Una Nueva Aventura Comienza

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Una mañana, dentro de lo que parecía una sala con catorce enormes "tronos", dos figuras gigantescas mantenían una acalorada discusión, cosa que era de lo más común en el centro de mando del Olimpo.

- ¡¡MALDITA SEA, YA MATÓ AL JODIDO QUIMERA!!¿¡QUÉ MÁS QUIERES QUE HAGA!?¿¡ACASO ALGUNA VEZ DEJARÁS DE APUNTARLE A MI HIJO!? -

Esto era lo que vociferó la primera figura mientras apretaba con una fuerza tremenda sus puños, siendo este un medio para calmar su furia, aunque el manto de energía verde, que asemejaba las olas del mar y envolvía su cuerpo, daba a entender que no funcionaba del todo.

Este era un apuesto hombre de cabello y barba negros que poseía ojos verdes como el mar, el cual aparentaba unos 40 años bien llevados y que, estando de pié, alcanzaba los 4 metros de alto. Como vestimenta llevaba una camisa de playa, un sombrero de pescador, sandalias y shorts.

- ¿¡CREÍAS QUE CON UNA SOLA MISIÓN BASTARÍA PARA QUE CONFIEMOS EN ÉL!?¿¡ACASO OLVIDASTE A LUKE CASTELLAN!? - le rebatió la segunda figura. Y sin duda estaba molesto, puesto que su aura, que era de un tono azul blanquecino y emitía algunos relampagos azules, también se proyectaba sobre él - ¿¡DEBO RECORDARTE QUE NUESTRO PADRE SALIÓ DEL TÁRTARO POR SU CULPA!? ¡¡NO PODEMOS ARRIESGARNOS, MUCHO MENOS SI ESE MOCOSO TIENE LA BOOSTED GEAR!!

Este hombre poseía una estatura equiparable a la de su compañero, así como su mismo cabello negro y una barba corta, siendo la principal diferencia sus ojos, pues estos eran de un color azul eléctrico. parecía rondar los 35 años y su ropa consistía en un traje formal de color negro a rayas blancas, una camisa blanca por debajo y una corbata roja para finalizar.

Después de decir lo último, el hombre de ojos azules realizó un ademán, tras el cual un cilindro metálico plateado que contaba con puntas en los extremos, similares a las de una jabalina, se materializó en la palma de su mano y de cuyas puntas se emitieron ligeros chispazos de electricidad. Se trataba del Rayo Maestro, una de las armas más temidas y poderosas del planeta. Se decía que su potencia era tal, que las bombas de hidrógeno de los mortales quedaban como meros fósforos en comparación.

Antes de que pudiese apuntar hacia el campamento mestizo, ubicado a varios kilómetros del Olimpo, para poder eliminar a aquella amenaza latente que representaba Issei Hyodo, el dios sintió tres puntas en su cuello.

- Si le llegas a hacer daño a mi hijo, aunque sea un solo rasguño, ten por seguro que tendras que aprender a vivír con un hueco en tu cuello, Zeus - sentenció fríamente Poseidón, quien ahora empuñaba su tan famoso y temido tridente, el cual ahora mismo se encontraba a un empujón de perforar el cuello de su hermano menor.

Parecía que ambos hermanos iban a empezar a luchar ahí mismo pero, afortunadamente, fueron interrumpidos por una figura que ingresó al salón del trono.

- Padre, Tío Poseidón, tenemos una situación en el Laberinto - fue lo que dijo aquel hombre, el cual era alto y delgado, con facciones afiladas y una sonrisa burlona estampada de forma permanente en el rostro. Su atuendo consistía en un pantalón deportivo, una chaqueta de ejercicio, una gorra roja y unas Reebook que poseían unas pequeñas alas en sus laterales, las cuales aleteaban ansiosas por despegar otra vez.

Se trataba de Hermes, dios de los mensajeros, quien cumplía en ese momento su labor al entregar un informe de parte de Hefesto.

- De qué se trata Hermes? - preguntó Poseidón.

- Según Hefesto, los sensores que ha colocado en el Laberinto de Dédalo han detectado un enorme poder recorriendolo. Sospecha que podría tratarse de una Longinus. -

Estas palabras sorprendieron enormemente a ambos dioses, por lo que decidieron dejar su pelea de lado y escuchar con atención el resto del informe, otra Longinus en su territorio podría ser o muy beneficioso o muy peligroso.

Príncipe Dragón Del MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora