3. El Placer De Su Presencia

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Este no es mi día.

Definitivamente este no es mi día.

Salgo del auto azotando la puerta, a este punto creo que no existe algo peor que un neumático ponchado en medio de la nada.

Rodeo el auto para observarlo desde el frente y lo que veo me hace querer gritar de frustración. Los dos neumáticos delanteros están ponchados.

- ¡Maldita sea! - Pateo el auto y son mis pobres Jimmy Choo los que sufren el daño.

- No creo que de esa manera puedas resolver algo. - Dice alguien a mis espaldas y yo maldigo al reconocer la voz.

Sígueme torturando, destino.

- Si lo resuelvo o no, ese es mi problema. - Prácticamente le grito, aún sabiendo que puede ser mi salvador.

- Tranquila, pulguita. - Alza sus brazos. - Estoy en son de paz, solo quise ver si necesitas ayuda.

Cierro los ojos tratando de tranquilizarme y diciéndome que él no tiene la culpa de nada. Cuando los vuelvo a abrir Matthew, el mejor amigo de mi hermano, está sonriendo.

- Lo siento. - Intento sonreír.- Estoy un poco estresada, hoy es mi primer día de trabajo y no está saliendo como lo pensé.

- No te preocupes, pulguita. - Cuando escucho el estúpido apodo entrecierro los ojos y él ríe. - Veo que sigues odiando que te llame así.

- Ya no soy tan pequeña.

- Pero tú siempre serás mi pulguita, aunque tu recibimiento no fue tan amable. - Abre sus brazos y yo sonrío ampliamente antes de arrojarme a ellos. - Extrañé a mi consejera personal.

- Y yo a ti, idiota.

- Nate no me dijo nada acerca de tu regreso, no sé si sentirme ofendido. - Hace un puchero adorable y yo río.

- Fue algo inesperado.

- ¿Y qué le sucedió a tu auto?

- Los dos neumáticos delanteros se poncharon.

- Sólo tú podrías ponchar dos neumáticos. - Niega divertido. - ¿Ya llamaste a la grúa?

- Si, dijeron que no tardaban.

- Bien. Esperemos que se lleven tu auto y luego yo te llevo a tu trabajo. - Ofrece Matt y yo sonrío agradecida.

***

Tenía nueve años cuando la familia de Matthew se mudó a la casa vecina, él era tres años mayor que yo, por lo tanto más alto. Una vez él se burló de mí y me llamó pulguita, Nate, como buen hermano mayor, salió a defenderme, lo que lo hizo ganarse un diente roto y a Matt un ojo morado. Desde entonces, y de una manera retorcida, se volvieron mejores amigos prometiendo defenderme de cualquiera que quisiera burlarse de mí o me hiciera daño.

Catorce años han pasado y Matthew ahora es considerado como parte de la familia. Solo que a veces es un poco insoportable y me hace desear ser yo la que ahora le deje un ojo morado.

- Eres una pulguita fotógrafa.

O tal vez los dos ojos morados.

- Soy más alta que la estatura promedio, y aún así me sigues llamando pulguita.

- Ya dije que para mí siempre serás una pulguita. - Alza la mano derecha del volante y junta los dedos índice y pulgar para hacer valer su punto.

Bueno, ¿Cómo no parecer una pulga cuando el chico juega baloncesto y es todo un gigante?.

- A tu lado cualquier persona parece una pulga.

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⏰ Última actualización: May 26, 2019 ⏰

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