Apenas se detuvo la atracción, apresure mi paso para llegar con Alessandro al puesto y espere mi turno.__ Danna, ¿nos iremos? –Pregunto buscando su cargador-
__ No, aun no.
__ Será.
Él siguió en su teléfono y mientras la fila avanzaba por alguna razón, me sentía nerviosa, llevamos más de 3 años conociéndonos y si esto fallaba, solamente me había invitado a esta cita por obligación, mas no como la chica que le gustaba. Realmente fue muy extraña esta salida, porque Gabriel y los padres de Alessandro vendrían con nosotros, pero por alguna u otra cosa, a los tres se les presento un inconveniente y solo vinimos nosotros dos, en plan de una cita, pero nada está resultando como lo imagine, esta mañana...
__ Que sea uno, por favor...
La señora asintió y me entrego la pequeña bandeja.
__ Necesito que dejes el teléfono.
__¿Por? –murmuro sin fijarse en mi molestia- Vamos Danna, ¿no te estas divirtiendo?
__ Te daré un golpe en frente de todos, si no lo guardas, Alessandro...-fruncí mi ceño, me miro serio y levanto una ceja, pero al ver que mi mirada no se quitaba de su apreciado teléfono, decidió esconderlo en su bolsillo trasero-
__ ¿Y bien?
__ Siéntate –ordene-
__ ¿Qué compraste ahí? –Señalo el puesto-
__ ¿Ni siquiera lo leíste?
Negó y sonrió, e intento indagar en la pequeña caja, sin éxito alguno.
__ no traje mis lentes.
__ Son churros –dije abriendo la caja, se veía ansioso-
__ ¿Me invitas?
__ Yo creo que... NO. –Hizo un puchero- solo hay uno, lo siento, José...
__ Jamás me llamas José, es raro, sígueme llamando Alessandro y... Vamos Danna, estamos en una cita, todo se comparte.
Mi corazón comenzó a palpitar aceleradamente cuando escuche la palabra cita provenir de sus labios, a pesar del significado que este le diera.
__ Pues, no recuerdo haber compartido mi asiento en el barco contigo...
Alzo su mano y la coloco en mi cabeza, para así poder desordenar mi cabello y con una leve sonrisa en sus labios, me dijo...
__Lo siento por eso, de verdad.
__ Sí, ajá...
__ ¿Ahora merezco uno de esos deliciosos, churros? –Pregunto mirando fijamente la bandeja- ¡Vamos, Danna!
Sonreí ladinamente y acerque el churro a su boca pero antes de que pudiera darle el primer mordisco lo aleje.
__ Yo los compre, debería de probarlos yo primero, ¿no lo crees? –pregunto divertida-
__ ¡Eso no se vale! –Bufo como un pequeño-
ESTÁS LEYENDO
UNA BANDEJA DE CHURROS, POR FAVOR.
Historia Corta¿Esto realmente es una cita? Pues, no lo creo... UNA BANDEJA DE CHURROS, POR FAVOR.