Poema I

2 1 0
                                    


Y de negro vestía aquella damaY de plata tenía la mirada


Bajo el árbol negro los sueños llegan a morirSus cadáveres traen vida a la rosa negra Alimentando al río escarlata de maldiciones y encantos


No has de irNo has de observar


Aquella calamidad que es ahora esta alma míaLas jaurías han devorado los restos del hombre que soyla dama oscura es testigo de ello


Han arrancado mi corazón doradoSe ha dejado secar al costado del árbol negroComo ofrenda se ha dejado


Los buitres vuelan altoy la Necrópolis se ilumina con cierto encanto


El árbol negro florea su rosa oscuraY trae el néctar amargo del recuerdotrayendo vida a esta alma míaCuyo crúor es ahora oscuroy derrama sobre el papel, el destino ya escrito

Allí en el valle del FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora