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Jungkook se sentía muy deprimido.

Había tenido un día de mierda; había olvidado llevar su mochila a la universidad, por lo que, obviamente, no había llevado libros ni dinero para comprar algo en la cafetería para comer. Luego, se peleó con su padre que lo único que hacía era repetirle una y otra vez las mismas palabras: "Jungkook, eres un idiota olvidadizo. ¡Ni siquiera puedes recordar que debes llevar la mochila a clases! ¿Qué mierda te pasa? No puedes seguir así, Jeon. Ya eres un adulto, debes aprender a mantenerte por ti mismo, y no te creo capaz de lograrlo si sigues con esas actitudes."

Aunque las palabras de su padre no eran del todo falsas. Porque sí, el chico tenía muy en claro que era sumamente distraído y que solía quedarse sumido en sus pensamientos olvidándose del mundo exterior, que olvidaba incluso sus responsabilidades, y lo odiaba. Él quería cambiar para mejor, y lo haría, ¿Pero cómo pondría todas sus fuerzas en ello cuando todos a su alrededor se dedicaban a decirle que era un bueno para nada y que de esa manera no llegaría a lograr nada en la vida? Eso sólo hacía que su estrés y su disgusto consigo mismo, y los demás, aumentase.

Pero no todo en la vida de Jungkook era malo.

El chico frente a él, de cabellos rubios desordenados, mejillas regordetas y unos labios gruesos y rosados, era lo que le daba fuerzas a Jungkook para olvidar todo lo malo y abstenerse de mandar todo a la mierda.

¿Jungkook? —llamó Jimin, al ver que el pelinegro ponía su atención en el, decidió continuar.— ¿Estás bien, bebé?- el tierno apodo que había usado su novio lo hizo sonreír.

No lo sé. Estoy un poco estresado, hoy no fue un buen día para mí.—Respondió a la vez que soltaba un suspiro cansado.

¿Por qué? ¿Quieres contarme qué ha pasado? —Agregó el rubio mientras se acercaba para acunar el rostro de Jungkook con sus pequeñas manos. Asintió, procediendo a contarle desde que había olvidado llevar la mochila a la universidad, hasta la pelea que había tenido con su padre, desahogándose. Jimin por su parte, mientras escuchaba de manera atenta el relato de su chico, había pasado a sentarse en el regazo de este y acariciar su cabeza con cariño, esperando así poder tranquilizar un poco más a Jungkook, quién sentía que en cualquier momento sería consumido por la ansiedad.

Oh, mi amor. No escuches a tu padre, ¿Sí? Está errado. El que seas distraído no significa que seas un fracaso, al contrario. Eres muy inteligente, Jungkook, además tienes muchísimos talentos los cuales puedes explotar. Tu personalidad es maravillosa, cada cosa en ti es dulce y no me puedes tener más enamorado de tu esencia. —dijo con una sonrisa totalmente sincera de oreja a oreja, mirando al pelinegro que se encontraba haciendo lo mismo con un ligero pero aún así notable rubor en sus mejillas. No pudo evitar acercarse a estas para dejar sonoros besos, haciendo soltar pequeñas risas a Jungkook.

Tu sonrisa es preciosa. Comenzó a hablar Jimin, totalmente embelesado por el chico que estaba frente a sus ojos.— La manera en que tus dientes, tan similares a los de un conejito, hacen presencia; casi pudiendo iluminar una habitación en estado de completa oscuridad.Se detuvo para dejar un pequeño beso en la comisura de sus labios. — Cuando tus ojos se hacen más pequeños, convirtiéndose en una pequeña línea con curvatura como la de la luna, creándose pequeñas arrugas en éstos.—Volvió a detenerse, de nuevo para dejar besos pero cambiando de locación; esta vez habían parado en sus párpados. — Es simplemente etéreo, Jungkook.

Durante todo eso, Jungkook no había podido parar de sonreír, causando que sus mejillas comenzaran a doler, mientras se preguntaba también qué era lo tan bueno que había hecho, quizás en alguna de sus anteriores vidas como para merecer a aquel chico que se encontraba en su regazo repartiendo besos en todo su rostro. Simplemente no lo entendía, pero no podía estar más agradecido de tener a tal ángel con él.

Jimin, bebé llamó el pelinegro en un susurro, a lo que Jimin lo miró a los ojos para darle a entender que lo escuchaba. Jungkook dejó un casto beso en sus labios antes de seguir — ¿Por qué yo? —Jimin frunció el seño, sin terminar de entender la pregunta que le estaba siendo formulada. Ladeó la cabeza, a lo que Jungkook continuó — ¿Por qué me escogiste a mí, habiendo tantas personas allá afuera mejores que yo en muchos aspectos? No soy ni de cerca la mejor opción para ti. Eres como un ángel, Jimin, y realmente no creo merecerte.

Jimin, antes de dar algún tipo de respuesta, posó su mano en una de las mejillas del pelinegro dando suaves caricias con su pulgar. Jungkook suspiró relajado ante el tacto, cuando Jimin por fin decidió hablar.

No digas idioteces, cariño. Eres lo más hermoso que tengo en mi vida, ¿Sabes? Te amo como nunca he llegado a amar a alguien. De hecho siento que la palabra "amor" se queda corta, todo lo que hay en mi pecho es demasiado como para siquiera ser expresado con simples palabras. De ser así, tampoco me alcanzaría la vida hasta conseguir demostrar lo más acercado a tantos sentimientos acumulados en mí cuando de ti se trata. Agradezco en demasía el que te hayas cruzado en mi camino, yo en el tuyo y que todo haya resultado de esta manera; no me arrepiento en lo absoluto de que seas tu el chico que me trae completamente loco, el que me hace soltar pequeños suspiros enamorados hasta por el más pequeño gesto. Te elegí, y te volvería a elegir una y otra vez sin ninguna duda, en tan solo un latido, te seguiré eligiendo.

Jungkook no había notado las lágrimas que caían desde sus ojos, terminando en su mandíbula, hasta que Jimin, aún en su regazo tomó su rostro con sus manos para secar sus mejillas empapadas por las lágrimas, para acto seguido repartir besos por toda su cara; empezando por su frente, pasando por sus párpados, su nariz, sus mejillas, su barbilla hasta llegar a sus labios donde no dudó en besarlo de manera profunda. Un beso cargado de todo el amor, cariño, gratitud y admiración que una persona podía sentir.

Al separarse, se miraron con un hermoso brillo en los ojos, dedicándose sonrisas de completa felicidad. Jungkook abrió ligeramente su boca, acercándose al oído del rubio para susurrar un dulce "Te adoro, Jimin. Gracias por existir y por quedarte a mi lado", a lo que el nombrado no pudo evitar tomar de nuevo el rostro de Jungkook para juntar sus labios en un suave y lento vaivén cargado de emociones. Mediante el beso se transmitían todo lo que sentían por el otro, algo de lo que las palabras no eran capaces. Continuaron con los besos un par de minutos, hasta que Jimin se separó para poder hablar.

¿Te sientes mejor, cielo? —preguntó mirando al pelinegro, vio que este asintió con la cabeza en respuesta antes de llevar su mano a la suave cabellera del rubio y repartir suaves caricias en ella.

Mucho mejor, bebé. Gracias por estar ahí para mí siempre que lo necesito. No sé qué sería de mi sin ti, pequeño. —Dijo con una sonrisa adornando su rostro, contagiando al otro chico.

Y lo estaré siempre, Jungkookie. No lo dudes. respondió, dejando luego escapar un bostezo debido a que la verdad, ya era tarde y se encontraba bastante cansado. Jungkook se dió cuenta de ello a lo que aludió que se sentía igual, por lo que finalmente, se recostaron en la cama, acurrucándose en los brazos del otro, diciéndose un par de cursilerías más, hasta que cayeron completamente dormidos con un agradable sentimiento en sus pechos.

𝙨𝙬𝙚𝙚𝙩 𝙬𝙤𝙧𝙙𝙨 ♥︎ kookminWhere stories live. Discover now