Olor

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Ghrim salió de su hogar para averiguar la fuente del ruido de su jardín. Eran unos habitantes de la ciudad vecina que fueron a probar la leyenda del hombre demonio. Es algo extraño cuando esto pasa. Ghrim siempre ha estado solo, su única compañía siempre fueron los hombres que se atrevieron a llegar a su patio, porque nunca llegan a su casa.
- No esperaba tener visitas tan pronto - les dijo Ghrim.
- Tu eres el dueño de este lugar -
- Lo soy -
- ¿Nos dejaría echar un vistazo al interior de su casa, por favor? -
- No -
- Entonces nos iremos -
- No se irán si mueren -
- Pero, no hemos hecho nada -
- Pero estas son mis reglas - sacó de la pared una trampa para osos.
Los hombres se tropezaron con la cuerda preparada del demonio.
Tomo uno de los hombres y activó la trampa con la cara de la víctima.
El otro hombre, impactado por ese final de su compañero, murió de un paro cardíaco.
Tal vez piensen que por lo menos entierra los cuerpos en algún lugar, pero no, los deja pudrir para que nadie se acerque. Pero los ignoran.
Unos días después, alguien toca la puerta. El olor de la carne podrida del patio inundaba el aire fresco.
- Buen día, señor - dijo la niña en la puerta. - He venido aquí por un olor -
- ¿Hablas de los cuerpos de advertencia que a nadie le importa? No haré nada con ellos - le dijo enojado.
- Es un olor que nunca había sido tan fuerte antes. Creo... creo que es usted -
- ¿A qué te refieres? -
- Que usted y yo olemos igual. Olemos a soledad -
Ghrim le cerró la puerta en la cara. Esa niña nunca la había visto, debía ser de una familia que se hubiese mudado recientemente, pensó Ghrim.
Al día siguiente, volvió a abrir la puerta por un ave que estaba haciendo un nido en su árbol. Sin embargo, se le olvidó completamente de eso cuando vio a la pálida niña en frente de su casa. Ella se despertó por el sonar de la puerta.
- Hola, señor ¿Por cuánto tiempo me dormí? -dijo sentada en la entrada. - Eso no importa, sólo lárgate de mi casa -
- Pero necesito saber por qué tiene ese olor, señor -
- ¿Para qué? -
- Para ayudarlo -
- ¿Y por qué quieres ayudarme? -
- Porque es lo que una "niña santa" debe hacer -. Ghrim se alarmó, pensó que si había llegado hasta aquí era porque el papa de la iglesia sabía que lo encontrarían en esa colina y mandaron a la niña para verificarlo.
- El trabajo de las "niñas santas es de ser los súbditos de los curas. Arreglan las cosas que les molestan a las personas para que sean creyentes. No necesito esa "ayuda" - le serró la puerta en la cara.
Mientras comía, llamaron a la puerta. Tenía una idea de quién podía ser... y no estaba errado.
- No-me-ayudes. ¿Qué es lo que no entiendes? -
- Lo que no entiendo es ese olor -le contesto.
Harto, le grito:- ¡No hay ningún olor más que el de los cadáveres de mi patio, el de mi comida y el del metal oxidado de mis herramientas! -.
La niñita comenzó a llorar. No sollozaba, solo dejaba caer sus lágrimas sobre su cara.
- Entonces,es verdad...- se levantó - tú también estás solo -.

Olor de soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora