Capitulo V: la pelea

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Faith:

Me abalencé sobre Yadi y le agarré por los brazos, tenía miedo de que cometiera alguna locura.

-¡Suéltame coño!- gritaba intentando apartarme.

Él era mucho más alto pero sobre todo más fuerte. Así que al intentar soltarse de mi agarre,  caí al suelo. En ese momento, Sandra corrió hacia mí.

-¿A parte de maricón, pegas a mujeres?- un chico bajito rubio vaciló a Yadi.

-¿Tú que sabes? No tienes ni puta idea de nada- le respondió antes de tirarle un puñetazo, me levanté adolorida para volver a agarrarle.

-No seas niñato, no caigas en su juego- le susurré. El chico bajito escupió sangre haciendo una mueca de dolor. Aquella situación iba a acabar fatal.

Observé como un tío alto, más que Yadi, saltó encima de él. Le pegaba puñetazos sin parar, mi amigo sangraba tirado en el suelo, no le quedaban fuerzas para defenderse, pues estaba borracho y conociéndole, probablemente fumado.

Quería gritar, correr y ayudarle, pero lo único que logré hacer, es quedarme paralizada, tenía miedo y sólo fui capaz de ver cómo estaban a punto de matar a Yadi.

Álvaro fue más valiente que yo y corrió hacia el chico alto del Lope, le agarró por el cuello apartándolo de Yadiel.

-¡Me cago en tus muertos!- masculló el chico del Lope tosiendo.

Al ver que Yadiel pudo levantarse, Álvaro decidió soltarle, pero se incorporó un nuevo chico dándole una patada.

-¡Mierda!- susurró Álvaro para luego defenderse.

-A ver si tienes cojones para pelear conmigo- le desafió el nuevo chico.

-Déjalo ya, él no os ha hecho nada- gritó Sandra.

-Dile a tu zorra que no se meta- respondió el cabrón.

-Aquí la única zorra es tu madre- murmuró Yadi para sí mismo, pero se escuchó demasiado alto. El del Lope, furioso, volvió hacia Yadiel empujándole contra la pared.

De repente una nueva voz intervino:
-Chicos, ya está, es sólo un juego de mierda, vámonos- era el rubiito.

- ¿Cómo que ya está? Este carbón insultó a mi madre- le contestó uno.

-De aquí no me muevo antes de ver a estos hijos de puta muertos- aseguró otro.

-No perdáis el tiempo, vamos a seguir la fiesta en otro lado- continuó el rubiito para intentar sacarlos de allí.
Los chicos parecían hacerle caso, más relajados, decidieron salir del pabellón.

Álvaro relajó la mandíbula y suspiró, Yadiel se levantó del suelo tambaleandose, su mirada llena de ira se cruzó con la mía  y supe que algo malo iba a suceder.

Cogió una botella de vino que habían metido sin permiso con la intención de estrellarla contra la espalda del rubiito, veía todo a cámara lenta. Volví a mis cinco sentidos y empujé a Yadiel para evitar la tragedia.

Un sonido de vidrio rompiéndose inundó el lugar, cerré los ojos rezando que sólo haya estrellado contra la pared.

-¡Aaaaaah!- reconocí el grito de pánico de Sandra. Escuché un jadeo de dolor por parte del rubiito, "¡que no le haya pasado nada" recé.

Estaba temblando y sentía que mi cuerpo pesaba demasiado. Finalmente me animé a abrir los ojos y me quedé estupefacta.

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