Capítulo 1

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Creo que esta situación es inútil, no serviría de nada seguir insistiendo en ello, él seguirá siendo tal y como es y nunca cambiará, nada ni nadie hará que él cambie.....

Es demasiado temprano y creo que no he pegado ojo en toda la noche, es más puede que haya contado todos y cada uno de los puntos que hay en el techo de mi habitación. Por fin ha llegado el día del viaje, creí que no llegaría en la vida, pero aquí está y la verdad que estoy bastante nerviosa ya que voy sola y no conozco a nadie. Por cierto, soy Helena, tengo 18 años y no, no soy de esas chicas espectaculares de las revistas, soy morena, pelo bastante oscuro y ojos verdes, mi madre dice que lo de los ojos verdes es por mi bisabuela. Debo reconocer que éste es el primer viaje de estudios que hago sin ir con mis amigas o familia y supongo que va a ser algo duro, pero así soy, dispuesta a comerme el mundo con tal de conseguir lo que quiero.

Las 7.13 de la mañana, mucho antes de mi hora normal de levantarme, pero estoy demasiado nerviosa para seguir en la cama, creo que el corazón se me saldrá por la boca si sigo cinco minutos más aquí metida. Me levanto mucho más rápido de lo normal y en vez de quedarme sentada en el borde de la cama como suelo hacer, decido ir al baño, creo que una buena ducha consiga relajarme. Empiezo a quitarme este pijama de koalas viejo y hago el intento de hacerme un moño...(intento fallido) decido meterme a la ducha tal y como haya salido. Una vez dentro abro el grifo, mierda olvidé abrirlo antes y cae todo el agua congelada encima de mi, me estremezco durante unos segundos y la piel se me pone de gallina al notar el agua helada recorrer mi cuerpo. Enseguida empiezo a notar el agua templada, poco a poco se calienta y comienza a salir vapor al contacto de mi piel fría con el agua. Creo que he estado como 10 minutos bajo de el agua pensando en blanco. Reacciono al ver que son las 7.34 y decido salir de la ducha lo más rápido posible, y como no, resbalo con el suelo mojado, quedándome enganchada con una mano en el lavabo y la otra en la taza del váter. No es la primera vez que me pasa y no va a ser la última, así que decido no preocuparme. No encuentro las toallas en el baño, asique me toca salir de él a buscar una a mi cuarto. Abro la puerta del baño lo suficientemente despacio para no hacer ruido y despertar a nadie, cuando alzo la vista al frente ahí está Ben, mi novio, metro ochenta, pelo castaño y ojos color miel. Mirando fijamente mi cuerpo desnudo y mojado.

Grito del susto al verle ahí sentado sin quitar la vista de mi:-AAH!!!! Diablos Ben, qué estás haciendo ahí?- Sonríe maliciosamente y ni si quiera se molesta en contestarme, se levanta, cierra la puerta con pestillo y se acerca a mi lentamente sin quitarme los ojos de encima. Comienzo a rodearme con la toalla, pero no me da tiempo a terminar de hacerlo cuando me la quita de las manos y la deja caer al suelo.

Comienza a acariciarme el cuello lentamente.. Será capullo, sabe de sobra mi punto débil. Dejo llevarme por el momento y cierro los ojos para disfrutarlo, cuando me doy cuenta estoy tumbada en la cama, con él encima de mi besando cada centímetro de mi cuello, y bajando por el pecho. Entonces comienza a deslizar su mano por mi vientre muy despacio, llega a mi cintura y decide tocarme lentamente, haciendo que suspire profundamente al sentir su tacto en mi. Mueve la mano lo más despacio que puede, sé que se está conteniendo muchísimo, el no quitarse la ropa y hacerme suya, pero le dije que quería esperar al momento adecuado y está respetando mi decisión lo mejor que puede. Salgo de mis pensamientos cuando su lengua roza muy despacio mi clítoris y me hace gemir, le encanta verme así tan vulnerable, asique comienza a hacerlo más rápido. Comienzo a agarrar las sábanas de la cama y gemir con más fuerza intentando hacer el menos ruido posible, pero no lo aguanto, creo que voy a correrme ya...Inspiro fuertemente mientras cierro los ojos con fuerza y ahí está el esperado orgasmo. Abro los ojos muy despacio, le veo mirándome con cara de niño bueno, de no haber roto un plato en su vida.

Le miro y le digo:-Pero que cara más dura tienes.-

A lo que él me responde: Sé de sobra que te encanta y además a sido uno de despedida para que en Nueva York te acuerdes de mí.

Le sonrío porque es encantador y adoro cuando se pone así de tontorrón. Miro el reloj de mi mesita, mierda!!!! las 7.51 debería estar ya vestida y con todo preparado. Me levanto por segunda vez de la cama lo más rápido que puedo, y decido ponerme unos llegins y una sudadera cómoda para ir en el avión. Ben se queda ahí como un pasmarote mirando mientras me visto y termino de recoger mis últimas cosas. Salimos juntos de la habitación en silencio, intentando no hacer demasiado ruido, ya me despedí de mis padres ayer y no me apetece volver a hacerlo, odio las despedidas, además me voy seis meses no toda la vida. Ben y yo montamos en su coche en dirección al aeropuerto. El trayecto ha sido o me ha parecido cortísimo, salgo del coche y voy hacia la parte trasera del coche a coger mi maleta y una mochila, pero Ben se adelanta y las coge él antes. Le sonrío con algo de nerviosismo. Comenzamos a andar en dirección a la puerta de embarque después de haber hecho todo lo necesario antes. Le miro, creo que le voy a echar muchísimo de menos... Y como siempre me saca de mis pensamientos con uno de sus besos, el más dulce que me había dado nunca, sabe a despedida, y tanto él como yo, sabemos que va a ser duro, pero ninguno de los dos somos capaces de decirlo en voz alta. Nos sonreímos el uno al otro y comienzo a andar con mis cosas en las manos, en dirección al avión, sin mirar ni una sola vez hacia atrás. Ahí voy Nueva York.

Creo que podrías ser el amor de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora