con mi nombre "Charlie", con una leyenda al reverso que decía: Propiedad de Angel Ramos, coji el collar y lo coloco con dificultad al rededor de mi cuello.

-¿Así está bien, amo Angel?-

-Claro que si bonita-

Al decir esto puso su mano en mi cabello, cerré los ojos en señal de satisfacción y sonreí sutilmente.

-Es usted muy amable, Amo-

-Dime que quieres comer hoy, debes estar hambrienta- Me dijo acariciando mis mejillas

-Lo que usted pueda servirme, no le exigire amo- Toco su mano, entregándole así mi calidez -Si usted decide darme agua y pan, estaré más que bien, Amo-

-No te preocupes, pediré comida china, ¿Te gusta?- Me dijo mientras mi amo tomaba mi mano -Después de todo necesito tengas fuerza para estar en la cama-

-Muchas gracias amo, es muy amable- Sonreía entusiasmada, hace mucho no comía algo tan delicioso, tenía hambre, mi estómago rugió -Lo complaceré igual-

-No te preocupes, tendremos tiempo para eso por hoy hay que cenar y dormir un poco- Me decía con una sonrisa mientras salía de la habitacion

Lo detuve a media puerta para hablarle -Es usted muy bueno, quiere que lo ayude en algo, Me sentiría mal sino le diera nada a cambio- Lo expresaba mientras sujetaba una de sus manos, agachado mi cabeza.

-Créeme pronto me ayudaras-

Me quede sola unos minutos mientras abajo se escuchaba como pedía la comida china y al acabar escuche como subía, al entrar abrió el armario y saco de el un traje de sirvienta algo corto.

-Es corto ¿quiere qué utilice esto?- Me coloque el traje de sirvienta. Era cómodo y corto, más de lo usual.

-Por supuesto, mirate te queda muy bien bonita- En ese momento se escucha como tocan el timbre -Debe ser el repartidor, si quieres arreglarte algo más esta el baño si quieres limpiarte un poco la cara, yo te esperare abajo, a la izquierda de las escaleras esta el comedor-

-Muchas gracias, iré al baño.- Al entrar al baño observo mi cuerpo en el espejo. Se veían aún las marcas de mi antiguo dueño. Moretones de mordidas en mis piernas y uno que otro en mis senos. Me avergonzaba, cómo el amo iría a querer mi cuerpo. No entendía. Lave mi cara y cepillé mi cabello para estar presentable, busque si por casualidad tenía base para disimular los moretones, pero nada, tome un poco de agua antes de dirigirme a la cocina, tenía aún mucha sed, baje por las escaleras hasta llegar a la cocina, dónde esperé parada, derecha, para las órdenes de mi amo, tras unos minutos me tomo de la mano y me sentó en el comedor, como si de una niña pequeña se tratase.

-No seas tímida, no tienes que ser como un soldado cumpliendo ordenes, solo relajate un poco, y verás que te lo pasas mejor

-Di-disculpe, no estoy acostumbrada- Lo decía mientras olía el delicioso olor de la comida china, producía que mi boca se hiciera agua.

-Vamos a comer y de ahí a dormir un poco, mañana te tengo una sorpresa- Dijo el amo sacando nuestra comida

-De acuerdo amo, lo esperaré con ansias- Mientras observaba el contenido, se veía delicioso, me asome de mi silla, dejando lucir mis muslos por lo corto de mi traje.

-Tienes muy bonitas piernas sabes-

El amo colocaba su mano acariciando mis piernas, poco a poco fue metiendo mas la mano en mi falda, las piernas le habían dado tentaciones, así que continuo hasta que llego a mi intimidad, la intimidad de su pequeña sirvienta.

-Se siente muy bien tu piel, como tocar un durazno-

A-amo...

EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora