odioso

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El color de la pared era de poco a poco, menos visible. Louis había convertido la pared entera de su habitación en pinturas que se complementaban las unas a las otras, con colores mayormente verdes y azules; porque para Louis eran los dos colores que definían el exterior que tenía prohibido.

Habían pasado cerca de unas horas desde que su padre emprendió su viaje, y estaba sorprendido gratamente de la paciencia que tenía al acatar las órdenes de su padre en estas escasas pocas horas solo.. sin miradas y solo, con las paredes que no hablaban. Así que sí, su oreja le picaba de la ansiedad que le daba sus deseos de salir y darse un baño al exterior, como había echo veces anteriores, pero, no debía arriesgarse. No sabía con exactitud cuánto se alargaría aquel viaje ni si la diferencia era de unas horas o unos días más, arriesgar su plan (también su vida), y eso no era lo que tenía en mente. Apesar de eso, no lo detuvo. Sus pensamientos seguirían abrumándole por siempre, y sí sé lo permitía, nunca sabría cuántas más cosas se perderían gracias a eso.

Su padre no siempre era quien no le permitía hacer lo que él quisiese.


Gimió de satisfacción después de sentir el agua recorrer por su piel y cabello, las gotas caían y salpicaban en sus pies junto a sus pantorrillas, una brisa le dio un golpe de frescura en su humeda espalda, arqueándose por los escalofríos.

Estaba completamente desnudo frente a la torre, le gustaba sentirse así de íntimo con la naturaleza e igual de rebelde por desafiar la autoridad de Troy. Juntaba sus manos y las llenaba de agua; mojaba su cara, y pasaba sus manos húmedas por su nuca. No había mejor sensación para Louis. Dejó que el agua recorriera todo su cuerpo, sus manos estaban frías y completamente mojadas gracias al agua, pensó qué tal vez necesitaba un poco calor en ellas, no le gustaba aquella sensación en sus manos, y las consecuentes arrugas que se hacían en ellas. Lo pensó un poco, pero después de todo, decidió que lo haría, sólo necesitaba un poco de calor en ellas y nada más.

Llevó sus manos cerca de su polla, y sin poder contenerse; bombeó con ayuda de sus manos de arriba a abajo, gentil y lento. Mordió sus labios evitando esos sonidos que hacía su boca sin querer; sentía la brisa en su espalda, la lujuria, el placer, y no podía detenerse. Sólo apenas había comenzado y ya se sentía al borde del todo.

Se sentía fuera de sí, sólo él se tenía a él, sólo él se conocía a él. Le gustaba complacerse, le gustaba sentirse culpable gracias a eso, se sentía en el más allá, estaba a nada de llegar.

Sigue, sigue.

Su mente estaba nublada de puro placer, sus rodillas estaban débiles y todo de él se encontraba vulnerable. Fue más rápido esta vez, estaba siendo rudo consigo mismo; estaba enojado, extasiado y feliz, todo en un mismo tiempo. No podría tener un mejor regalo en su cumpleaños que el complacerse a él.

—Sigue así, muñequita.

De pronto, un hombre sin estribos apareció detrás de los arbustos. "Un depravado, justo como mi padre me contó", pensó Louis, "Esto es culpa mía. Debí obedecer las órdenes de mi padre, estoy muerto", también.

Su instinto fue esconder su cuerpo desnudo dentro del agua, el hombre estaba detrás de él. No podía correr; era demasiado débil, además, se necesitaba mucha maniobra para poder acceder a la torre. "Estoy muerto"

—No me hagas daño.

—¿De quedó pueblo vienes?, ¡ésta torre fue mi escondite por años!, ¿quiénes son tus padres?

Todo su cuerpo temblaba, de pronto la brisa ya no era tan relajante como antes. Volteó su cuerpo que aún seguía dentro del agua, y de esa manera observó cara a cara al depravado, no escuchó ni una sola de sus palabras, no oía y no escuchaba. El pánico se había apoderado ya de él.

—No sé quién eres y no soy lo que buscas.

—Deja de temblar, no te haré daño.— El hombre raro nisiquiera le miraba a él, estaba observando la torre y mientras tanto, Louis no dudó en correr al árbol más cercano; escondió su pequeño cuerpo detrás de un árbol ancho y sostuvo su respiración.
El hombre después de todo no estaba tan distraído con la gran torre como parecía ser, pues claramente notó su movimiento y suspiró después de eso.
—¿qué haces detrás del árbol?, ¡ya te dije que no te haré daño!

—¡¿qué haces tú aquí?!

—Oh, lo siento mucho, tal vez éste no es mi lugar.—Agachó su mirada viéndose genuinamente avergonzado.
—Yo-yo sólo pensé que obtendría alguna recompensa después de ir detrás de un ladrón que intentó llevarse mi caballo.

—¿qué recompensa?

—La que está detrás del árbol.

Le tomó dos segundos entender exactamente a lo que el extraño se refería, y no ayudó en lo absoluto, pues sus nervios aumentaron gracias a eso, como también el temblor de su mandíbula y piernas.
Su cabeza ya estaba perdiendo el juicio.
—Aquí no hay ninguna recompensa, ¡fuera!

—Claro que lo está, la estoy viendo.

—Y-yo-—Observó su camisón en las manos del hombre, y su mirada confusa.

—¿No es muy temprano para usarlo ya?—Suspiró después de verlo, y lo lanzó a su dirección. Estaba más que claro los pobres e inexistentes reflejos de Louis, pues sólo hasta que sintió la textura de la tela del camisón en los dedos de sus pies, se cubrió rápidamente con el.
—¿Vives solo?

—No te incumbe.—contestó con una mirada de desprecio y el extraño rodó los ojos, fastidiado.

—¿sabes qué?, pensé que esto sería divertido, pero me equivoqué. ¡Me voy!

Definitivamente Louis notó como el hombre recogió del pasto su preciado espejo de su cumpleaños número 15, el cual le costó muchos berrinches (también drama), de su parte. Su insistencia funcionó, y no merecía que se fuera así de rápido después de su furia y paciencia, Louis no lo permitiría.
—¿Qué haces con eso?, ¡entrégamelo ahora mismo!

—oh, ¿es tuyo?

—Lo es.

—No veo tu nombre en él.

—¡¿Perdón?!—Gritó con desesperación, pero el hombre no parecía escuchar porque el extraño siguió por su camino, encendiendo la mecha de Louis. El enojo le dio valentía para acercarse al gran cuerpo, y le enfrentó, cansando.—¿Eres sordo?, ya dije que es mío.

—Pareces tonto, porque yo dije que es mío, y ahora es mío.

Era difícil seguirle el paso; los pies de Louis eran pequeños contrarios a los pies y piernas gigantes del ahora, ladrón, depravado, extraño y guapo, (tal vez muy guapo) hombre.
—¡Ese espejo le costó mucho a mi padre!

—¿Qué?, ¿robarlo?

Louis refunfuñó un poco, pues sí, su padre lo robó por él.— la manera que fuese, ¡no puedes llevártelo así por qué así!

—¿Lo quieres?.—Louis cruzó los brazos, obviando la respuesta.
—Quiero algo a cambio entonces.










🤭

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2021 ⏰

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