La princesa de la luna: Kaguya

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Un cuento folclórico japonés relata que hace mucho tiempo vivía un anciano cuyo sustento dependía de la cantidad de bambú que cortaba en el bosque día tras día. En una ocasión, encontró un extraño brote que resplandecía milagrosamente y, para su sorpresa, lo que encontró fue una bellísima niña. Asombrado, se la llevó de vuelta a casa y se la mostró a su mujer, con la que no había podido tener hijos. Felices de su suerte, decidieron criarla con ellos para que acompañara sus grises días de soledad y la llamaron Kaguya (significa "luz brillante") en referencia a su belleza. Desde aquel día, cada vez que el cortador de bambú encontraba numerosas monedas de oro, lo que le convirtió pronto en un hombre muy rico.

La pequeña creció extrañamente rápido hasta convertirse en una joven de extraordinaria hermosura que inflamaba los corazones de todos aquellos que la miraban

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La pequeña creció extrañamente rápido hasta convertirse en una joven de extraordinaria hermosura que inflamaba los corazones de todos aquellos que la miraban. Pronto, su fama se extendió por todos los rincones del reino y numerosos aspirantes a su amor acudieron a su hogar para suplicar su mano, pero ella rechazaba a todos una y otra vez. La belleza de la joven había llegado a oídos del mismísimo Emperador, quien la invitó a la corte para conocerla. Ella rechazó sus deseos en cuanto lo escuchó alegando que moriría si pisaba el palacio, lo que motivó que él mismo se presentara en su casa con su séquito. Sólo por un instante llegó a ver su rostro resplandeciente, pero fue suficiente para que se enamorara perdidamente de ella. Kaguya, sin embargo, le rechazó con una cierta tristeza. Pasó el tiempo y, en pleno verano, la bella dama comenzó a mostrarse melancólica mientras contemplaba la luna. Cuando sus padres le preguntaron el motivo de su tristeza, ella sólo pudo contestar que quería quedarse con ellos, pero que pronto vendrían a buscarla para regresar al lugar del que provenía: la luna. El Emperador se enteró de esta noticia y como seguía profundamente enamorado de ella, envió soldados a la casa del anciano con la intención de combatir a las tropas celestiales que se atrevieran a acercarse a Kaguya.

Sin embargo, las fuerzas imperiales poco pudieron hacer, pues en cuanto la luna estuvo muy alta, un grupo de místicos seres lunares se presentaron frente a la casa de Kaguya en una vaporosa nube y sus luminosos rayos paralizaron los cuerpos de los...

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Sin embargo, las fuerzas imperiales poco pudieron hacer, pues en cuanto la luna estuvo muy alta, un grupo de místicos seres lunares se presentaron frente a la casa de Kaguya en una vaporosa nube y sus luminosos rayos paralizaron los cuerpos de los guerreros del emperador y detuvieron sus flechas. Profundamente entristecida, la joven se vio obligada a beber un trago del elixir de la vida eterna y ceñirse un manto de plumas que le haría olvidar todo recuerdo de su vida en la Tierra. Sin embargo, antes de que esto sucediera, se despidió de sus seres queridos y le envió al emperador una astilla impregnada de elixir y una carta en la que le explicaba el motivo de su rechazo y su condición de ser lunar. Asimismo, le entregó a sus padres su kimono de seda como recuerdo, mientras ellos la veían irse para siempre con infinita tristeza en sus ojos. Pasó el tiempo pero el Emperador no conseguía olvidarla, por lo que ordenó quemar la astilla impregnada junto con su dolorosa respuesta a la carta de despedida de Kaguya en la cima del monte más alto del reino para que el humo y su mensaje llegaran hasta su amada.

 Desde entonces, a dicho monte se le conoce como Fuji ("que nunca muere") y se dice que el humo de aquella hoguera aún puede verse en su cumbre hasta ascender a los cielos con la esperanza de que las palabras de amor del Emperador alcancen a la be...

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Desde entonces, a dicho monte se le conoce como Fuji ("que nunca muere") y se dice que el humo de aquella hoguera aún puede verse en su cumbre hasta ascender a los cielos con la esperanza de que las palabras de amor del Emperador alcancen a la bella princesa de la luna.

 Desde entonces, a dicho monte se le conoce como Fuji ("que nunca muere") y se dice que el humo de aquella hoguera aún puede verse en su cumbre hasta ascender a los cielos con la esperanza de que las palabras de amor del Emperador alcancen a la be...

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El cuento de la  princesa de la luna: KaguyaWhere stories live. Discover now