Al fin

1K 114 19
                                    

Camus habia regresado.

El pequeño parecía estar feliz. Al momento de mirar a Camus entrar por la puerta.

—Vaya si que me has extrañado —dijo relajado.

El pequeño se aferró tanto, Milo que estaba enfrente de él quedo un tanto sorprendido, puesto el bebé le había dado un manotazo al heleno.

—¿Eso se debe? —pregunto el galo al heleno.

—Ah —suspiro. —Se molesto, a menos eso creo que piensa. —hablo.

—¿Por que? —pregunto curioso.

—Le dije que tu ya no vendría, que no lo querías por no hacerle caso —hablo el heleno.

Camus quedo sorprendido, era maloso su jefe. El pequeño detonaba sus ojitos llorosos mientras se abrazaba a su "mami" sustituta.

—Supongo que eso fue malo de su parte señor —hablo.

—Lo se. Más él también empezo —prosiguió.

Camus terminó por dirigirse a la cocina, en donde preparó algo para él, miro a su jefe y decidió preparar algo para todos.

—¿Vas a cocinar? —pregunto.

—Si, quiero que usted pruebe uno de mis platillos —hablo el francés.

—Bueno no creo que eso pase, tenemos un chef profesional, no me gustaría que gastarás tus... —había sido interrumpido.

—Disculpe señor. Pero aquí en estos momentos yo haré la cena, perdone mi atrevimiento así que deje que la prepare —dijo sereno.

Milo termino mirando al muchacho, veía como iba de un lado a otro, aquella dedicación que le hizo sentir, miro aquella ojos, discretamente, era amatista. Eran hermosos necesitaba verlo de cerca, más aquello le sería imposible.

Después de unos minutos la cena fue servida.

Milo miro asombrado, se veía elegante.

Luc había recibido su biberón mientras comían en la mesa de la cocina, lo bueno en esos momentos que no estaban las mucamas o el cocinero. Cenaron relajados mientras conversaban a menos Milo intentaba conocer al muchacho.

—Fue así que vine a aquí —hablo.

—Vaya, a menos terminaste tus estudios, aunque me es extraño que hayas terminado tus estudios aqui y no en ti país natal —hablo.

—Lo se, pero quería otros aires. Siempre he sido muy inteligente y siempre veo la manera de encontrar métodos de aprendizaje y quise venir aqui —hablo relajado.

—Y terminastes como un recepcionista —dijo mientras posaba su quijada en si mano que se recargaba en la mesa con una sonrisa.

—Bueno, si, pero lo hice porque sabía que si empresa reconocería mi trabajo —hablo.

—Nunca he sabido de los nuevos empleados, prácticamente la mayoría son contratados por Aioria, él se encarga de eso —hablo calmado.

—Entiendo, entonces usted no ha visto mi currículum —dijo bajando su vista.

—No, pero descuida, posiblemente este en tu archivero, mañana pediré sus archivos —dijo sonriendo.

Camus alzo su vista, encontrándose con aquellos zafiros.

Quedaron así por unos minutos. Sus miradas se encontraban, era algo tan natural, la incomodidad había desaparecido, pero pronto el mayor había notado algo, prácticamente sonrió ante aquello.

Mi Jefe Y ¿Un Bebé?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora