Il Mundo D'Oro... - JJBA Vento Áureo. [Giorno & DIO]

[4]¡Muere!

(Omnisc.)

Han pasado varios días desde que al grupo de Bucciarati le encargaron proteger a Trish Una, la hija del misterioso jefe de Passione, sin embargo, cuando tuvieron que entregar a la joven a su padre, Bucciarati descubrió que las verdaderas intenciones del jefe eran matar a la joven para evitar que cualquiera pudiera conocer su identidad.

Debido a esto, Bucciarati se ha rebelado contra la organización, y ahora su grupo y él son traidores, todos excepto Fugo, quien se retiró al saber que sería peligroso...

Por otro lado, Jotaro ha aterrizado en Venecia, donde Giorno y el resto se encuentran ahora. Ahora mismo está en busca de alguna pista que seguir para localizar al chico.

Mientras unos intentan huir de Venecia y otro investiga, los esbirros de DIO continúan persiguiendo a Giorno. Pronto, su amo podrá encontrase con él.

...

————(Afueras de Venecia)

Jotaro Kujo aterrizó sin ningún percance en Venecia. Llegó en un vuelo directo desde Tokyo. Nunca antes había estado en Italia, y ni siquiera conocía el idioma. Iba totalmente a ciegas, cegado posiblemente por la venganza y rencor que guardaba y guarda hacia DIO.

Caminaba por el aeropuerto buscando la salida, con la foto de Giorno, aún con el pelo castaño, en una mano y con un mapa de la ciudad en la otra. A su vez, iba repasando mentalmente la descripción que Koichi le dio sobre el chico mientras miraba a toda la gente que se encontraba en su camino.
Cualquiera que le viera en ese estado, pensaría que se trataba de un asesino en busca de su próxima víctima, pues su cara, como siempre, amenazante, recorría cada rincón.
Asimismo, llevaba un ritmo acelerado al caminar, cosa que hacía que pareciera más y más sospechoso, pues su altura y zancadas no son las más normales.

En un despiste mientras caminaba, chocó con un transeúnte en su misma situación. Jotaro profirió un "Lo siento" en su idioma, pero el otro ni siquiera volteó para mirarlo a la cara. Jotaro quedó sorprendido, ya que, aquella persona parecía estar poseída, iba andando de manera totalmente recta, sin torcer su camino, llevándose por delante a cualquiera que lo entorpeciera. El Joestar hizo amago de dirigirse a otro lugar, pero, tuvo el presentimiento de que ese encuentro no había sido casual, así que decidió seguirlo.

Jotaro tuvo que acelerar el paso aún más para alcanzar al susodicho, pues parecía ir más rápido con cada paso. En un santiamén, ambos recorrieron prácticamente todo el aeropuerto, hasta que salieron al exterior, a las pistas de aterrizaje. El alto se preguntaba hacia donde iba el sujeto al que seguía, pero se sorprendió al ver que en las pistas del aeropuerto solo había un avión aparcado.

Parecía una avioneta, más bien. Una de esas avionetas privadas. Había un grupo de gente con ropa llamativa alrededor. Parecían estar hablando en grupo. Kujo entrecerró los ojos para distinguir mejor a aquellas personas, podía observar que eran cinco hombres y una chica de pelo rosado. Tres de ellos permanecían afuera cuando los demás embarcaron. La persona a la que seguía, perecía dirigirse hacia allí, así que decidió esconderse a un lado de la pista para no llamar la atención del grupo.
Desde allí, pudo ver como uno de ellos empuñaba una pistola, mientras parecía gritar al hombre "poseído", parecía advertirle de algo, Jotaro supuso que le advirtió que si se acercaba le dispararía. Y así fue, el chico de la pistola disparó al hombre en la pierna. El pistolero pareció detenerse pero, el herido manifestó un stand...

Jotaro, que seguía escondido, soltó un "¿¡Qué!?" en voz alta, aquello le había pillado desprevenido, ¿Quién disparaba a un civil sin más en medio de un aeropuerto? ¿Y, todo el tiempo, la persona a la que seguía era un usuario de stand? Estaba claro que algo no iba bien. Además, no solo le sorprendió el hecho de que la persona a la que seguía tuviera un stand, si no, el pistolero y uno de los chicos que estaba con él también parecía poseerlo. Cuando los tres que estaban presentes se dieron cuenta del stand, el pistolero disparó de forma certera seis balas, matando al primero en mostrarlo.