Te Escribo...

Manuel

   Yo no nací en cuna de oro, con mi familia hice de todo para salir de la pobreza y al morir mi madre a mis 9 años debía hacer algo para seguir adelante. Desde los 11 años viajaba 1 hora a mi colegio y luego de este trabajaba como mesero en un restaurante a 2 horas de el, aproximadamente llegaba a las 1 de la mañana a mi casa para el día siguiente despertarme a las 5 a.m y volver a la rutina.

Fue duro, pero con mi esfuerzo, el de mi hermana menor y mi padre pudimos comprar una casa en un lugar privilegiado de mi ciudad y logré conseguir un titulo profesional de pedagogía en lengua. A mis 22 años me fui de mi hogar con un trabajo estable en el mismo colegio pobre del que salí, se convirtió en mi hogar. Mi departamento era ideal, tenía una novia que conocí en la universidad, la amé con locura y ese fue el problema.

Cuando cumplí 25 me enteré que mi novia me engañaba en mi propia casa, no, en su casa. Cometí la estupidez de que todo lo que compré con esfuerzo lo hice a su nombre. Caí en depresión y falté 2 semanas al trabajo, naturalmente me despidieron, fui a la casa de mi padre para quedarme un tiempo, pero cesante y sin ganas de buscar trabajo a los 2 meses mi padre y mi  hermana me dieron la espalda y me echaron a la calle.

Fueron 2 putos años en el que estuve solo contra el mundo, viví como vagabundo mendigando como podía dinero para comer cada día, aprendí a desconfiar y muchas veces me ganó el odio. Pero un día la vida me sonrió un poco, conseguí otro trabajo de repartidor por tener licencia para conducir motocicletas, poco a poco logré alquilar una casa en un barrio pobre ¿Irónico no?. Volver a mis raíces, trabajo 12 horas diarias para subsistir y no hablo con nadie más de lo necesario, aún así unos vecinos lograron convencerme de asistir a una fiesta esta noche para "integrarme"...