Pasaba por los pasillos de mi guardia mientras revisaba unas cuantas carpetas llenas de papeles importantes, la noche de ayer con Aquiles fue tranquila y divertida; pudimos hablar tranquilamente contándonos prácticamente la vida de estos últimos años. Desde que cada uno formamos nuestro grupo, evidentemente no volvimos a hablar. Pero en parte fue mi culpa.
Entre a mi despacho donde divisé a Carola dejando un muñeco de Nunel sobre la mesa; confuso me acerqué pidiéndole explicaciones.
—De nuevo es un regalo secreto, no porta ninguna nota señor —me dijo tranquila.
Dejé las carpetas para después tomarlo en brazos, se sentía muy suave y blandito. Quería abrazarlo pero con Carola presente me negaba a aquella acción, giré la cabeza a las rosas las cuales estaban un poco marchitas. Dejé el muñeco en el lugar para acto seguido tomar las rosas. Las estiré sobre delicadamente mi mesa, pues no quería que les ocurriese nada. Agarré el jarrón con un pequeño olor agradable gracias a las rosas; aunque debía cambiarle el agua.
—Puedes retirarte Carola —ordené, tomé dirección a mi baño.
—Sí, gran líder —la escuché.
Al llegar al baño retire el agua del jarrón tirándola por el lavabo. Después lo volví a llenar limpiándolo un poco, finalmente lo llené hasta una capacidad decente. Volví hasta mi mesa con tranquilidad, metí de nuevo las rosas viendo cómo algunos pétalos se caían. Decidí tomarlos, los metí dentro de mi bolsillo con intención de no perderlos, pues fueron un regalo.
Volví a tomar el Numel, al momento lo abracé enterrando mi rostro en él. Portaba un olor que me resultaba conocido, pero no sabría decir de quién era. Pasé el resto de la mañana con aquel peluche sobre mis piernas mientras trabajaba, en cierto modo me reconfortaba aquel olor y sobre todo, tacto. A mitad de mañana sentí como golpeaban mi cristal, acomodé mis gafas mirando al lugar. No sucedió nada más con lo que volví a tomar el trabajo que tenía pendiente.
De nuevo un golpe, esta vez sí que me levanté. Sin soltar el Numel me acerqué asomándome, para mi sorpresa era Aquiles quien al verme, me saludo con alegría. Abrí la ventana asomándome por ella, esta vez no hubo ninguna brisa que golpease mi rostro.
—Bonito muñeco —dijo sonriente.
—Que haces aquí Aquiles —musité moviendo al peluche hasta apartarlo de su vista.
—Vengo a visitarte estúpido —me respondió con una sonrisa relajada.
—Es de día, no puedes estar aquí, ven más tarde o no vengas y ya—dije apoyando mis manos en el marco.
—Ahhh, con que no te importa que venga, que pillín eres —musitó riendo, cruzándose de brazos acompañado de una gran sonrisa.
—Que tonto es —suspiré.
—En ese caso nos vemos a la noche —dijo, comenzó a alejarse.
Rodé mi vista, comencé a cerrar de nuevo la ventana mientras veía cómo se alejaba. Dudaba si alguna vez se comportó así de.. ¿Raro? Decidí ignorar aquello volviendo a tomar mi trabajo con el muñeco cerca mío. Durante el resto del día nuevamente no ingerí nada relacionado con la comida, sabía perfectamente que debía comer pero no tenía nada de apetito. Miré el reloj donde ya marcaban las nueve de la noche, Aquiles no había venido.
Decidí levantarme dirigiéndome a la ventana donde me asomé disimuladamente; desde el camino se acercaba él con una ropa cómoda, no con su uniforme. Portaba lo que parecía una camiseta holgada de color negro junto unos pantalones vaqueros. Llevaba deportivas. Lo que más captó mi atención fue las vendas puestas sobre sus manos, suponía que por la crianza que estaba realizando con aquellos peces.
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Eres como el veneno de letal (Hardenshipping)
FanfictionDespués de que Aura y su compañero salvasen Hoenn, Magno decidió salir de sus ideales durante una temporada.. ¿Pero sabes lo que realmente ocurrió? Descúbrelo aquí ;)