CAPÍTULO I: RIESGO VITAL

279 14 0
                                    

Verano del 2010

—Pascal, para, por favor... —exclamó una ligeramente ebria Florencia—. Nos van a cachar...

Dudo que alguien nos fuera a ver, todos estaban mas borrachos que nosotras, por lo que era improbable que se dieran cuenta de lo que estaba pasando. Menos aún cuando estábamos tan alejadas y ocultas de la gente que se encontraba en la fiesta.

—Pero quién nos va a ver, Florencia... —insistí—. Además, ni siquiera estamos haciendo algo fuera de lo común. Sólo quiero que me digas el porqué —dije ahora con un tono triste—. Lo sabes desde que somos cabras chicas... —hice una pequeña pausa, agachando la cabeza—. ¿Por qué?

—No podemos, Pas... Sabemos cómo se pondrían todos, sobre todo el Benja. Me ha perseguido todo este tiempo para que pololeemos... —dijo con una voz tenue—. Entiéndeme, por favor.

Simplemente no podía entenderla. Era como si todos los años de amistad que tenemos, se hubieran ido a la mierda en cuanto apareció Benjamín en nuestras vidas. Era mi amigo, buena persona, y todo eso que te hace valorar a la gente, pero ahora detestaba el hecho de que existiera.

—Es que nunca te voy a poder entender, Florencia —respondí, cortante—. Sabes cuánto te quiero, no, quererte no... Sabes que te amo, y lo peor es que tú también me amas. Me di cuenta cuando teníamos como catorce años, y no tuve que esperar mucho tiempo más para que lo dijeras —la miré a los ojos, estaba triste y me rompía el corazón, pero debía decirle lo que sentía—. ¿Y ahora me vienes a decir que aceptaste pololear con Benjamín, porque hace rato que anda detrás de ti? Lo conocemos hace dos años, Florencia, ¡dos! —en este punto mi tono de voz se había alzado, llegando a gritar—. Si tu excusa para no estar conmigo tuviera un poco de sentido, ¿No consideraste que nos conocemos desde que tenemos cinco? ¿Me estás hueveando? —Mierda, la hice llorar.

—Perdóname... Por favor —pidió entre sollozos. Sentí mis ojos llorosos, no podía verla así, mucho menos por mi culpa.

—Ya, ya... —la abracé, arrepentida por haberle gritado—. Perdóname a mi... es que de verdad... Sabes que a veces me da mi hueá —me excusé, quitando sus lágrimas con todo el cuidado del mundo—. Solo quiero que me digas algo... ¿Lo quieres?

Silencio. Es todo lo que obtuve, además de la mirada ya libre de lágrimas de mi amiga. ¿Y si lo quería? Intenté prepararme mentalmente en esos pocos segundos de silencio para cualquier escenario que se pudiera llegar a presentar. Tal vez lo quería, al menos lo suficiente como para estar con él, en vez de conmigo.

Quitando el hecho de lo conocíamos hace dos años y de que estaba enamorada de mí, como yo de ella, Benjamín Varas no era en absoluto un mal partido —aunque mi ego no me permitiera pensar que existiera alguien mejor que yo—, era un chico amable, alegre, lo suficientemente inteligente, guapo, y de buena familia. Era algo así como el sueño de todo suegro chileno, o de todo suegro, en general. Pero aún así, no podía concebir la idea de que mi Florencia, la chica de la cual estaba enamorada desde que apenas era una pendeja sin sentido del romance, estuviera con alguien mas que no fuera yo.

—Lo suficiente —soltó de pronto, mirándome fijamente, con su rostro demasiado cerca del mío, mientras sentía cómo el alma se me iba del cuerpo. Por más que quise, no estaba en absoluto preparada para aquella respuesta—. Pero no tanto como te amo a ti —finalizó, uniendo nuestros labios por primera vez en nuestras vidas.

Muchas veces me pareció extraño, es decir, la vida me había hecho darme cuenta de que besarte por primera vez con tu mejor amigo o amiga de toda la vida, era de los hechos más comunes que podían existir, para el resto, no para mí, porque por más que mis sueños hayan sido invadidos por la imagen de los labios de Florencia uniéndose a los míos, jamás había pasado algo así. Creo que en parte fue "culpa" mía, por saber que, si eso pasaba, los límites de nuestra amistad se destruirían. Pero esto era diferente, casi como una especie de perdón físico y poético por parte de Florencia. Esta noche, a los dieciocho años, compartimos nuestro primer beso.

HASTA QUE DESCANSES EN PAZ (LGBT) (LESBIANAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora