En una calurosa tarde de verano, a pesar de que las clases ya habían acabado, y a ello sumarle que detesto asistir a estas, mis propios padres, bueno, únicamente madre, como castigo me impusieron un tutor o profesor de repaso para asi no estar tan distraido como ellos dicen, jugando a las maquinitas.
Sono el timbre justamente cuando todavía no había terminado de elegir que personaje iba a jugar en mi siguiente ronda de R6, cuando aquel seco y delgado profesor pico a nuestra puerta.
Todos los compañeros con los que estaba jugando pudieron oir como suspiraba al mismo tiempo que el timbre sono y unos pasos se acercaban a mi puerta.
- Ly, James esta esperando en el salón para tus clases adicionales de repaso – Dijo mamá con un tono sarcastico.
Sin opción alguna, les comente a todos mis compañeros que debia abandonar aquella partida.
Atravesé la puerta y pude sentir como ese olor a colonia masculina, del estante 2 del supermercado de la esquina, penetraba en lo mas profundo de mis fosas nasales, causando una mezcla de malestar mental, derivado seguramente de los 5L de colonia que habría utilizado para intentar impresionar a Mamá.
- ¿Mamá, podemos hablar un segundo? – Pregunte con un bajo tono para no causar alboroto.
- ¿Nos disculpas un momento James? – Dijo mama mientras aquel, baboso, no le quitaba el ojo de encima mientras se levantaba del sofá.
- A ver, dime... - Expresó ella con conocimiento de lo que estaba por venir.
- Sabes que no me gusta nada ese hombre. – Comente con la máxima seriedad que mi cara podía expresar. – Solamente quiere ocupar el sitio de Papá sin siquiera impetú.
- Hijo, no me hagas repetir lo mismo de siempre y ve. – Dijo con voz tajante. – Aprueba el año que viene y entonces, hablaremos.
Tras aquella corta discusión, ambos aparecimos por el estrecho pasillo hacia el salón con caras de no haber ocurrido nada.
Tras unas 4 tranquilas y agonizantes horas, aquellas clases finalizaron con un suspenso en examen sorpresa, porque James vio conveniente realizarlo. Seguramente nos oyó a Mamá y a mi discutiendo del mismo tema diario.
Atravesé la puerta de mi cuarto y cerré rápidamente, pero finalizando con un toque suave para no hacer ruido alguno que pudiera hacer que Mamá se percatara de que volvía a mi santuario.
Llamo santuario a lo que realmente es mi hogar, una habitación repleta de todo tipo de artículos que un chico de mi edad le podrían gustar. Figuras de Anime y videojuegos, dibujos de todo tipo, videoconsolas y un ordenador, con ni mas ni menos, que 3 pantallas y repleto de luces. Además de todo eso, lo estándar, una cama, un armario repleto de ropa, eso si completamente blanca, y alguna que otra lampara para no tener mucha luz en las noches intensivas de juego.
Tras cerrar la puerta, volvi a sentarme en aquella elegante silla de oficina, me coloque mis cascos para volver a jugar, pero todos mis amigos y compañeros, ya se habían marchado, cada uno tenia sus tareas que hacer o ya se fueron a dormir.
En fin, como cada uno de mis días, no quedaba otra que volver a jugar al mismo juego de cada noche, en el cual gracias a dios conocí a Hyu.
Ambos heramos miembros de la Alianza en World of Warcraft, y por casualidad nos conocimos en una Raid, que para añadirle mas dramatismo al momento, dicha Raid eran Las Firelands.
Como cada noche, el me esperaba en la entrada de la Raid para farmearla los dos juntos sin necesidad de traer a todo un equipo.
Cogí la llamada de Discord que estaba resonando mientras se podía oir de fondo la banda sonora del menú del juego.