01

3.3K 567 263
                                    

La primera vez que lo vio, sintió que moría en ese mismo instante...

.

.

El ruido de los camiones llegando a sus oídos. No podía ver nada.

Estaba vivo, sin embargo, Naruto no podía dejar de ansiar que la muerte próxima llegara rápido y no de la manera lenta y tortuosa como sabía que vendría.

—Malditos perros que osan apuntar con sus armas a nuestros camaradas —Escuchó que decía un sujeto a lo lejos. Específicamente, era el conductor de la camioneta en la que lo mantenían prisionero inmovilizado de brazos y piernas. El saco de arpillera que cubría su cabeza le imposibilitaba ver cualquier cosa a su alrededor.

Removió la nariz, incómodo. El material picaba y le causaba alergias, por lo que estaba poniendo un esfuerzo sobrehumano en intentar aguantar un estornudo, pues sabía que cualquier sonido podría meterlo en problemas.

El soldado 09, Naruto Uzumaki, había sido capturado en un descuido cuando este intentó ayudar a uno de los soldados enemigos que agonizaba metros de su escondite. Naruto nunca había sido capaz de ignorar los gritos de auxilio, es por esta razón que terminó cayendo en una trampa que ni sus captores creyeron que funcionaria.

"Toda buena acción siempre es recompensada "Le había enseñado su madre desde pequeño. Pero en la guerra, incluso una buena acción podría condenarte.

Cuando Uzumaki creyó que ya no podría aguantar más el estornudo que le hacía removerse de manera graciosa la camioneta frenó con brusquedad remeciéndolo violentamente hacia un costado golpeándose con lo que creía ser la puerta del vehículo. La misma que se abrió de improviso haciendo que cayera al suelo y se golpeara la cabeza en medio de la oscuridad a la que lo habían condenado.

—Señor, soldado nueve —La voz inconfundible del maldito que había fingido estar herido llegó a sus oídos haciéndole hervir la sangre de rabia. No podía entender como un tipo que había estado a punto del llanto por una simple herida de bala en el brazo ahora sonaba tan tranquilo y demandante. Apretó los dientes enojado aguantándose el coraje.

—Ah, el tipo resistente.

Otro sujeto rió en medio de una mofa y pronto sintió que lo obligaban a levantarse únicamente para dejarlo de rodillas. Después de unos segundos, sintió unas ásperas manos en su cuello buscando la amarra del saco sobre su cabeza. Tragó duro y no pudo evitar soltar una maldición cuando la poderosa luz del día le golpeó en su rostro tan de lleno que creyó que podría quedarse ciego. Casi gritó exigiendo que le volvieran a poner el saco al no ser capaz de acostumbrarse a tanta luz luego de haber permanecido durante horas a la obscuridad absoluta.

Los tipos a sus espaldas siguieron hablando mientras él intentaba por todos los medios terminar de abrir los ojos y adaptar su campo de visión...

Y cuando lo logró, sintió un escalofrío recorrerle rápidamente el cuerpo como si delante suyo un arma le señalara amenazándolo con exterminarlo. Pero no era un arma lo que había provocado esa reacción en él.

Sus ojos seguían doliendo por el primer contacto con la luz exterior pero aun así podía verlo claramente, como si su presencia divina no pudiera ser ignorada ni siquiera por un malestar ocular.

Sintió que la respiración comenzaba a írsele mientras le sostenía la mirada al soldado de ojos negros profundos y rasgos occidentales preciosamente pulidos en un rostro masculino. Él estaba completamente sucio y su rostro de seguro demostraba lo cansado que debía estar por no haber podido dormir durante la noche debido a la ansiedad que le causaba saberse en manos del enemigo. Naruto Uzumaki, no pudo entender como un rehén en sus mismas condiciones podía lucir tan pulcro y perfecto mientras él estaba hecho un desastre.

The First And LastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora