Siluetas

La verdad

No sabía qué sentir

y la verdad, no importó,

porque cuando sus manos me tocaron

el resto de mi cuerpo supo

exactamente lo que debía hacer

y se estremeció con el calor del otro cuerpo,

mientras la ropa caía y los besos llegaban

me dí cuenta de que ya no podía pensar,

todo mi ser se dejó llevar.

Puse mis manos en sus pechos

y la besé tan intensamente que

se me hizo casi imposible detenerme,

la recorrí entera y entre sus piernas descubrí

el sonido del placer, supe como se siente

y como huele la pasión.

Esperé un momento, ella sin pensarlo

me recostó sobre la cama

y besó cada parte de mí,

su lengua consiguió llevarme

a lugares que jamás conocí

y cuando por fin pude volver

mi cuerpo temblaba como si ya

mi mente no lo controlara,

en ese momento supe

que mi ser no era mío

y la verdad, ya no lo quería.