One shoot

4.3K 132 27
                                    

Estaba muy nerviosa, era mi primer día en la universidad. Empezaba el tercer curso en un lugar distinto por culpa de mis padres. Ahora vivía sola en un piso. Seguí las indicaciones de mis padres y intente socializar. Al acabar el día ya tenía el numero de dos chicas en mi teléfono.

Los días siguientes me fui calmando, ya tenía una rutina establecida. Llegue a la clase y me senté. Estuve una hora allí sentada escuchando el profesor hasta la pausa. Me levante. Vi un chico al fondo de la clase que me seguía con la mirada. Lo ignore y seguí caminando hasta el baño. Al volver, ese chico siguió mirándome. Hacia una media sonrisa mientras me miraba. Me fije un poco en como era de aspecto. Parecía alto, pero allí sentado no lo podía apreciar bien. Pelo corto oscuro. Una tez fina y unos pómulos bien definidos. Llevaba una sudadera.

Los siguientes días siguieron igual. Cada vez que me levantaba ese chico me observaba. Al principio pensé que no me miraba a mi. Pero después de unas semanas seguía igual, detrás mío no había nadie y miraba en esa dirección. Entonces me di cuenta que a quien miraba era a mi. Me incomodaba un poco su mirada, pero aprendí a pasar y seguir con lo mío.

Los viernes, en los cuales sólo tenía dos horas de clase, los dedique a pasar apuntes en la biblioteca al acabar. Me metía allí un par de horas y volvía a casa para comer.

Una mañana de invierno, concretamente el martes, me subí al vagón del tren. Estuve un rato allí sentada esperando hasta llegar a la facultad. Después tome el autobús. No había sitio, así que me quede de pie sujetándome a un asiento. El autobús se balanceaba de un lado al otro. Me tropecé, por poco me caigo al suelo. Me gire y vi que nadie se había dado cuenta. Seguí de pie. Mire por la ventana, había mucha niebla. Observe a un chico que tenía un parecido impresionante a Ansel Elgort. Era monisimo. Llevaba una chaqueta anaranjada. Al detenerse el autobús en la parada de ciencias económicas mucha gente se bajo. Me aproxime a la salida. Delante mío habían unas chicas. Ese chico las dejo pasar. Decidí dejarlo pasar a él y me detuve.

-Tranquila, pasa- pronunció el chico

Me sonrío. Pase por delante suyo y baje del autobús de un salto. Seguí hablando con unas compañeras y mire a donde iba. Gire la cabeza y él se aproximaba a la cafetería. Seguí caminando hasta llegar a mi aula. Entre por la puerta y me volví a encontrar a ese chico. Ahora sabia que se llamaba Scott McCall, un chico un tanto misterioso y jugador de rugby. Pase por delante suyo y me senté en la segunda fila. Cogí el teléfono y envié un par de mensajes hasta que llego el profesor.

Otro día más en la universidad. Esta vez estaba lloviendo. Genial, parecería una oveja al acabar las clases.

Salí del piso con prisas y olvide el paraguas, por lo menos solo chispeaba. Cuando llegue a la universidad aún seguía lloviendo. Me saque la chaqueta húmeda y la deje colgada. Mire por la ventana. Aun llovía más.

Salí de las clases y me resguarde debajo de la biblioteca. Espere un poco, pero aún seguía lloviendo. Unos compañeros de clase me saludaron y entraron en la biblioteca. Seguí allí un rato más, habían empezado los relámpagos. Veía muchos paraguas por ese paseo caminando. Me fije bien y vi un paraguas negro que se acercaba a mi. Levanto un poco el paraguas y vi que era un chico. Era Scott.

-Hola- saludo el chico

-Hola- dije temblando de frío

-¿Quieres que te acompañe?- dijo Scott

-No hace falta- respondí

-Vas a coger la gripe como sigas aquí, vamos, te llevaré

Asentí con la cabeza y me metí debajo del paraguas. Scott sujeto el paraguas y se apartó un poco. Estaba cerca de él debajo de ese paraguas, podía notar mi aliento frío saliendo de la boca. Estaba congelada. Seguí caminando al lado de él hasta que lleguemos a su coche. Aguanto el paraguas mientras me metía en el coche. Cerro la puerta y entro por el otro lado. Deje el bolso a un lado y me abrace a mi misma. Estaba helada. Scott cerro la puerta de un golpe y puso la calefacción. Se saco la sudadera.

Scott McCall y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora