Cap 6: Una Noche en Andorra

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Willy corría por el bosque como loco... no sabía dónde estaba Vegetta... no podía creer lo que pasaba... ¡Era un hombre lobo! ¡Se había convertido en un hombre lobo! -¡SAMUEEEEL!- lo llamaba... ahora que lo pensaba... no era buena idea. Quién sabía lo que pasaría si lo encontraba.
Su lado más sensato le decía que huyera, que se fuera lo antes posible...
Pero no quería dejarlo, no así. Quería encontrar la forma de ayudarlo. No sabía qué hacer.
Entonces cayó en la cuenta...
Todo esto empezó desde que fue atacado... el cambio de dieta, las pesadillas... todo
Seguramente la criatura que lo atacó era un hombre lobo.
Lo que significa que seguramente hay dos hombres lobo merodeando por Andorra en este momento.
-¡SAMUEL!- gritó Willy, pero no hubo respuesta.
El hombre lobo se había ido.
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Corría por entre los techos, patios traseros, esquivando autos, algunas personas salían corriendo buscando refugio, pero él no estaba interesado en cazar.
Había bajado de la montaña, en busca de presas, pero el ruido de la ciudad lo confundía.
Ahora que estaba en una zona más tranquila, podía concentrarse en la caza. Guiado por su instinto, lanzó un poderoso aullido.
AAAAAAUUUUUUUUUU
Ese sería su territorio, sólo suyo, cualquier rival que se atreviera a meterse, sería aniquilado.
Entonces vió a un par de personas discutiendo a través de una cerca entre los patios traseros
-¡Ya le dije señor Romero que no tengo perro! ¡Se lo llevó mi ex!- gritó uno que parecía mayor y calvo
-¡Pero si se oía desde su patio! ¿No lo ha oído usted?- decía el otro, más jóven y encapuchado.
-¡Sí lo he oído! ¡Y no venía desde aquí! ¡Venía desde los vecinos de atrás! ¡Vaya a molestarlos a ellos y déjeme en paz!- y el calvo se fue a su casa, dejando al encapuchado solo...
GRRRRRR
El hambre en su interior crecía, sentía la necesidad de la caza dominarlo...
-¿Qué fue eso?- dijo el encapuchado mirando a todos lados, entonces miró al cielo -¡Vaya! Se está nublando todo...-
Se agazapó entre los arbustos, esperando al momento oportuno para atacar, cuando de repente...

Se sentía débil, temblaba... su mirada se nublaba mientras que perdía su fuerza...
.... ¿Dónde estaba?...
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Fargan ya estaba entrando a su casa, cuando empezó a oír ruidos extraños... parecían sonidos de un animal adolorido, quejándose y gimiendo, pero... sonaba raro.
¿Acaso oía algo que crugía?  Parecían huesos tronando. Cogió una linterna y fue a ver.
Lo que parecían ser quejidos de animal, ahora sonaban como quejidos de alguien... una persona.
-¿Hola? ¿Quién anda ahí?- preguntó Fargan mientras cogía una pequeña escoba.
-Uuuugh...- oyó entre los arbustos, esa voz era familiar.
-¡¿Samuel?!- se sorprendió, al verlo salir de entre los arbustos, tembloroso, débil, y desnudo -¿Qué te ha pasado?-
-Ahhh... ¿D...Dónde estoy?- decía Vegetta con la mirada perdida y débil -¿Fargan?-
-¡Tranquilo! Estás en mi casa... ven, te ayudo-
Fargan lo sujetó por los hombros... no sabía qué hacer. Lo llevó adentro y lo cubrió con una manta.
Con sus manos temblorosas cogió su móvil. Era lo único que se le había ocurrido.
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Willy había bajado del sendero, agotado y desesperado. Había oído el aullido en la lejanía. Estaba claro que había bajado a la ciudad. Imploraba que no haya matado a nadie, que no esté herido, o muerto...
Entonces se sobresaltó al oír el ringtone de su celular
"Fiessta fiesssta... pluma pluma gaaaaay..."
Ya sabía que lo estaba llamando Fargan
-¿Fargan? Eh... ahora no es un buen momento-
-¡Joder Willy! ¡Esto es una emergencia! ¡Que Vegetta está aquí!-
-¡¿QUÉ?!- gritó Willy sorprendido y asustado. Miró al cielo, y vió que unas nubes tapaban la luna por completo
-¡En serio! ¡Que está aquí! No sé cómo ha llegado, pero está débil y desnudo! ¿Qué le ha pasado?-
-¡Voy para allá! Fargan... ¡Ten mucho cuidado! ¡Por favor! ¡Es peligroso!- dijo Willy nervioso y colgó.
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Fargan estaba confundido ¿Cómo podía Vegetta ser peligroso?.
-Ah... ¿Fargan?- lo llamó Vegetta mientras se incorporaba en el sillón -¿Cómo... llegué hasta aquí?-
-No lo sé, escuché un aullido tremendo y me fui a quejar con el vecino, luego escuché ruidos raros y te encontré entre los arbustos de mi patio...-
-¿Por qué estoy desnudo?- preguntó Vegetta mientras se miraba por debajo de la manta.
-¿Y yo cómo voy a saber?- dijo Fargan -¿Qué es lo último que recuerdas?-
-No lo sé... creo que... paseaba con Willy y... era de noche...- decía Vegetta -No recuerdo mucho... ¿Algo de un bosque? ¿Ardillas?-
-Espera... ¿Estabas con Willy?- preguntó Fargan -Lo acabo de llamar y él sonaba nervioso, dijo algo de que eras peligroso... no sé por qué-
Entonces Vegetta lo recordó, sus garras creciendo mientras Willy lo sujetaba... supo que podía lastimarlo y por eso lo empujó lo más lejos que pudo... -¡Ah! ¡No! ¡Yo...! Ugh...- una repentina oleada de nauseas lo abrumó, salió corriendo directo al baño.
-Descuida, déjalo salir todo, te traeré algo de ropa- dijo Fargan, y fue a su habitación.
Vegetta no paraba de vomitar, arrodillado frente al inodoro, mientras una oleada de horribles recuerdos asolaba su mente...
Sus manos transformándose en zarpas...
Su ropa cediendo ante su forma bestial...
La mirada horrorizada de Willy quien lo veía sufrir la metamorfosis sin poder hacer nada...
-¡WILLY...! ¡CORRE...!-
-No...- murmuraba asustado -¿Soy un... hombre lobo?-
-¡Aquí te traje ropa! Descuida que ropa me sobra- decía Fargan mientras traía unas prendas -¡Caray! ¿Qué has comido?- preguntó al ver el inodoro.
Era un contenido rojo, como sanguiolento, y en algunas partes se veían mechones de pelo...
-Fargan... Willy tiene razón... sí soy peligroso... ¡AHG!- gritó mientras se encorvaba en el piso.
-¡Samuel! ¿Qué te pasa?- gritó Fargan, intentando sujetarlo.
-¡NO! ¡ALÉJATE!- gritó Vegetta, y con una fuerza descomunal empujó a Fargan fuera del baño.
Vegetta cerró la puerta lo más rápido que pudo y le echó cerrojo. No quería poner en peligro la vida de su amigo.
-¡Samuel! ¿Qué cojones haces?- golpeaba Fargan desde afuera, intentando abrir, embistió la puerta un par de veces con el hombro, pero nada.
-¡AAAAHHG! ¡LÁRGATE!- gritó Vegetta desde adentro.
Fargan se paró en seco, con los ojos como platos, su voz empezaba a tener un tono más hosco, incluso bestial, podía oír los huesos tronar... el mismo ruido que había oído en el patio -¡¿Pero qué...?!-
Ahora en el baño se oían gruñidos y rugidos, cosas que caían y se rompían, sonaba como un descomunal animal causando un enorme alboroto en un espacio cerrado -¿¡Samuel!?-
De la nada, un golpe descomunal sacudió toda la puerta, y una descomunal zarpa con garras afiladas atravesó la puerta -¡AAAH!- se asustó Fargan.
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Willy se había bajado del autobús, y miró al cielo -No... ¡NO!- gritó aterrado al ver la luna llena reluciente otra vez.
Corrió hacia la casa de Fargan, tenía miedo de lo que podía pasarle, con Vegetta en ese estado, en esa... forma. Dobló por una esquina, rezando todo lo que se sabía porque estén bien, porque todo sea una pesadilla.
Fue corriendo a la casa de Fargan, y se quedó helado al ver una de las ventanas rotas -¡NO! ¡FARGAN!- gritó, y se metió por la ventana al ver la puerta cerrada y con llave.
-¡FARGAAAN!- lo llamó desesperado, pero no hubo respuesta.
Se paró en seco al ver la puerta del baño destrozada.
Miró a todos lados, y ahí estaba, en el suelo, inmóvil.
-¡FARGAN!-
Willy imploraba con lágrimas en los ojos -Por favor ¡POR FAVOR! ¡FARGAN!-
-Aahhh...- apenas reaccionó -¿Willy? ¡AH! ¡VEGETTA ES UN HOMBRE LOBO!- gritó, saltando de repente.
-¡Ya lo sé! ¡Es lo que intentaba advertirte!- le dijo Willy mientras se aseguraba de que no estuviera herido -¿No te ha lastimado?-
-No... no, sólo me embistió, salió corriendo como una bestia y me atropelló, me golpee contra la pared y no recuerdo más...-
-¡Joder!- dijo Willy y lo abrazó -¡Tenía miedo de que te hiciese algo!-
-¡Calma Willy que estoy bien!- dijo Fargan -Sólo ha sido un susto tremendo...-
-¡Tenemos que ayudar a Samuel!- dijo Willy que se disponía a salir
-¿Pero tú estás loco?- dijo Fargan -¡Es jodidamente peligroso! ¡Podría matarte! Aparte, no tenemos ni la más pálida idea de qué hacer, lo mejor será esperar a que la luna pase, y luego ir a buscarlo-
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Estaba buscando un lugar perfecto para cazar, pero ya era tarde, y la mayoría de las presas se habían refugiado. Tenía hambre, mucha hambre. Las pequeñas presas no le satisfacían.
AAAUUUUUUUUUUUUUU
Lo escuchó, no estaba muy lejos.
¡Era un rival! ¡Alguien que se metía en su territorio! Fue directo a buscarlo. No le costó mucho encontrarlo...
GRRRRRRR
El rival lo vió, le gruñía en señal de advertencia. Estaba acechando a una presa, pero al ver al otro, la presa huyó.
Ambos se rodeaban, gruñendo, enseñando las fauces.
Entonces se atacaron. Él fue directo a la garganta, pero el rival lo esquivó y le dió una fuerte mordida en el costado.
Se sacudió para librarse, y luego le dió un zarpazo en la cara, dejándole al rival varios cortes profundos cerca del ojo.
El rival se enfureció, se le abalanzó, con su fuerza descomunal lo lanzó contra la pared, y luego empezó a las mordidas.
Él se cubría en el cuello como podía, pero el rival le dejaba heridas graves en el torso y en los brazos.
Débil y malherido, tuvo que retirarse lo más rápido posible antes de que el rival lo matara.
Por esta vez había ganado, pero a la próxima...

¿La próxima qué? Sentía que cambiaba, su mente se aclaraba, conforme su aspecto bestial desaparecía para volver a ser cada vez más humano.
-Aaahhh...- se quejó Vegetta, mientras intentaba levantarse, pero aún estaba débil. Veía la luna escondiéndose entre las montañas mientras empezaba a amanecer.
Aunque la noche se acababa, todavía estaba muy oscuro para ver a la persona desnuda que se alejaba tambaleando de ahí.
Entonces logró recordar lo que había pasado...
-¡OYE...!- le gritó Vegetta mientras intentaba levantarse -¡VEN AQUÍ! ¡AÚN NO ACABO CONTIGO!- pero no lograba levantarse.
-Pero yo contigo sí...- decía la otra persona desde las sombras -Mantente lejos de mis asuntos, si no quieres morir...- y poco a poco se retiró.
Vegetta intentaba levantarse como podía, pero entre sus graves heridas, la gran pérdida de sangre, y su reciente transformación, no podía mantenerse de pie mucho tiempo.
No tenía otra que quedarse allí, en ese callejón, esperando a recuperar algo de fuerzas.

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