Capítulo 13

670 41 39
                                    

Hola! Ganó Without you la encuesta así que aquí esta, disfrutadlo.  Send abracitos, ya queda casi nada para acabarlo y estoy soft, llorando mucho.

pista: Leer con pañuelos.

XIII

El incesante sonido de gotas golpeando el suelo, una tras otra, sin cesar, provenientes de una gotera en alguna esquina de ese zulo infernal, la estaba desquiciando. Sentía que se estaba volviendo loca, perdía la conciencia y la recuperaba sin cambios, sin que mejorase su situación.

Todo había ido a peor desde que Felipe se quitó la máscara. Su ex marido demostró ser un hombre sádico, ruin y mezquino que disfrutaba en exceso al verla sufrir.

Tras haberla sacado a rastras de ahí para torturarla hasta el cansancio con aquella máquina del infierno, las descargas en su cuerpo, quemándola por dentro, destruyendo sus pocas fuerzas... Felipe se había enfurecido, volviéndose realmente loco tras haberle insultado delante de la cámara, por lo que había decidido encadenarla a ese colchón mugriento, impidiéndole levantarse o moverse.

Con el paso de las horas, iba sintiéndose más débil, más rota. El dolor en sus miembros se iba haciendo más agudo, así como la necesidad de ingerir alimento y beber agua ya que estaba completamente deshidratada.

Suspiró, rascando la mugre del suelo para intentar alejar de ahí su mente, sabiendo que, un día más, Felipe pensaba dejarla sin probar bocado, minando su energía, intentando destruirla, intentando matarla.

Rogaba con todas sus fuerzas que no hubiese tenido la lucidez de pensar que alguien lo reconocería al enviar el video, así como deseaba que Irene lo hubiese visto, diciéndole a la madrileña a quién debía buscar, cómo poder encontrarla, como salvarla.

Cerró los ojos, intentando regular sus pulsaciones, los jadeos ahogados que escapaban de sus labios cuando el aliento se le cortaba. Luchaba por mantener su mente en blanco, apartando el dolor, llenándola de momentos felices, de recuerdos, de imágenes en las que Irene era la protagonista...

Su tortura no cesaba, Felipe mostraba sus cartas, desvelando el monstruo que se escondía tras su rostro y, cada poco, calculaba que más o menos cada dos o tres horas desde que habían grabado el vídeo, entraba en el zulo para seguir jugando con su cordura.

A veces simplemente la golpeaba, aprovechando que estaba inmovilizada y no podía oponer resistencia, otras se quedaba a su lado mirándola, relatándole todo lo que pensaba hacer con ella, como iba a matarla, como iba a destruir a Irene, enviándole a pedazos a su novia, como pensaba acabar con ella para buscar a Irene y hacerle lo mismo, con los ojos encendidos en locura y sadismo, con una sonrisa depredadora, provocando que las nauseas la atacaran con fuerza y tuviese que luchar por reprimir las lágrimas. Le daba igual lo que pasara con ella pero no soportaba la idea de que ese loco pudiese dañar a Irene de algún modo.

Cerró los ojos, gimiendo bajito, anticipándose a una nueva visita de Felipe. No se equivocaba. Segundos más tarde, la puerta se abrió y el olor de su ex marido mando una oleada de nauseas a su estomago en cuanto tocó sus fosas nasales.

Él entró silbando alegre, disfrutando del momento, acercándose a ella y agachándose para acariciar su mejilla y sujetarla del mentón. Entonces vio que llevaba una botella de agua en la mano y sus ojos brillaron esperanzados, quizás había recuperado un poco de cordura y le dejaba calmar su sed.

-¿Tienes sed?- Le preguntó en un tono tierno que desató todas sus alarmas.- Vaya pregunta más tonta, llevas dos días si beber, claro que tienes sed.

Ella no dijo cana, solo asintió levemente, sin fuerzas para pelearse, saboreando ya en sus labios resecos el frescor de ese líquido que Felipe llevaba en la mano.

Without youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora