Me levanté con la respiración agitada y la ropa empapada de sudor, había tenido una pesadilla, nada nuevo.Hace semanas que mis sueños habían pasado de ser lindos y felices a estar inundados de oscuras situaciones, logrando despertar mis más profundos temores. Cada noche era diferente. Una vez me vi atrapada en el océano sin que mis intentos por nadar hacia la superficie dieran frutos, hundiéndome poco a poco hacia la desconocida profundidad, en otra ocasión me encontraba rodeada de personas en un bosque, charlaba con ellos hasta que sus rostros se empezaron a desfigurar y sus ojos salieron de sus cuencas, de sus bocas salían gritos desgarradores, como si su alma estuviese siendo perforada.
Cada noche era diferente, lo único excepto por esa esa voz que se colaba en las pesadillas sin previo aviso y me guiaba hasta para poder salir de la tortuosa situación, convirtiendo al dueño de esa voz en mi salvador, el cual cuando estaba a punto de despertar se despedía diciendo: "es tu turno".
Había tratado de buscarle una explicación pero siempre llegaba a lo mismo: "es producto de tu imaginación", así que dejaba de darle vueltas al asunto.
Miré la hora en mi celular y suspire en resignación al ver que apenas eran las 5:00 am, una vez despierta no podía volver a dormir así que decidí levantarme y comenzar a alistarme para el instituto.
Tomé más tiempo del habitual bañándome, dejando mis pensamientos divagar. Me vestí y bajé a la cocina donde mi madre preparaba el desayuno.
—Buenos días, querida —me besó la frente mientras ponía un plato de panqueques frente a mí.
—Buenos días —le sonreí y comencé a comer mientras mi hermano bajaba las gradas.
—Buenas días —besó la mejilla de mi madre.
—También estoy acá —fruncí el ceño.
—Calma rata, buenos días — despeino mi cabello.
Le saqué la lengua para luego reírme y seguir con el desayuno al cual se nos unió papá, supe sin ver que la venia bajando las gradas pues su perfume inundaba deliciosamente toda la casa. Besó a mamá tiernamente en los labios, y mi hermano y a mí nos dio un beso en la coronilla.
La sensación de calidez y protección que experimentaba en ese momento eliminaba por completo la sensación desagradable de momentos atrás. Muchas veces deseaba poder detener el tiempo y extender aún más cada instante que pasaba con mi familia, amaba pasar tiempo con ellos. El desayuno transcurrió entre bromas malas de parte de mi hermano y mi papá, mientras que mamá tapaba su rostro en vergüenza ajena cuando los escuchaba y yo me reía. A veces deseaba que momentos así duraran para siempre.

Entré al instituto y caminé hacia mi casillero, mientras sacaba mis cosas pude ver como Sam se acercaba junto con Kyle.
— ¡LYNN! —Gritó Sam, como lo hacía cada mañana.
—No grites, guarda la compostura al menos un día, mujer.
—Lo siento, por un momento olvide que día es hoy.
— ¿De qué me perdí? ¿Qué día es hoy? —pregunté confundida.
— ¿No lo recuerdas Lynn? Es el aniversario de la muerte de Nathan —me dijo Kyle mientras su tono de voz descendía al llegar a la última frase.
Un nudo se formó en mi garganta al escuchar la respuesta, ese mismo día se cumplía el aniversario de muerte de nuestro compañero Nathan. Pensar en él siempre causaba tristeza en mi.
Nathan desapareció por una semana y luego encontraron su cuerpo a las orillas del río que conectaba ambas ciudades. Las noticias habían informado que cuando lo encontraron su cadáver, este presentaba signos de tortura, las imágenes que mostraron fueron explícitas y muy aterradoras.
La policía comenzó la investigación debida para el caso pero luego de un tiempo sin ningún fruto decidieron ponerlo en archivado, dejando a una familia y a muchas otras personas claramente molestas e indignadas.
—Lynn, ¿estás ahí? —Sam chasqueó sus dedos frente a mí sacándome del trance en el que me encontraba.
—Si —hice un mueca —, solo pensaba en Nathan.
—Es una pena que después de tanto tiempo aún no tenga la justicia que merece.
—La policía es una bola de inútiles — se encogió de hombros Kyle.
Caminamos hasta el salón y así el resto de la mañana transcurrió tranquila, hasta que llegó la hora en la que sería la reunión de conmemoración de Nathan en el gimnasio.
Estando allí la reunión dio inicio, el director dijo algunas palabras, así como varios maestros. Mientras ellos hablaban comencé a distraerme y miré por la ventana.
"Seguro lloverá" pensé viendo como el cielo se opacaba cada vez más. Recorrí todo el patio con la mirada hasta que lo vi y sentí como se cortaba mi respiración.
De pie junto a un árbol estaba un chico, un chico cuya mirada no podía confundir con nadie más. Era Nathan y me miraba fijamente. Parpadee varias veces pensando que mi visión fallaba, pero él seguía ahí, vistiendo su habitual chaqueta de cuero, pareciendo no tener intenciones de irse.
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Es tu turno
Mystère / Thriller"Con cada paso que daba mis pies se comenzaban a sentir más pesados. Una gota de sudor rodaba por mí frente a causa del esfuerzo. El olor putrefacto e inmundo se colaba por mis fosas nasales y el aire era tan espeso que la visión que podía obtener d...