- Capítulo 3 -

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-Tenko. Hey,Tenko,¿estás despierta?

-Uhm...

-Chabashira-san -se giró levemente y comenzó a sacudirle.

-Solo...un rato más...-Cerraba los párpados con fuerza y un rubor en las mejillas.

-Sabes que no tenemos tiempo que perder. Venga,que tenemos que recoger la tienda y todo. -Dijo el de pelo verde,saliendo de su saco de dormir y lo comenzaba a recoger.

-No tengo porque hacerte caso hombre d-... Amami-kun...

-Venga,no querrás preocupar a Himiko,¿no?

Al escuchar eso,la del lazo con forma de flor se levantó rápidamente del sacó y recogió sus pertenencias a la velocidad del rayo. Amami soltó una carcajada y se acercó a Tenko,posando su mano en su cabeza; despeinandola  un poco. La contraria se sonrojó levemente y,agachándose, se apartó probablemente molesta. Quien sabe.

-V-vamos,tú mismo has dicho que no tenemos tiempo que perder.

Ambos se quedaron frente al otro,mirándose a los ojos sin decir una sola palabra. El de pelo verde sonrió levemente. Era una sonrisa cálida,tranquilizadora y sincera, al igual que su mirada,como si todo el mundo cambiará y todo fuera bien,sin cabida de algún temor o preocupación, y Tenko sentía eso. Por primera vez en aquel viaje,se sentía cómoda y tranquila; mientras su corazón latía con fuerza y un rubor iba y venía a sus mejillas.
En cuanto a Rantaro,el simple hecho de estar con la chica ya lo hacía feliz,pero lo que realmente le hechizaba de ella,eran sus ojos,de un verde  Siempre llenos de energía para vivir y nunca rendirse. Una energía pura y constante,como una llama inextinguible que no pararía ante nada ni nadie.
Estuvieron así un buen rato,hasta que Tenko se atrevió a romper el silencio, bastante sonrojada. Para su sorpresa,estaban bastante cerca el uno del otro.

-¿Q-que miras? No tenemos t-todo el día. -Dijo ella,retrocediendo unos pasos.

-Oh,perdona. Vamos.

Siguieron su camino,siempre al borde del río. Extrañamente,el de talento desconocido iba por delante.
La maestra de Aikido sujetaba una mano contra su pecho,notando como su corazón latía con fuerza.
Estaba...¿enamorada de Rantaro? Imposible,ella adoraba a Himiko Yumeno. Incluso quizás,solo quizás,la amaba...,¿no?
Pero Rantaro... Rantaro Amami no era como los demás hombres. El no era de esos que se emocionan cuando una mujer en bañador pasa a su lado. Era imposible no sentirse bien con el,no con esa sonrisa tan sincera. Esa que siempre te apoyaba a continuar. Esa,que siempre estaría contigo tanto en los buenos como en los malos momentos. Esa sonrisa,que nunca te abandonaría.

Pensar eso solo puso a Tenko aún más nerviosa,ralentizando aún más su caminar. Rantaro notó eso y dió media vuelta sobre sí mismo.

-¿Estás bien, Chabashira-san? -Se acercó a ella.

En respuesta,la chica retrocedió.
-¡P-por supuesto que estoy bien! -Respondió sin poder controlar sus emociones.

-Tenko... Porfavor. -Se acercó una vez más, y para asegurarse de que no se alejara una vez más, puso una mano en cada hombro.

La del lazo con forma de flor no sabía que decir,estaba temblando y su cara estaba completamente sonrojada.
-Y-y-ya te he dicho que estoy bien...

-Se nota que estás mintiendo...

-¡N-no miento!

-...
El de ojos verdes acercó su rostro al de la contraria,a lo que está reaccionó temblando aún más,roja como un tomate.

-¿Q-que haces...?

No dijo nada. Solo se acercó más. Iba...¿Iba a besarla?

-P-para...

Rantaro no paró. Se acercó más.

-Rantaro p-para...

-No -y con eso,la abrazó con fuerza-.

-¿Q-que...?

-Da igual todas las veces que digas que estás bien. Tu no eres como Kokichi,se nota cuando estás mintiendo. -Sonrió leve.

Al principio,la de pelo castaño oscuro se resistió pero acabo cediendo.

-Ahora dime.¿Estás bien?

Suspiró hondo y cerró los ojos.
-Estoy bien.

-De acuerdo.
Sonrío y la soltó. Acarició su pelo y dió media vuelta,retomando el paso.

Tenko estaba mucho más tranquila,pero seguía sonrojada. Sonrío y caminó a su lado,hasta que se dieron cuenta de que la corriente era cada vez más pequeña. Llegaron hasta un montón de rocas,de entre las cuales había un hueco por la que salía una corriente de agua cristalina.

-¡Mira! Parece que ya hemos llegado al origen del río. -Dijo ella,emocionada.

El chico asintió con alegría.
-Cierto. Seguro que ya nos falta poco para llegar a la cima.

La de pelo castaño oscuro sonrío de oreja a oreja al oír eso,era un gran alivio. Acto seguido hizo un pequeño sprint, adelantandole mientras reía levemente.
-¡Vamos Amami-kun,no podemos parar ahora!

Él asintió con la cabeza una vez más y corrió a su lado.

Corrieron un tiempo, compitiendo por ver quién corría más rápido de los dos. El resultado era obvio; Chabashira ganó,pero Amami no se rindió pese a su clara derrota. Ambos cayeron agotados entre risas,tumbados en el suelo y rodeados de hojas. Hojas de un verde esmeralda,de formas completamente diferentes entre ellas; no habían dos iguales. Pero,aún así, pese a sus diferencias formaban un precioso paisaje verdoso,rebosante de vida. Ambos estaban tumbados en ese suelo,juntos. Y al igual que las hojas,eran completamente diferentes pero encontraban la armonia, y convivían: ya fuera en clases,de camino a casa, o un encuentro casual en la tienda,haciendo recados.

Incluso con innumerables ocasiones,Tenko se negaba en rotundo a hablar con el. Pensaba que era como el resto de hombres que hieren a las mujeres o solo piensan en verlas desnudas. Ahora sabía que se equivocaba y se arrepentía de no haberle hablado antes, Rantaro Amami era una gran persona, incluso siendo un hombre.

En cuanto a Rantaro, tampoco pensó en hablar con Tenko. No es como que fuera a responderle de todas formas. Pero ahora sabía que si la conocías más, Tenko Chabashira era mucho más que una feminista que no sabe lo que es el control emocional. Tenko era sincera y no tenía miedo de decir su opinión a pesar de lo que pensarán los demás.

Se quedaron en silencio,mirándose a los ojos y la respiración aún algo agita por la carrera de antes.

-...

-...

Los corazones de ambos latían con fuerza,pero sin prisa,como una calmada melodía. Quizás como esas que tocaba Kaede cada día en su sala con el piano. Eran bonitas y relajaban el corazón, haciendo oídos sordos a los problemas.

Una pequeña brisa soplaba,removiendo las hojas. Tras un rato.

-Hey, Rantaro...

-¿Si?

-Deberíamos seguir,no podemos quedarnos aquí. -Dijo la chica,levantando el torso del suelo.

-Solo... Un minuto más.

-...De acuerdo. Solo uno más. -Volvio a recostar el torso contra el suelo.

Un minuto pasó y ninguno decía nada. Dos minutos. Tres minutos. Pasaba el tiempo,pero ninguno de los dos quería irse. Cuatro minutos. Cinco minutos. Seis minutos. El silencio continuaba. Rantaro se levantó del suelo y sacudió su ropa,mientras le ofrecía su mano a la de diadema rosada para ayudarla a levantarse. Esta tomó su mano y se levantó,quedando frente a Amami, cogidos de la mano.

Decidieron seguir caminando,pero seguían cogidos de la mano. Quizás por accidente, quizás a propósito. Quien sabe.

Perdidos | Amashira (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora