Infancia

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- ¡¿Iré al jardín?! Mamá no quiero ir, ahí es muy aburrido. Exclamó Jacob.
- Hijo debes ir, recuerda que si lo haces bien tendrás un premio cuando vuelvas.
Jacob algo molesto hace un gesto de desinterés.
- Mamá ¿Por qué las vacaciones duran tan poco?
- Porque los niños preguntan - se ríe.
Este ya era el último año de jardín al que Jacob asistiría. No estaba contento porque le gustaba el verano y pasar tiempo con sus amigos.

Ya con sus útiles escolares y su uniforme Jacob va al jardín, él igual no se siente tan mal ya que en el mismo jardín volvería a ver a sus amigos y a su tía favorita, la tía Alicia. Al entrar notó que estaban colocando un nuevo columpio y este se veía muy divertido, por sus colores y demás.
- ¡Hola "Jacobo"!- Dijo un cansado Damián, amigo muy cercano al Jacob.
- ¡Hola! ¿Vamos a jugar?
- No tan rápido chiquillos ¿No van a saludar a su tía primero?
- ¡Tía Alicia!- exclamaron los niños al ver a la docente.
- ¡Mis traviesos favoritos! ¿Cómo han estado?,¿Qué tal su verano?
- Tía estuvo muy divertido, pero hubiese querido que fuera más largo.- dijo Jacob.
- ¿Cómo que más largo? el verano fue muy largo, no saben cuánto los extrañé.- Respondió Alicia.- Bueno ya basta de hablar, vamos a clases que ya es hora.- dijo Alicia en un tono algo cantado.
- Pero yo quería jugar.- dijo Jacob algo triste.

Al entrar al aula de clases Jacob ve a sus pocos pero fieles amigos. Estaba Damián, amigo desde la infancia; Velvet, que igualmente era una amiga de la infancia pero la conoció en el jardín. Había algo nuevo una niña que él no conocía.

- ¡Chicos presten atención!- exclamó Alicia, la tía del jardín, en un tono amigable y cantado, sujetando a la niña con sus manos en sus hombros procedió a presentar a la nueva compañera.- Esta bella niñita de aquí se llama Almendra, viene de Ferid y se quedará aquí por un tiempo, ella busca nuevos amigos, Damián ven a saludarla... Mejor, todos vengan a presentarse y dense el tiempo de conocerla.
- Hola soy Jacob.- dijo titubeante.
- Hola Jacob soy Almendra, pero si quieres puedes llamarme Alma.
Jacob sintió un pequeño escalofrío en su cuerpo, y esto provocó algo de temor en ella, nunca había sentido esa sensación y la asimiló como una mala señal.
Transcurrió el día y en la hora de recreo Jacob y Damián jugaban con los autos del jardín, vieron que Almendra se acercó a ellos.
- ¿Puedo jugar?- dijo Almendra algo tímida.
- Claro, ven te doy mi mejor auto.- dijo Damián amigablemente.
Jacob sólo miraba.

Mientras jugaban ellos, Jacob se apartó ya que sentía que no era necesario. Se fue donde había más juguetes para sacar un autito cuando de repente una niña lo saludó.

- Hola soy Melira.- dijo aquella niña con los ojos coloridos.
Jacob sólo hizo un gesto de extrañeza y apartó la mirada. Nunca había visto algo parecido, una niña con ojos azules. Pensó que estaba ciega.
- Hola.- con gestos algo incomodos - ¿Que tienes en tus ojos?- preguntó con rapidez.
- No lo sé así son.- respondió ella.
- ¿Puedes verme con eso? ¿No estás ciega? Ciega.- dijo con tono juguetón.
- No, no estoy ciega puedo verte. Respondió Melira algo enfadada.
- ¿Cómo puedes ver con eso en tus ojos? Jajaja.
Ella solo se apartó.

El día se había acabado y Jacob tenía mil y una cosas que debía decirle a su madre.

- !Mamá! ¡Hoy habían unos niños que no conocía en el jardín y una parece que es ciega! - dijo un exaltado Jacob.
- Ah conociste a esas niñitas, no, ellas son muy lindas y no son ciegas ¿No les dijiste nada malo verdad?- respondió su madre la cual estaba haciendo sus pancitos.
- Y ¿Cómo son sus ojos? Negrito.- dijo el padre de Jacob, José.
- Una tenía unos ojos muy negros, que dan miedo y la otra como medio azules.- contestó Jacob.
Riendo- Ele, No seas malo con ellas ¿Ya?- dijo José, que acostumbraba a llamarlo por su segundo nombre "Eleazar".
- Son muy raras, no me agradan.- decía su hijo.

Ya al día siguiente Jacob va al jardín y se encuentra con que Almendra está jugando con su auto favorito, y eso no le pareció para nada.
- ¡Oye! ¡¿Qué haces con mi auto?!- Va y lo quita de las manos de Alma con fuerza.
- El auto es de todos no solo tuyo ¡tienes que aprender a compartir!- dijo Alma.
Con el ceño fruncido Jacob empuja a Almendra, haciendo que esta cayera hacia atrás, al ver que las parvularias se acercaban para socorrer a Almendra, Jacob se va corriendo.
Antes él se fugaba del jardín así que eso iba a hacer ahora. Las Tías van a buscarlo para regañarlo, pero Jacob ya se había ido, pasaron los minutos y al final lo encontraron y llamaron a su mamá para decirle lo que pasó.
Jacob no la pasaría tan mal. Las cosas sucedieron con normalidad, pero Jacob jamás se reconcilió con Almendra.

Pasaban días, la relación de Jacob y Almendra no hacía más que empeorar, siempre peleaban por todo. Pero un día en específico algo fue diferente.

- Y... ¿A ti te dicen "Alma"? - dice Jacob sentado en un columpio.
- Si ¿Por qué? Dice Alma jugando en la tierra con un auto de juguete.
- ¿Tú sabes que hay dentro de esa tortuga? - pregunta Jacob, señalando a una tortuga de juguete que estaba en el arenero, que era bastante grande.
- No. - Responde.
- ¿Quieres saber? - Dice Jacob en tono travieso.
- ¡Si! Quiero... - alma diciendo con tono dudoso
Alma no sabía que esa tortuga se podía abrir y guardar cosas dentro de ella, hasta ellos mismos se podían meter. Jacob abre con mucho esfuerzo la tortuga y revela su escondite para sus autos y juguetes que escondía de Alma.
- Así que acá lo escondes... ¿Quieres jugar? - dice Almendra.
Se divirtieron toda la tarde ya que en su jardín había reunión y solo ellos fueron a acompañar a sus padres. Desde ese día Jacob sintió que ella no era tan mala y asimismo Almendra, aunque nunca vio de mal modo a Jacob, lo consideró un amigo más.

Unas semanas más y Jacob no volvería a saber de Almendra, ella se iría de vuelta a Ferid, por problemas de su familia.


Jacob nació en Ferid que es una ciudad mucho más grande y más moderna que Pyneck, lugar en donde vive actualmente, esta última no es una ciudad muy grande, la gente allí conoce a casi todos, su comunidad es muy unida, la mayoría cuando llega a cierta edad se va de allí pero siempre vuelven para épocas especiales, fechas importantes y cuando la ciudad necesite apoyo en un tema importante. El lugar por excelencia a visitar en Pyneck son sus piscinas con agua termal, lugar que es testigo del crecimiento de sus generaciones y de todas las historias que cada día crean.

En el último día en que Jacob vio a Almendra, ella se sentía triste, puesto a que una persona que le importaba mucho se marchó. Jacob siempre tuvo un gran carisma e intentó alegrarla con chistes relativos a su pérdida, pero no hacía más que empeorarlo y hacer que ella se enojase con él. No comprendía la gravedad del asunto y Jacob, no se sintió mal porque ella esté enojada con él, al contrario, sabía que al próximo día la vería y podrían jugar de nuevo. Pero ese día no llegaría.

- ¡Hola! Ja, ja, ja.- Jacob saludando a Damián.
- Holaa, vamos a desayunar. - Damián con tono hambriento.
- hmmm ¡mis galletas favoritas! - Jacob.
- ¡Si! Comámoslas lento y leche. - Damian.
- "Daimian" ¿Has visto a la Alma?
- No, pero mira esta rica la galleta ja, ja, ja.
- Ja, ja, ja, ja, siii - Jacob.

- Quisiera ser grande, como ellos. - Dice Jacob apuntando a unos niños de una escuela que quedaba cerca del jardin.
- ¡Noo! Que aburrido ser grande, es mejor ser niños. - Responde Velvet.
- ¿Que hacen?¿Jugamos? - Damian acercándose.
- ¿A las pilladas? ¡Pillado! - Empieza el juego Velvet.

- Velvet Corre muy rápido. - dice un agitado Jacob, incapaz de pillarla.

- Antes era más divertido. Falta Alma. - dice Damian algo triste.
- Mañana va a venir, eso me dijo ayer. Mintiendo Jacob.
- Bueno... aah, la tía nos llamó hace un rato vamos a comer. - dice Velvet.

Tomaría tiempo hasta que se acostumbrarían a estar sin Almendra, ya que era muy alegre y siempre les sacaba una sonrisa. Nunca la volverían a ver después de ese día. Así transcurrirán meses para Jacob, acompañado de Damian y Velvet, rumbo a la escuela.

Colorful Summer DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora