¿Dudas?

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Con el pasar de las horas.

Milo había decidido ir a salir. Había enviado un mensaje, cosa que el francés recibió y contestó al instante. Realmente estaba contento puesto la respuesta habia sido buena.

"Esta bien, solo tenga cuidado y no beba mucho, lo estaremos esperando y espero que llegue sano y a salvo".

Aquello era realmente lindo de su parte.

Milo se sentía tranquilo, tenía un excelente niñero en casa. Puesto había sabido muchas cosas del francés, sabia que había estudiado en Grecia. Motivos muy raros, también de su alto intelecto a pesar de jo representarlo. Todo eso lo había hecho sus investigadores.

Sabia también, quienes eran sus familiares, también si tenía familia o pareja. Más aquello jamás salió, puesto los detectives que había contratado negaron la pareja del francés. Eso lo había relajado y no tenía la menor idea del porque.

Para las 12 a.m.,casi 1 a.m. Milo regresaba de aquello, era realmente emocionante, sus sentidos aún estaban encendidos y a pesar de a ver bebido alcohol estaba consiente de lo que pasaba. A menos eso creía.

Abrió la puerta, sabia que nadie podía replicar le nada. Más aquello se fue al caño, Camus se encontraba de pie, sobre dos escaleras más arriba, miro con suma frialdad al recién llegado.

—Que bonitas horas de llegas señor —hablo. —Debería de darle vergüenza —prosiguió.

—¡Vamos Camus! Me estaba divirtiendo —exclamó con una sonrisa.

—Guarde silencio, Luc duerme —dijo irritandose.

—¡Oh! ¡Shhhh! —bromeo. —Bueno no se enfade —dijo mientras subía hasta quedar a su lado. —Vamos a dormir, como buena pareja que somos —dijo sin pensar.

Aquello hizo que Camus abriera sus ojos a más no poder ¿qué era lo que había dicho? ¿Pareja? ¡Nunca! El olor de alcohol lo inundó enormemente. Este hombre había bebido, pero parecía no a ver tomado.

—Soy muy fuerte para la bebida, eso me enseño Kanon —dijo.

—Si, si, como diga —replicó.

Termino por ayudarlo, pero aquello se desvaneció, cuando una vez en la planta superior el heleno lo tomo de la cintura.

—Una mujer no suele ser una respuesta —susurro.

Aquello hizo molestar aún más galo, brindándole una fuerte bofetada. Pensaba golpearlo a puño cerrado, más no quería perder su empleo. Había perdido su paciencia, odiaba demasiado a los borrachos y Milo lo hacia a propósito.

—¡Auch! —replicó —¡¿Porque fue eso?! —pregunto mientras sobaba su mejilla.

—Usted debe de tenerme respeto, así como yo la tengo a usted, no porque sea mi jefe y tenga que vivir aquí por su hijo, quiere decir que me haga estas cosas. —hablo seriamente —Así que sea un hombre, sino sere capaz de muchas cosas y se que a usted no podrá gustarle y me portara poco si pierdo mi empleo en su empresa —amenazo.

Aquello hizo que el heleno abriera sus ojos, tomo la mano del francés y comenzó a disculparse.

—Perdona me, no quise hacerte daño, en serio. No quería... —interrumpido por el francés.

—Debería descansar, usted no está en sus sentidos —hablo.

Con aquello el francés caminó hasta su habitación, encerrándose. En cambio Milo se dirigió a la suya, en do de se tumbó y quedó dormido.

Mi Jefe Y ¿Un Bebé?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora