Ladrón inocente

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Narración omnipresente:

La gente se veía, varios estaban en los comercios de aquel sitio. Pero enfoquemonos en una persona en especial.

-Mamá- La niña tomaba una parte del vestido de su madre. La pequeña tenía cabellos castaños, tenía heterocromia mientras unos de sus ojos era azul el otro era del mismo color de su pelo, su piel se veía como si fuera muñequita de porcelana aunque tenía sentido ya que tenia apenas 7 años. - Mamá, ya estoy cansada.-

-Esperame un momento amor.- La señora se parecía a la pequeña sólo que sin la heterocromia. Esta estaba viendo algunas frutas y verduras las cuales llevaría a su aposento.

La pequeña sólo hizo un pucheromirando el suelo, estaba cansada de estar entre tanta gente y sólo caminar. Busco algo que hacer con la mirada, noto como un niño de cabello rizado y castaño robaba una fruta lo cual llamo la atención de la pequeña y del vendedor. Vio que empezó a correr de aquel vendedor con la fruta en manos, ella también les siguió sin importarle si preocupaba a su madre después, no estaba pensando en las consecuencias.

El chico se había perdido entre la multitud, ella ya no lo veía y aquel señor al parecer sucedía lo mismo. La pequeña sólo se decepcionó y quiso tomar rumbo de vuelta a su madre, pero había un problema, no sabía en qué parte del pueblo estaba, habían recorrido sólo unas cuantos minutos pero entre la multitud no revisaba a su madre.

-¿Mamá?.- Empezó a llamarla, cada vez lo decía más alto y pasaba entre la gente, entre empujones y pequeños golpes la niña cayó al suelo empezando a llorar, la gente de alrededor lo noto y querían ayudarla pero eso asustaba más a la niña.

- Oye... ¿Estas bien?.- La voz de un infante llamo la atención de la pequeña haciendo que le viera. La niña noto quien era, el niño que robó la fruta, lo sabía por ese cabello. Noto como el chico ofrecía su mano para ayudarla a levantarse.- Ven, déjame ayudarte. - Este le dio una sonrisa de confianza, haciendo que la niña tomará su mano.

- Hey, ¿Como te llamas?.- Noto como la niña seguía con la misma expresión y se mantenía callada.- Yo me llamó Alejandro, pero dime Alex. ¿Y tú?.-

-Katherine. - Su voz salió muy baja, pero logró él escucharla. 

- Tienes bonito nombre Kath, dime. ¿Por qué llorabas?.-

- Es que... perdí a mi mamá. - Con su manita limpiaba sus mejillas.

- Oh, es por eso. ¿Y sabes donde está?.- Sólo vio como ella negaba mientras volvían a salir lágrimas de sus pequeños ojos. - Hey tranquila, te ayudare a buscarla. ¿Te parece?.- Recibió un asentimiento y tomo la mano de la niña.- ¿Sabes más o menos donde estabas antes de perderte?.-

- Algo, sólo te vi a ti que robaste una fruta.- 

- Oh, entonces ya se donde puede estar.- El chico comenzó a guiar a la niña entre la gente, seguían agarrados de las manos sólo para no perderse.- ¿Puedo preguntarte algo?.-Trataba de mantener charla para no incomodar a la niña.

-Esta bien.-

-¿Qué haces hasta acá si estabas allá?.-

- Sólo curiosidad, además esta mal robar.-

- Pero yo tengo una razón para robar, con eso es suficiente como excusa.-

- Aún así es malo.- Noto como sólo el otro sonreía, sin importarle lo que había hecho.- ¿De qué te ríes? No dije nada gracioso.- Sólo creo un puchero mientras seguían avanzando.

- Por nada.- Seguía con la misma sonrisa, hasta que se detuvieron en un punto. - Ya llegamos.- 

Se escucho como la voz preocupada de una madre llamaba a la pequeña.

- ¿Kath? ¡Mi niña! ¿Dónde estás?.- La niña la divisor entre la multitud para después sentir como su mano era separada de la otra.

- Bueno, pues... Ya me voy.- El chico iba a otra dirección pero le detuvo un agarre en su brazo.

- Espera... Gracias por esto.- Le dio una pequeña sonrisa.

- No me agradezcas, para eso estoy. -

La pequeña volteo de nuevo a su madre y fue a su dirección dejando al otro entre la multitud.

-¡Mamá!- Corrió hacia su madre que se encontraba de rodillas para abrazarla.

- ¡Mi bebé! ¿A dónde te fuiste? Me tenías preocupada, ya no te vuelvas a ir de mi lado. - Ella tomaba entre sus manos la carita de la pequeña, mientras le revisaba que no tuviese heridas.

- Lo siento mamá, no era mi intención.-

- Bien, pero por favor ya no te vuelvas a alejar.- La mujer se reincorporó y tomo la mano de su pequeña.

Corazón puroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora