Abismal | One Shot Wigetta.

Abismal

 Abismal | One Shot Wigetta.

¿Los hombres no lloran eh? al diablo con aquella frase. ¿Qué clase de familia hace estas cosas? no muchas, pero lamentablemente a Guillermo le había sucedido, lo que él jamás hubiera querido que le ocurriese. Extrañaría ver a su queridísima hermanita Carol, a sus mascotas, y ver por sobre todo, a su madre sonriéndole. Todo lo que Guillermo alguna vez tuvo, se esfumó. 

Guillermo caminaba todos los días, por las carreteras, con sus ojos lagrimeando en cada minuto. Lo había perdido todo. Pero en su más interior, en el abismo de su corazón, estaba ese sentimiento de felicidad, de saber que lo había hecho, lo había dicho y no se arrepentía por nada. 'El que es valiente es libre'. ¡Y Guillermo finalmente era libre! 

Simplemente que los recuerdos que vivió con su familia veinte años seguidos, le llegaban y tocaban su corazón. Las veces que corría a jugar con su hermanita, cuando su madre le sonreía y le ayudaba en sus tareas cuando era más joven, cuando hablaba con su padre de los deportes. Hasta recordaba toda esa bella amistad con sus primos y demás familiares. ¿Cómo es que toda su familia había estado de acuerdo en echarlo de su casa?

Guillermo soportaba la soledad, pero la gente en las calles como él no eran malvados, todos en sus interiores eran buenas personas, que han sufrido por algo, y han terminado en las calles como Guillermo Diaz. 

Guillermo recordaba y recordaba, cada palabra que le dijeron cuando él confesó su homosexualidad. Y cada bofetada que le pegaron, y es que era muy injusto. El amor es amor, y si a una persona le gusta tal, ¿a ti qué te importa? son sus vidas y sus decisiones. Pero su familia no lo comprendía.

"—tú puedes hacer lo que quieras Guillermo, pero ten asegurado que no eres más bienvenido en esta casa, no te apoyaremos. Si eso es lo que quieres, pues ahí está la puerta." 

Él miraba en las calles, cuanta indiferencia hacia él, solo por estar sentado en las vías públicas. Él veía niños, suplicándole a sus padres que por favor, les compraran un maldito juguete, y él suplicaba por un plato de comida. Un plato de comida que nadie le daba, que todos lo ignoraban. Pero Guillermo era diferente a todos esas personas en las calles, Guillermo preguntaba cada día en los negocios de la gente, si él podía trabajar, si él podía ayudar. Lo que fuese para poder conseguir un poco de dinero. Los demás en las calles, solo rogaban y rogaban que les dieran dinero, sin más.

Pero la voluntad de Guillermo se iba debilitando. La gente lo corría de sus negocios, diciéndole que estaba muy sucio y que eso los hacía quedar mal con sus clientes. Guillermo ni siquiera podía entrar a los centros comerciales, a los baños, porque la gente también lo despreciaba infinitamente. Y es que él por lo menos rogaba, que no lo miraran mal, él solía ser normal. ¡Es normal! como cada persona. Hasta podría jurar que el corazón de Guillermo era mucho más noble y gentil que quinientos juntos.

Pero siempre quedaba, esa única esperanza y fe, de que tal vez algún día encontraría trabajo y poder salir adelante. Nadie desea estar en sus situaciones.

Todos tienen tesoros en sus casas, ya sea dinero, joyerías, hasta incluso cartas de amigos o romances. Pues, Guillermo solo tenía su cuaderno y lápiz, porque era donde podía expresarse sin que nadie lo detuviera.

La soledad, el desprecio y tristeza. Todo aquello eran como lanzas de piedra, que lastimaban su corazón cada día más y más, tal vez llegaría ese momento en el que su corazón ya no pudiera más.

Guillermo no contaba con muchos recursos, llevaba una mochila siempre con él. Donde tenía una botella, una lonchera donde si tenía comida, la conservaba poco a poco, porque tal vez esa era su última comida en una semana entera. Y uno de sus más preciados objetos, un cuaderno y un lápiz. El cuaderno estaba viejo, y casi que un poco roto, pero eso no le importaba a Guillermo, siempre y cuando tuviera lugar para dibujar. Y es que él es muy talentoso, pero la gente no ve esas cosas. Siempre buscan rotular a la gente, sin ver sus interiores.