2° Temporada De Sueños Cumpidos: Destino Al Paraíso

Capítulo 42: Desprevenida

De que mi prima Vane se marchó fui a la ducha, me puse mi camisa blanca y me dispuse a hacerme un sándwich vegetal, me apetecía...

Malú:

La última vez que hablamos fue ayer y me dijeron en México que podía volver antes ya que cumplí con el contrato de las entrevistas y de los conciertos, así que para darle una sorpresa no la dije nada...

Abro la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido, desde la puerta la veo en la cocina preparando algo, que sexy está con esa camisa blanca y ese pelo húmedo de recién duchada... Cierro sin hacer ruido, dejo la maleta en la puerta y paso a la cocina, para sorprenderla...

Apoyo mis manos en la encimera sin dejar movimiento alguno a su cuerpo, se sorprende... Reconoce mis tatuajes y reacciona...

- ¿Pero tu que haces aquí? - Dice como puede...

- Ssshhh... - Deslizo mi dedo hacia su boca y voy bajando poco a poco, mientras mis labios se detienen en su cuello, gira un poco más su cuello para darme opción a seguir, mis manos se pierden en su cintura, la giro hacia mi y su cara es todo un poema...

-No te esperaba hasta dentro de 4 días... Bésame - Me ordenó, y mis labios fueron directos a los suyos.

Mis manos acarician su cuerpo con suavidad, se cuelan por debajo de lo único que llevaba puesto, esa camisa...

- ¿Me echaste de menos? - Pregunto en un susurro cerca de su oído, rozando el lóbulo de la oreja...

- Tu que crees... - Dijo con la voz entrecortada...

Me cogió y tomó ella el control de la situación... Ahora era yo la que estaba entre la encimera y ella... Me lleva a la gloria con solo rozarme...

- Ven... - Dice tirando de mi mano, en dirección a la habitación...

Una vez allí me empujó a la cama, con una sonrisa dibujada en sus labios, como señal de triunfo, la miraba con deseo, se subió encima, beso mi cuello me erizaba la piel, sus movimientos eran lentos, haciendo que la desease más, sujeta mis manos por encima de mi cabeza, me sienta para deshacerse de aquello que nos molesta en este momento la ropa, para quedarnos desnudas... Nuestras manos recorrían nuestros cuerpos centímetro a centímetro, hasta acabar haciendo el amor una vez más...