2061

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El cometa Halley seguía su eterna trayectoria girando alrededor del sol, siempre guiado por la órbita del padre de todos los cuerpos celestes de la galaxia. Tal y como estaba programado con 75 años de antelación, por fin su estela luminosa podía ser observada por prácticamente cualquier telescopio terrestre; incluso la luz que expedía podía distinguirse sin ningún instrumento desde la tierra.

Era el año 2061 y su paso por el mundo se transmitía a todo el planeta, mostrándose como el acontecimiento insólito que era; pocas personas tenían la fortuna de verlo dos veces en su vida.

En las agencias espaciales de más renombre se estudiaba el suceso, pero se trataba ya de trabajo rutinario para los científicos e ingenieros, puesto que el cometa era un cuerpo celeste tan estudiado como el sol. Su periódica aparición había hecho que, según palabras de los científicos, el cometa ya no proponía investigaciones que no se hubiesen hecho ya, no había nada nuevo que aportar.

Por lo pronto la comunidad no científica veía aquello como un espectáculo, un recordatorio de lo pequeña que es la tierra y lo inmenso que es el espacio; lo que para el mundo eran 75 años, para el cometa no significaba nada. El espacio se regía por otro tipo de unidades de medida, tanto de tiempo como de distancia, el paso del cometa servía para que el mundo meditara al menos un segundo en esas cuestiones que no llegan a ser importantes en la efímera vida humana.

A las 4:50 AM la base espacial en Houston recibió mensajes de diversos satélites americanos. La interpretación de aquellas señales dio como resultado la noticia de que fragmentos del cometa se habían desprendido de él. Al analizar con detenimiento el caso se determinó que eran tres los pedazos de roca que se habían fragmentado, dos de ellos tenían 1km de longitud, mientras el restante era de 2km aproximadamente. Por suerte su desprendimiento no ponía en riesgo alguno a la tierra.

Las organizaciones espaciales chinas y rusas se habían enterado del suceso al mismo tiempo que las americanas. Las tres naciones estuvieron de acuerdo en convocar una junta de extrema urgencia, así como de extrema discreción.

La reunión se llevaría a cabo en un lugar clasificado en una isla cercana al continente africano. La cantidad de invitados que asistiría no sobrepasaba las quince personas; sin duda el top 10 de la élite intelectual de la época. Ingenieros, físicos teóricos, astrofísicos, científicos y secretarios de defensa de los países involucrados eran los títulos de aquella convocatoria.

Una vez todos los invitados se habían instalado en la cámara, el astrofísico chino Gian Gao tomó la palabra.

-Buenas tardes tengan todos -dijo el astrólogo en un inglés decente-, el motivo más importante por el cual el gobierno de China apoyó llevar a cabo ésta junta es para discutir algunos temas concernientes al cometa Halley, obviamente, que en este momento sobrevuela a la Tierra.

»Como bien saben, a tan sólo tres horas de haber entrado en nuestro campo de visión, se suscitó el "desprendimiento" de lo que a primera vista parecían tres pedazos del mismo cometa.

Mientras el astrólogo hablaba, una pantalla comenzó a mostrarse a su espalda.

»Como pueden observar, éstas son imágenes que nuestro satélite Kion-300 envió a la base en Beijing. Observamos un comportamiento demasiado inusual de acuerdo a lo que se sabe en el tema de la fragmentación de un asteroide.

»En la imagen 1, se puede apreciar cómo las tres partes desprendidas parecen elevarse del cometa, con premeditada sincronía y dejando que éste avance dejando los fragmentos a merced del espacio.

»En la imagen 2 y 3, pareciera como si los tres fragmentos "despegaran" del asteroide. Hemos estado monitoreándolos desde su desprendimiento, y éstos objetos rocosos continúan justo en el mismo lugar del espacio, sin ningún tipo de movimiento provocado por la titánica órbita solar.

»Todo esto ha provocado la preocupación en la comunidad espacial de nuestro país. Estamos dispuestos a cooperar para el esclarecimiento sobre lo que esté pasando allá arriba.

El astrofísico había terminado de exponer su presentación y los murmullos en la sala iniciaron. Podía sentirse la incomodidad en la sala por parte de todos los congregados, siempre la curiosidad científica había sido el impulso necesario para analizar y comprender cualquier tema terrestre como espacial, pero al menos la mayoría compartían el sentimiento de que esto estaba un poco fuera de lugar.

Un ingeniero norteamericano llamado Michel Keats, pero que trabajaba para el gobierno ruso, tomó la palabra.

-El gobierno ruso apoya y secunda la preocupación que el gobierno Chino ha externado. Los satélites soviéticos están en constante alerta por si alguno de éstos 3 fragmentos muestra alguna novedad. También nos gustaría hacer constar que nada de esto se ha hecho público, y que se exhorta a los demás gobiernos para que se siga manteniendo de ésta manera, al menos hasta que estemos seguros de que no hay ninguna especie de amenaza para la tierra.

Nadie había querido formular ni escuchar la palabra "amenaza". Bajo éstas circunstancias de incertidumbre, incluso el científico más calificado podría caer víctima de pánico por su impotencia. La sala quedó en silencio varios minutos entre miradas perdidas.

El secretario de defensa nacional norteamericano, Gary Smith, fue el siguiente en tomar la palabra.

-Dadas las noticias que se han expuesto, me parece que lo más adecuado sería mandar una expedición, con el objetivo de determinar si todo esto representa un peligro latente, y si no es así, que se investigue el por qué aquellos fragmentos se muestran inamovibles.

El silencio continuaba prolongándose, pero las miradas ya no estaban perdidas.

-Me parece también, -el secretario hizo una pausa deliberada, imprimiéndole importancia a lo que diría a continuación-, me parece también que sería una buena oportunidad, aprovechar ésta situación y probar el proyecto Jaegar.

5 horas después de terminada la reunión internacional y prácticamente desconocida, los medios de comunicación no fueron capaces de pensar que había una conexión entre las cancelaciones de los compromisos que los presidentes (EUA, China, Rusia) tenían previamente programadas. Otra junta de otro estilo pero que estaba vinculada al mismo tema iba a llevarse a cabo en otro lugar clasificado, en una ciudad semi desierta en Argentina.

2061Where stories live. Discover now