SHUU.

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Huir es de cobardes.

Afrontarlo de valientes.

A estas alturas no sé lo que va bien o está mal.

A duras penas he recapacitado en lo idiota que he sido.

Dejarme envolver y guiar por una ilusión efímera.

El tesoro de la vida, algo que es tan difícil de hallar al dar un felicidad inmensa.

El amor.

¿Cómo es qué terminamos en eso? ¿Acaso no eramos dos eternos rivales que luchaban con esmero para conseguir la copa del Gran Festival? ¿Coordinadores que se veían enfrentados en las rondas, cada uno buscando la victoria, de hacerse con el Listón de cada concurso y sin quererlo tener la atención del otro?

Aquellos que tienen sentimientos, tarde o temprano se llegan a saber.

Dejé de lado mi orgullo y me confesé aquella tarde.

Una rosa nace.

Y eso fue lo que ocurrió.

Mis sentimientos fueron correspondidos, una alegría inexplicable nació en mi pecho.

¿Y ahora qué?

Nadie dio el siguiente paso.

La rosa pierde un pétalo.

¿Pensaste que por ser hombre debía dar el siguiente paso?

¿No era algo que tú también podías hacer, no solo esperar con frustración una proposición de mi parte?

La rosa pierde otro pétalo.

Para mi era suficientemente el saber que estabas a mi lado.

¿Pero tú deseabas algo más no?

¿Aquella oración de cuatro palabras?

Aquella oración que nunca salió de mis labios.

La rosa pierde un pétalo más.

Luego vinieron las discusiones por nada, hiriéndonos por todo.

Llevando las batallas a otro nivel, y no era en el buen sentido.

Insensible, idiota, narcisista, orgulloso, egocéntrico.

¿Hubo algo que te faltó por decir?

La rosa sigue perdiendo un pétalo más.

Siempre pudimos cambiar la situación, mejorarla y convivir con eso.

Pero ambos estábamos ciegos de orgullo.

Ciegos en lo que creíamos sentir.

Ambos pudimos cambiar algo, mejorar pero... simplemente no quisimos.

La rosa pierde su último pétalo.

¿Si te quise? Como a nadie, una emoción tan nueva que solo llegué a experimentar contigo.

Pero... ya no puedo seguir con esto.

Simplemente no quiero.

La vida pasa, los sentimientos se acaban, el dolor se queda.

Hoy te digo todo esto porque sigo siendo aquel egoísta del que te ilusionaste.

Cortaré mis lazos contigo, dejaré todo esto en el olvido.

No es la primera vez que sufro de una forma tan dolorosa. No llegué a conocer tu vida, tú no llegaste a conocer la mía.

Nunca fuimos lo que el otro necesito del otro.

Y nunca lo seremos.

La rosa se marchita.

Tú y yo estábamos destinados a encontrarnos más no a mantenernos.

¿Por qué?

Nadie lucho por esto, por ese algo que tenía nombre, una sola persona no puede mantener a flote algo por lo que ni siquiera sienta esperanza.

Si no vamos a luchar por lo que queremos, no lloremos por lo que perdamos.

¿Si es una despedida?

No, no lo es.

Es un adiós.

Un adiós a todo esto.

Un adiós a ti.

Y en esta ocasión, no hay una rosa esperando por ti. Y no la volverá a haber.

Esa rosa se marchitó al igual que lo que sentía.

Adiós, May.

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