cuento pequeño

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Sus labios se pararon lo suficiente para dejar escapar esas palabras

-Te amo...

Era un susurro en la inmensa soledad, esas palabras que rompían con la tranquilidad que se encontraba en aquel lugar

-Oh vamos, ¿no te parece un poco absurdo el decirlo en estas situaciones?

Sus labios se fueron cerrando poco a poco, su miraba suplicaba una respuesta diferente, una que yo no le daría

-Antes esperaba ansiosa por esas palabras, las buscaba desesperadamente, pero hubo un punto donde ya no estabas, tu ausencia me dejo ver muchas cosas tan indeseables como tú

Sus labios aún se mantenían cerrados lo único diferente esta vez era que en sus ojos se veía la desesperación, intentó arrastrarse poniendo su mano en la herida de su estomago para detener el sangrado y así poder escapar

-¿Por qué huyes?, es el final aceptalo como yo lo hice ¿o acaso me ves llorar?

Su rostro cambio de una manera tan retorcida, me causa terror y repulsión, nunca había visto algo como eso, me causó unos escalofríos que recorrieron todo mi cuerpo, casi como un impulso por el terror que me causó le corte el cuello de lado a lado

-Oh querido padre mira lo que has hecho... Tus palabras no eran de amor, eran suplicas de perdón causadas por el terror de verme con el cuchillo con el cual tantas veces dijiste que usarías para acabar con mi vida.

De nuevo hay un completo silencio, uno tan satisfactorio, una tranquilidad tan preciosa y una oscuridad tan absorbente, al fin acabe con el hombre de los cuernos.

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