Dolor [Spideypool]

Wolverine tiene la culpa

La vida era una mierda en toda la extensión de la palabra.

Su novia practicamente le abandonó al mirarle después de un tiempo.

Sabía que sería difícil para ella. Wade ya no era el Adonis de hace unos años, pero de ahí a dejarle sin pensárselo dos veces era algo muy irónico.

¿Dónde había quedado ese amor que tanto le profesaba cuando estaba enfermo?

¿A caso su ser era tan desagradable como para hacerla reaccionar así?

Esperaba el típico "no eres tú, soy yo" que solían usarse para ese tipo de situaciones.

Ahora la moda al parecer era «Vete a la mierda. Me dejaste sola. Bye. Bye» una moda que no pensaba adoptar por los momentos.

Vanessa no era ese tipo de chica, sabía que había alguien detrás de esto. Tal vez fuera el querido profesor X jugándole una broma por no unirse a los X-Men, aunque juraba que le había visto suspirar de alivio al rechazarlo la última vez.

Seguro, uno de sus enemigos había evolucionado de cabron a super mutante cabron con poderes de "Él amor de tu vida te despreciará por ser más feo que una prueba de embarazo positiva a la edad de trece".

No recordaba haber dejado a ninguno vivo desde hace mucho, así que tal vez estaba equivocado.

Llevó sus manos a su rostro sorprendido.

¿Y si había sido Wolverine en venganza por haber robado sus queridas pantaletas de la suerte?

¿Muy paranoico?

Tal vez.

Se tiró en su cama intentando apaciguar sus pensamientos.

¿A quién quería engañar?

Era obvio que todo eso le pasaba por una razón. Hasta él le diría que no a tal homunculo. Es sólo que encontrarla en plena calle con otro tomados de las manos era algo que le rompería el corazón a cualquiera.

Aunque al menos no la había encontrado follando.

Punto para el optimismo.

Dejó su pistola favorita en la mesa de noche. Su cuerpo se encontraba cubierto de sangre después de la paliza que le dio a su más reciente víctima. Tal vez no fuera la mejor manera de reencontrarse con la chica de sus sueños; pero se acercó a ella sin miedo.

Ese "hola" que salió de sus labios sonó sin titubeos. Ella reconoció su voz al instante.

Pareció sorprendida; preguntó si estaba soñando y, luego de explicarle que había vuelto por ella después de una larga tortura, la muy condenada le señaló al chico que la acompañaba. Un alto y fornido hombre que se notaba la quería para una noche.

Aunque debía admitir que ella no había perdido su buen gusto.

Se negó a quitarse la máscara. Y Carlysle sólo quiso golpearle; no negaba que estaba en su derecho, pero, vamos, tener un poco de tacto al cortar la relación era de agradecer.

Mantuvo la mirada en su dedo índice, después de dejarla sola tuvo que irse a su encargo y ahí lo perdió en la pelea.

No le dolía, pero esa sensación de vacío no podía sacarsela.

Se refería al dedo. Por si acaso.

Tomó su almohada y se restregó contra ella. Ahora estaba cansado; sólo quería dormir hasta que todo ese mal rato se borrara de su mente.