Capitulo único

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Había llegado el día, un Rivera se casaría hoy.

Y uno en particular que es realmente molesto.

Hiro abrió por segunda vez la tarjeta que se les había sido entregada hace unos días, solo para verificar el lugar y la hora de la recepción, pero sin duda era una molestia tener que encontrarse con...

Un Horror, completamente

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Un Horror, completamente.

No podía solo no leerlo, el texto estaba en letras exageradamente grandes, incluso un miope podría divisarlas a kilómetros.

La dejo a un lado e intento peinar adecuadamente su cabello, incluso en eventos especiales su cabellera no cooperaba para nada, luego de un rato de que el cepillo se atascará en su cabeza, se rindió. Miguel entró a la habitación ya listo, pulcro y elegante como siempre, no como el, que ni siquiera podía amarrarse bien el corbatín, sin duda la etiqueta no era lo suyo.

—¿Terminaste?

Miguel tenía esa fatidiosa pero atrayente sonrisa muy típica de él, siempre se debatía entre golpearlo o besarlo, algunas veces optaba por las dos, pero solo por hoy lo ignoraria y seguiría en lo suyo.

—Estoy en eso.

—Esta bien, aun tenemos tiempo de sobra ¿Donde dejaste la invitación?

—Aquí la tengo, guárdala si quieres, no será necesario llevarla.

El moreno la tomo con la idea de meterla en el cajón, pero antes le dio una rápida inspección. Miguel estaba muy contento por su hermano Marco, que decidiera casarse en estas fechas no era coincidencia ni sorpresa, se lo espero bastante, todas las decoraciones de la tarjeta, incluso de la boda, le daban mucha nostalgia.

—Esto me trae recuerdos ¿No crees Hiro?

—Claro, si —El mencionado contestó distraído, intentando acomodar el corbatín correctamente para irse de una vez.

—Como en nuestra primera boda —Dijo en tono ensoñador, para luego recargarse en el hombro de su pareja. —Que bellos recuerdos.

Hamada enarcó una ceja, sin comprenderlo.

—¿De qué hablas Miguel? Solo hemos tenido una boda.

Si, hace dos años ellos habían unido sus vidas legalmente. Hicieron una pequeña ceremonia privada con solo familiares y amigos cercanos, muy al contrario del otro Rivera, pero ¿Fue entonces la única vez que prometieron ante tantas personas estar juntos hasta que la muerte los separe?

Miguel se cruzó de brazos e hizo una breve pataleta, demostrando su obvia indignación.

—Hiro... ¿Como eres capaz de olvidarte de aquel día tan importante? En que unimos nuestros vidas en sagrado matrimonio, donde nos juramos amor eterno para toda la vida...

Nuestro primer juramento (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora