Capítulo único

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No bastó más que la primera vez que ese par de sombras apuradas pasaron junto a su celda para saber quién era, hasta cierto punto le ofendió que lo subestimaran al pensar que no los notarían. Observó hacia un lado y cuando ambos individuos cruzaron las puertas para entrar al palacio dejó de juguetear con el objeto entre sus dedos y una sonrisa se pintó en su rostro.

Fue solo cuestión de ser paciente apartir de ese instante y él ya era todo un experto en eso.

-¡Mueve tu vago trasero!- Escuchó a lo lejos la aspera voz de ese extraño animal humanoide regañar al otro.

-Sabes, liebre, me caías mejor antes cuando no eras tan cruel.

Thor le siguió los pasos a Rocket de la misma forma "discreta" en la que habían llegado, necesitaban un espacio donde nadie les viera para volver a activar los relojes cuánticos, por más que Asgard fuera una tierra de magia el ver a alguien desaparecer en la nada probablemente alarmaria a más de uno.

-Okay, ahora, a mi señal- Rocket sujetó bajo su brazo el contenedor de la gema e hizo un ademan sobre el brazalete en antebrazo que Thor imitó. -Tres... dos...

-¿Llegas sin saludar y ahora te vas sin despedirte?...- Thor se sobresaltó al instante, la aterciopelada voz tan conocida le sonó a la vez tan distante, tan real pero a la vez tan de en sueño... Con lentitud se inclinó hacia la celda más alejada de todas viéndolo. Loki con ambas manos en su espalda, la media sonrisa sarcástica y esa mirada que lo llamaba cual si fuera el mejor de los hechizos.

-¿Y bien? ¿Te comió la lengua la serpiente?- Una delicada risilla opacó todos sus sentidos, no escuchó a Rocket reclamarle, hizo caso omiso a los intentos de llamarlo por parte del mapache y en su lugar se acercó atontado hasta el campo de magia dorada por sobre el cual relucía la estilizada figura de Loki, sobresaliente como la más preciosa de las esmeraldas en el centro de una argolla de la realeza.

Subió hasta quedar frente a él, le observó contra lo dorado translúcido, analizó sus facciones una por una, contempló la piel nivea contrastando contra el sedoso cabello negro y sus ojos, sus ojos brillantes observándolo solo a él, como lo hizo la última vez, como siempre lo había hecho pero había sido tan ciego que nunca lo notó hasta que fue demasiado tarde.

-Thor...- Oir su nombre una vez más salir de entre sus labios fue una punzada en su corazón para la que no estaba preparado, sus ojos picaron por las lágrimas que amenazaron con salir, sintió la garganta cerrarsele dolorosamente. Quiso calmar su ansia acercando su mano hasta el hechicero pero tan solo pudo apoyar su palma sobre aquello que los separaba.

-¿Cuanto ha pasado para que la vida te haya hecho tanto mal?

Thor se sintió confuso pero luego entendió y una pequeña alegría invadió su corazón, los ojos analíticos de Loki brillaban tan perspicaces como los de Frigga, sin duda su madre había logrado superar cualquier falta de parentesco sanguíneo con el infinito amor que había usado para criarlo.

-Demasiado...- Respondió con el poco aire que pudo tomar para controlarse y no romper en llanto ahí mismo. -...Me ha quitado demasiado...

Su mirada cayó hacia el suelo con dolor, los recuerdos regresaban a su mente sin piedad mientras más observaba las esmeraldas profundas que eran sus ojos. Loki suspiró, no pudo ver si era el fastidio sarcástico que siempre usaba o era de genuina compasión, Loki le hizo una señal a lo bajo para que regresara a verlo y así lo hizo.

-¿Nuevamente nos hemos separado?- Preguntó y los ojos de Thor se cristalizaron más, asintió con dificultad.

-... Esta vez... para siempre...- Thor respondió intentando que su voz no se rompiera entre palabras.

Dualidad - Thorki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora