3) UN BESO PARA RECORDAR

17 2 0
                                    

No sabía qué ponerme, así que recurrí a la ayuda de Antonio.
Llamé a su celular y esperaba con ansias a que contestara.
-¿Diga?
-Hola, Antonio, te habla Darwin.
-¿Darwin? ¿Qué pasó, hermano?
-Necesito un consejo tuyo.
-Claro, sólo dime qué sucede.
-Voy a conocer a...una chica el viernes, y es la primera vez que nos hablaremos. Creo que es tímida y no sé si logre convencerla de cómo soy en realidad.
-Darwin, ¿quieres follar con ella?
-¡No! Yo nunca hago eso en la primera cita.
-¿Quieres que sienta interés por ti?
-Sí.
-Pues, acércate por el lado que se dé. Por ejemplo: si es tímida y le gustan los detalles tiernos, dale uno y explícale que pensabas en ella mientras lo traías. Si, por el contrario, ella quiere robarte un beso, insinúa que no te atreverías a actuar sin su consentimiento.
-Eso lo hablamos esa noche. Y ella cree que soy alguien interesante.
-Pues, adelante. Demuéstrale que sí lo eres. Tú eres un hombre con lindos sentimientos y tratas a las mujeres con mucho respeto. Como tú ya no hay muchos.
-Gracias, Antonio. Sabía que podía confiar en ti.
-No tienes que agradecérmelo. Sólo vístete de acuerdo a la impresión que quieras causar.
-Está bien. Te llamo después de la cita.
-Buena suerte, amigo.
Colgó la llamada.
Tomé una ducha, me vestí y salí directo al sitio acordado.
Harold se aproxima a pasos dudosos. Se detuvo para verme y me pregunta:
-¿Tú eres Darwin?
-Sí. Tú debes ser Harold.
-Sí, lo soy. ¿Cuánto llevas esperando?
-Menos de 10 minutos.
-Bien. Vamos allá.

El camino a la playa duró 15 minutos. Una vez allí, Harold me preguntó:
-¿Te gustan los niños?
-No lo sé. Me he fijado más en las niñas.
-¿Cuál es tu intención ahora?
-Por ahora hablaremos. No seré imprudente.
-De acuerdo. Creo que eres un muchacho guapo con un atractivo de por medio. Quizá las chicas te consideren un galán de telenovela, pero eso es exagerar.
-Gracias por ser sincero, Harold.
-De nada. Ahora, ¿te gustó el juego?
-Sí. Estuvo fabuloso.
-Eres el segundo que piensa eso. El primero es mi primo Leiver.
-¿Eso es bueno?
-Oh, sí, lo es. Me demuestra que sabes divertirte.
-Harold, ¿has tenido pareja antes?
-Sí, pero no funcionó. Digamos que cuando te aburres del mismo discurso, ya no es maravilloso.
-Es una pena escuchar eso.
-Sí, lo es. Por cierto: ¿quién es el muchachote que pasa contigo en todo momento?
-Es mi mejor amigo. Se llama Antonio.
-¿Él es tu único cercano?
-Sí. El colegio es un lugar donde no se puede hacer algo sin que cause problemas.
-Eres un chico popular. ¿Qué problemas tienes tú?
-Nora y Asa.
-¿Y ellos quiénes son?
-Nora es mi ex-novia y Asa el que se enredó con ella.
-Lo siento mucho.
-Estaré bien.
-Lo que hizo ella no fue correcto.
-¿Cómo te enteraste de lo que sucedió?
-Yo estuve en la fiesta de Charlotte. Ella es la novia de mi primo Joe.
-¿Eres primo de Joe Robles?
-Sí. Nadie lo sospecha porque somos opuestos en todo sentido.
-¿Cómo te llevas con él?
-Somos familiares que no necesitan ser cercanos para saber que existen.
-Entiendo. Lo mismo me pasa con Cristina.
-¿Ella es tu hermana?
-Sí. Apenas nos dirigimos la palabra.
-Cambiando un poco de tema: ¿te parece bien si vamos por un helado?
-Claro, si eso deseas tú.
-Deseo muchas cosas, pero me conformaré con el helado.
-Bueno, vamos.
Caminamos hacia la heladería. Harold pide uno de chocolate con nueces y yo uno de vainilla con chispas de chocolate.
-Veo que pides uno sencillo aunque delicioso.
-Sí, es que soy alérgico a las nueces. Si las como, me hincho como muñeco de helio.
-Eres muy divertido, Darwin.
-Lo sé, aunque es verdad.
-Te creo. Vamos a sentarnos en la arena.
Nos sentamos juntos en la arena, mirando al horizonte. Limpié una mancha de helado de su mejilla. Me miró fijamente. Miré sus labios, y cuando apenas entré en razón, me vi besando su boca. Estuvimos unos segundos así. Luego me aparté y dije:
-Esto no está bien, Harold.
-No digas eso. Me gustó mucho.
-Yo sólo lo hice por impulso.
-Darwin, tú me gustas.
-Ya me di cuenta, pero trataba de establecer una amistad.
-Sí, lo sé.
Nuevamente sentí que debía besarle. Pasamos segundos así. Me abrazó sin duda alguna.

TE AMARÉ POR SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora