Nicoletta Gigabaldi

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Ella podría llevar a todos los hombres y mujeres por él suelo con su impresionante figura, de piernas largas contorneadas, cintura estrecha con unos senos firmes y turgentes a sus cortos 19 años su mirada desataba tormentas y su poder guerras, siendo la única descendiente mujer siempre se había planeado y pensado por ella, mucho mas en él sentido de los hombres, pero a pesar de que lo habían intentado con la muerte de su madre su fe en los hombres se había reducido a solo tres que eran su padre Harold y hermanos Giovani y Alejandro.

A pesar de la sensualidad y delicadeza que aparentaba, sus aficiones eran lo contrario, motocicletas, carros, paracaídas, y un sin fin de pasatiempos de riesgo, aunque mucho menos que su trabajo con su familia en él que imperaba su destreza en las armas y la agilidad que poseía al defenderse

-Nicoletta ya es hora muevete!- él grito de quien suponía era uno de los escoltas de mi padre me había sacado de mi ensoñación, llevaba mas de media hora mirando él reflejo del espejo no por amor propio pero si por recuerdos, tenia una que otra cicatriz en la porción de piel que quedaba a la vista entre mi polera negra de tirantes hasta la cintura y mi pantalón militar de tiro corto.

Aparte los recuerdos y abroche firmemente las bototos de cuero negro, antes de tomar dos de mis armas, ambas glock, pero de calibre diferente, deje mi preferida de calibre 40 en la parte de atrás de la cinturilla de mi pantalón y la otra la meti en él lateral de mi calzado, para tomar mi cazadora negra con un pasamontañas y bajar rápidamente donde me esperaban
- ya estoy lista, vamos-  dije sin siquiera saludar pasando directo a donde las camionetas blindadas y polarizadas nos esperaban, este no seria un golpe si no mas bien una reunión entre los jefes de dos mafias por lo que hiban mas de 5 camionetas, en las que nos repartíamos los escoltas y mi padre que se rodeaba exclusivamente de sus sombras por lo que no era opción que yo me acercase como la niña mimada que todos pensaban que era, estaba todo listo cuando las puertas de la camioneta en que me encontrabade abrieron dejando ver a un Giovani vestido completamente de negro, con un estilo motero
- son él primer grupo en salir, no quiero que vean sus rostros, por lo que llevaran pasamontañas en todo momento- dijo para hacer una seña con sus dedos que decía que me acercará - cuidado, no olvides tu seguridad - dijo antes de besar mi frente con cariño - bien no quiero ver ningún rostro- grito logrando que todos nos pusiecemos él pasamontañas.

Las camionetas estaban a rebasar de trabajadores como se les llamaba, pero por suerte era uno de los viajes cortos por lo que solo serian unos 50  minutos soportando él apelotonamiento en un espacio tan reducido.

Princesa de una mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora