Inés no pegó ojo en toda la noche. Se retorcía entre las sábanas y miraba el reloj-despertador, generándole más ansiedad al ver que pasaban las horas y no podía quedarse dormida. A eso de las 5:00 ya lo único que quería era que llegara el momento de levantarse.
Había llegado: primer día en el Congreso. Salió de casa y cogió un taxi, le temblaba la mano al sacar el dinero de la cartera. Lo que tendría que hacer en el Congreso no iba a ser radicalmente distinto a lo que ella ya había hecho y lo sabía hacer muy bien, pero lo que le ponía nerviosa era saber que todo el mundo estaría mirándola con lupa, juzgando cada palabra y cada gesto de inseguridad.
Al llegar la gente estaba repartida en grupos, hablando distendidamente, como cuando te reencuentras con tus compañeros después de las vacaciones. Enseguida reconoció a lo lejos a sus compañeros de partido y agradeció que ya estuvieran allí para sentirse arropada.
Fue atravesando a la gente entre los pasillos que dejaban entre ellos los distintos grupos. Al pasar cerca de los podemitas pensó "estos parece que están en el bar de su barrio" y al dirigir una mirada de reprobación al grupo se cruzó con los ojos de Irene Montero, que la seguían con la mirada. Lo que no se esperaba era que, Montero esbozara media sonrisa, casi burlona. "¿Y a esta que le pasa? ¿Acabo de llegar y ya se está mofando de mí?" Inés retiró la mirada y siguió hacia sus compañeros. Todos le dieron ánimos. Albert la miraba con una seguridad, como siempre lo hacía, porque siempre estaba convencido de que cualquier intervención de Arrimadas sería perfecta. Pero eso no siempre tranquiliza.
Llegó el turno de su intervención, le temblaban las piernas y por dentro llevaba una procesión de Semana Santa entera, pero sabía que no se le notaba. Expuso sus propuestas con firmeza, pero siempre con ese brillo en los ojos que convertía la firmeza en una percepción de pasión por lo que defendía. Irene la miraba cada gesto, y tras varios minutos se dio cuenta de que no había escuchado nada. Inés acabó su turno y hubo una ovación por parte de su partido. Irene aplaudió tímidamente, pero frenó en seco al ver que nadie de su partido lo estaba haciendo, y que tenía la mirada de Pablo a su lado mirándola como preguntándole qué coño hacía.
Ahora era el turno de Irene. Salió al estrado y no se anduvo con medias tintas. Tras hacer una muy breve introducción a lo que iban a ser sus objetivos, se lanzó a la yugular "Se trata de ser congruentes. Y aquí nuestros compañeros y compañeras de Ciudadanos, que van de formación liberal, publicando su apoyo al colectivo LGTB en Instagram, verdad que sí señora Arrimadas?, mientras hace pocos días no tenían ningún reparo en unir sus votos a un partido ultraderechista, sin descartar la posibilidad de pactar con ellos". La mirada de Irene estuvo clavada de manera incisiva en Inés durante toda esta última parte, dejándola bloqueada. "¿Pero qué estaba pasando? ¿Esta borde de qué va?". Albert miró atónito a Inés, sabiendo que se iba a liar... Irene, firme y seria, recogió sus folios y se dirigió a su asiento, y otra vez volvió a hacerlo, antes de sentarse dirigió su mirada a Inés, que seguía con la misma expresión de incredulidad en su cara, y le regaló esa media sonrisa burlona. Y ahora sí que la cara de Inés cambio de incredulidad a ira. Irene, sin embargo, reía por dentro.
Acabada la sesión de hoy en el congreso todos se fueron despidiendo e Inés se dirigió a la parada de taxi. Habían quedado todos los de Ciudadanos en dos horas para comer, le daba tiempo a pasarse por casa. Caminaba con la mente en otro sitio. En realidad desde hace ya una hora que solo pensaba en lo mismo, Irene había conseguido enervarla, y en su primer día.
- No puede ser. – dijo Inés para sus adentros al ver a Irene a lo lejos. – La perroflaútica ésta no tiene otro sitio para fumar que la parada de taxi...
Pensó en darse la vuelta pero al instante se negó a hacerlo. No iba a cambiar de camino como si Irene la intimidara.
- Hombre Arrimadas! No me estará usted siguiendo?
- Lo último que tenía pensado hacer es seguirte a ti a algún sitio- contestó seca Inés.
- No estará usted enfadada? Mire que me habían dicho que era usted cañera y ya se me va a enfadar así a la primera. Con todo lo que nos queda...
Inés por dentro estaba hecha un lío, tampoco había sido para tanto la verdad, pero había algo en cómo Irene se dirigía a ella que le ponía la tensión por las nubes, y esa pérdida de control sobre sí misma le sacaba de quicio. Ella misma se fue dando cuenta de que estaba exagerando un poco y empezó a calmarse. Miró a Irene, y decidió que no iba a dejarse bacilar tan fácilmente a partir de ahora.
- Oye Irene, además, hablando de quién sigue a quién, no serás tú la que está un poco obsesionadita conmigo y con mi Instagram? Si eres tan fan de mis historias avísame que te dedico una con alguna canción podemita de esas que escucharás tú.- Inés se sintió orgullosa de su ocurrencia y achinó los ojos, hasta que Irene empezó a acercarse a Inés y posando su mano sobre el brazo de Inés, risueña dijo:
- A mi es que me gustan más las piedras ahora. Si me dedicas una foto de eso mejor. – Irene se empezó a reír sola y se dio cuenta de que Inés la miraba sin entender nada.
Inés no sabía si la frase no tenía ningún sentido, o era ella, que nada más sentir el contacto de Irene en su brazo le había recorrido un escalofrío la espalda y no había podido entender lo que decía.
- Hace un rato que tienes ahí un taxi, Inés, yo sé que tienes ganas de quedarte a mirarme fumar, pero me tengo que marchar, tengo cosas podemitas que hacer.
- Solo vigilaba que no te diese por quemar ningún contenedor.- Ahora reía Inés.
Irene sonrió, y se fue alejando, muriéndose por mirar hacia atrás pero no lo hizo. Acababa de descubrir su deporte favorito: picar a Inés Arrimadas.
Pero no era solo eso, no era todo un juego. Desde que leyó, al principio entre risas, algunos cometarios en twitter sobre Inés y ella, se había obsesionado un poco. Empezó leyendo comentarios en twitter, gifs con diálogos ficticios entre ellas, imágenes sacadas de contexto del debate en Salvados,... se partía de risa. A veces hasta se contenía de no dar algún "me gusta". Hasta que llegó a los fics. Eso lo postpuso durante muchos días, pero pensó que también le harían gracia y se animó a hacerlo. Error. Lo que empezó siendo gracioso, poco a poco se fue fundiendo con la realidad y con su percepción sobre Arrimadas. Una tarde incluso acabó viendo su programa con Bertín, cosa que nunca hubiese hecho en circunstancias normales. La observaba reir, incluso reía con ella en alguna ocasión. Dejó de ver a una contrincante política, con ideas que le repugnaban y empezaba a ver una parte de Arrimadas que no se había parado a mirar nunca.
Se dio cuenta de que no había marcha atrás con esos nuevos sentimientos cuando se alegró al saber que Inés Arrimadas dejaba el Parlament para pasar al Congreso. Parte de ella luchaba por apartar de sí misma esas ganas de provocar y contemplar en primera persona la sonrisa con ojos achinados más bonita que antes no había sido capaz de ver.
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RECREANDO UNA FICCIÓN
FanfictionY es que, hay veces, que la realidad supera a la ficción