El principio de todo

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Al final esta extraña sensación resultó no ser nada más que un producto de mi imaginación que me hizo pasar un muy mal trago.
-María...¡¿María?!- Mi hermana Lea fue de lo más oportuna al pasar justo a mi lado y en seguida corrió a buscar a mis padres. Mi madre hizo una maniobra de reanimación con la que en pocos instantes abrí los ojos, y al instante me eché a sus brazos para llorar del pánico del pánico que había sufrido. Aún estando en estado de shock mis padres decidieron que no fuera a clase y que las siguientes horas durmiera un poco.
-María, cariño, intenta levantarte que vamos a ir al médico a que te revisen. - Con una fuerte punzada en la sien me levanté y muy perezosamente hice mi cama, y a la que me quise dar cuenta,  mi madre ya no estaba así que supuse que me había dejado sola para arreglarme tranquilamente. Decidí que hoy me me vestiría de manera simple y cómoda con una camiseta holgada de rayas azules, unos pantalones de deporte y unas deportivas blancas que encontré fuera de su caja, no estaba con el ánimo de nada más.
Cuando eché un vistazo al espejo no me vi a mí , vi a otra chica sino que supuestamente tenía que ser yo. Mi cuerpo había cambiado, ya no era más la chica "con unos quilitos de más"(como así pensaba que era yo antes) ahora era más parecida a la chica delgada de mis sueños.
-Bueno Maria ... ¿estás contenta con tu nuevo cuerpo ahora?- Mis pensamientos se vieron interrumpidos por esa tétrica voz proveniente de mi cabeza, esa voz  parecía que no podía tomar aliento tras cada palabra.
-¿Q-Q-Q-Quién eres? Como no te calles juro que te mato- dije con voz temblorosa.
-JA-JA-JA Hazlo si me encuentras,  mocosa de mierda- y de repente una oscura sombra con aspecto de chica de 15 años se materializó saliendo de mí, cabe destacar que la diferencia entre nosotras era prácticamente nula salvo porque ella llevaba una falda vaquera muy ajustada y una camiseta algo más pequeña de lo normal del logo de un grupo de música que yo no conocía. Lo que llamaba la atención en ella no era su ropa, sino que iba manchada de sangre tanto por la cara como por la ropa.
-¿No sabes que desde ayer yo soy parte de ti? Así que si no quieres acabar peor de lo que ya estás, te aconsejo que empieces a hacerme caso... -dejando al maldito espectro con la palabra casi en la boca, salí corriendo mientras que mi madre me esperaba en el coche , así que cerré la puerta mientras gritaba: "¡MAMÁ, ARRANCA EL COCHE!"
Mi madre conducía pero decidió fumarse un cigarro para tranquilizarse y no me dirigió la palabra hasta un rato después.
-Hija, ¿se puede saber qué ha pasado antes?- yo seguía tan alterada que lo único que hice fue permanecer inmóvil en mi asiento hasta que llegamos al hospital en la zona de emergencias.

Todo lo que nunca dije lo guardo aquí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora