MACHTIANI

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O la travesía de Jacinto Reyes por deshacerse de sus peculiares tormentos (el título es largo intencionalmente).

Prólogo

El humano y lo sobrenatural siempre han ido de la mano, de lo contrario, no existirían las más de cien imágenes de ser divinos en la compleja historia de la humanidad, en especial la de aquellos seres que protegían al tan temido y respetado inframundo.

En México no hubo una excepción. El Mictlán, parte de la mitología mexica, sigue fascinando a los estudiosos actuales, que se han dedicado a investigar más sobre ese asombroso lugar.

Retomando el hecho de que México es país rico en diferentes culturar indígenas, cada cual con sus propias percepciones, costumbres y creencias, surge como punto de partida en este contexto tan especial para mi que de tal manera me fomentado a dar a conocer más sobre esta cultura tan muchas veces discriminada, tachados incluso de ignorancia sus costumbres tan bien conservadas de las que no se puede explicar al menos que las hayan vivido, por eso mismo, se plasma en esta simple obra mía para dar a conocer más sobre nuestras propias raíces.

Este libro estádedicado a mi familia materna, Reyes Hernández, de las que he tenido un granapoyo y crianza que no hayo una forma de agradecimiento como tal mas que honrara nuestro patriarca, al cual en vida no conocí: Faustino Reyes.

Tlasohkamati .


1. El llanto repentino.

En algún lugar de Monterrey, Nuevo León, fecha actual. Viernes por la noche.

Abrumado por el prolongado tiempo que lleva sentado frente a su laptop, Faustino libera su estrés con un gruñido al reclinarse sobre la pantalla, para después, apartar los dedos del teclado:

–¡Ay, ya! ¡Malditas gráficas no salen! –en seguida, Faustino avienta su nuca hacia atrás sobre el respaldo de su silla–. "Estudia ingeniería en sistemas", decían, "vas a trabajar de lo que estudias". Puros cuentos.

Tomando suspiro en lo que toma fuerzas para continuar, Faustino se pierde en el ruido proveniente de la calle: las risas de los niños que corren de un extremo al otro, mientras que los murmullos de las vecinas que hablan entre ellas en alguna entrada a una casa.

En eso, Faustino decide tomar el ultimo cigarrillo que yacía en la cajetilla, encaminados hacia el patio trasero en lo que prepara su celular para elegir una canción mientras fuma:

–Ya necesito vacaciones, ya me las deben –exclama para sí mismo, mientras que observa salir al humo en aros y al ritmo de la canción elegida–. No entiendo como esa gente allá afuera, puede vivir tan tranquila, tan despreocupada.

Faustino libera un poco mas del humo proveniente de sus pulmones, en lo que él mismo se pierde en la letra de la canción.

–Necesito terminar eso, es mi pase para un mejor sueldo –en sus palabras se escucha algo de melancolía tras desprender su mirada del cielo nocturno–. De una vez le cierro al portón de la cochera.

No sin antes apagar el casi extinto cigarro sobre el lavadero de loza, el joven se encamina por la diminuta cocina hasta la amplia sala-comedor para salir por la cochera y llegar al portón, llevándose la sorpresa de no ver a nadie en la calle, la cual luce absolutamente vacía y sin signos recientes de haber sido poblada.

Aun con esa sensación de intranquilidad, Faustino se imagina que el estrés es lo que lo atormenta, decidido ahora a regresar al refrigerador y servirse de una jarra agua saborizada, en un vaso cristalino, tornándose después de regreso a su habitación, sentándose de inmediato frente a su escritorio que apenas da al marco de la puerta.

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⏰ Last updated: Jun 19, 2019 ⏰

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MACHTIANIWhere stories live. Discover now