Este no es mi día.
Definitivamente este no es mi día.
Salgo del auto azotando la puerta, a este punto creo que no existe algo peor que un neumático ponchado en medio de la nada.
Rodeo el auto para observarlo desde el frente y lo que veo me hace querer gritar de frustración. Los dos neumáticos delanteros están ponchados.
- ¡Maldita sea! - Pateo el auto y son mis pobres Jimmy Choo los que sufren el daño.
- No creo que de esa manera puedas resolver algo. - Dice alguien a mis espaldas y yo maldigo al reconocer la voz.
Sígueme torturando, destino.
- Si lo resuelvo o no, ese es mi problema. - Prácticamente le grito, aún sabiendo que puede ser mi salvador.
- Tranquila, pulguita. - Alza sus brazos. - Estoy en son de paz, solo quise ver si necesitas ayuda.
Cierro los ojos tratando de tranquilizarme y diciéndome que él no tiene la culpa de nada. Cuando los vuelvo a abrir Matthew, el mejor amigo de mi hermano, está sonriendo.
- Lo siento. - Intento sonreír.- Estoy un poco estresada, hoy es mi primer día de trabajo y no está saliendo como lo pensé.
- No te preocupes, pulguita. - Cuando escucho el estúpido apodo entrecierro los ojos y él ríe. - Veo que sigues odiando que te llame así.
- Ya no soy tan pequeña.
- Pero tú siempre serás mi pulguita, aunque tu recibimiento no fue tan amable. - Abre sus brazos y yo sonrío ampliamente antes de arrojarme a ellos. - Extrañé a mi consejera personal.
- Y yo a ti, idiota.
- Nate no me dijo nada acerca de tu regreso, no sé si sentirme ofendido. - Hace un puchero adorable y yo río.
- Fue algo inesperado.
- ¿Y qué le sucedió a tu auto?
- Los dos neumáticos delanteros se poncharon.
- Sólo tú podrías ponchar dos neumáticos. - Niega divertido. - ¿Ya llamaste a la grúa?
- Si, dijeron que no tardaban.
- Bien. Esperemos que se lleven tu auto y luego yo te llevo a tu trabajo. - Ofrece Matt y yo sonrío agradecida.
***
Tenía nueve años cuando la familia de Matthew se mudó a la casa vecina, él era tres años mayor que yo, por lo tanto más alto. Una vez él se burló de mí y me llamó pulguita, Nate, como buen hermano mayor, salió a defenderme, lo que lo hizo ganarse un diente roto y a Matt un ojo morado. Desde entonces, y de una manera retorcida, se volvieron mejores amigos prometiendo defenderme de cualquiera que quisiera burlarse de mí o me hiciera daño.
Catorce años han pasado y Matthew ahora es considerado como parte de la familia. Solo que a veces es un poco insoportable y me hace desear ser yo la que ahora le deje un ojo morado.
- Eres una pulguita fotógrafa.
O tal vez los dos ojos morados.
- Soy más alta que la estatura promedio, y aún así me sigues llamando pulguita.
- Ya dije que para mí siempre serás una pulguita. - Alza la mano derecha del volante y junta los dedos índice y pulgar para hacer valer su punto.
Bueno, ¿Cómo no parecer una pulga cuando el chico juega baloncesto y es todo un gigante?.
- A tu lado cualquier persona parece una pulga.
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Placeres Simples
RomanceEl deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir. - Marcel Proust Prohibida cualquier tipo de adaptación. Todos los derechos reservados.