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Ainhoa y German observaron como Alexander tapaba el cuerpo de su amiga para que no vieran su desnudes, detalle que no pasaron por alto, vieron que recogía algo del piso y se lo metía en el bolsillo trasero del pantalón dándole la espalda a la mujer que seguía acalorada sobre la barra del bar; la española levantó una ceja de manera interrogativa hacia su amiga y esta sonrió picara por encima del hombro del suizo.

—Veo que no hace falta que los presente —acotó la mujer con algo de diversión en su voz acercándose al pequeño mini bar de la habitación seguida de su esposo.

—El señor Burkhardt y yo hemos coincididos en otras...ocasiones —Alexander arrugó su entrecejo, no es que conociese a la mujer que lo estaba volviendo loco de toda la vida pero podía leer entre sus palabras un toque de burla—, ¿quieren un trago? Yo estoy sedienta —sentía que la sangre le bullía, la manera en cómo se sentía cuando estaba con él la aturdía un poco; había estado con otros hombres, sí, pero no estaba acostumbrada a que su cuerpo despertara de esa manera con un deseo que la consumiera por dentro, era un deseo atronador, desestabilizador.

German rodeó la barra sacando una botella de agua de la pequeña nevera ejecutiva para su esposa, luego sirvió tres tragos ofreciéndole el primero a Alexander, lo veía tenso, vio como su mujer y su amiga intercambiaron una mirada divertida y pensó que las mujeres a veces podían ser muy brujas cuando se juntaban —y cuéntame Alexander —aventuró a decir Ainhoa llamando la atención del suizo— ¿solo te gusta observar o has participado de manera activa en un encuentro?

—Mi experiencia ha sido más visual que práctica —refutó perforando con la mirada a Nina que seguía aun sentada sobre la barra muy cómoda, esta lo observaba con cierto brillo como si el hielo nórdico se estuviese derritiendo—, he pasado la mayor parte de mi vida adulta dirigiendo una empresa—sabia que hablar sobre su vida privada iba contra las reglas del club pero no le gustaba andar con rodeos y se sentía en confianza como para dejar al descubierto una pequeña parte de lo que era su vida—, no soy un hombre de andar de fiesta en fiesta y esta clase de locales no son muy común en Zúrich.

—Ustedes los suizos suelen tener un temperamento muy frío, sin ofender —conjeturó la española tomando un poco de agua de la botella que su esposo le había dado, Alexander rió divertido ante las palabras de la mujer apoyándose en la barra; German se sentó tras de su dueña y esta apoyó su espalda recostándose en el pecho de él instándolo a que la besara, el hombre no se hizo de rogar y complació a su dama en lo que le pedía.

La temperatura en la habitación empezó a subir, Ainhoa pasó una mano por el cuello de su marido instándolo a que profundizara más el beso; Nina estudiaba con cierto interés las expresiones que iba tomando el rostro del hombre que las ultimas semanas le ponía los pelos de punta, lo vio apartar la mirada de la pareja que tenía ante sí y vaciar el resto del whisky que le quedaba en el vaso en su torrente sanguíneo. Alexander tenía una lucha interna entre sí arriesgarse y aventurarse un poco a esos actos ante otros o mantener la compostura y darle rienda suelta a su deseo cuando solo estuvieran ellos nada más; Nina, que parecía saber el debate interno en el que estaba sumergido el hombre ya que era el mismo que ella se planteaba, decidió tomar la iniciativa, levanto una pierna juguetona rozando el muslo de este para llamar su atención. Lo que vio en su mirada la hizo removerse sobre la barra en la cual aun seguía apoyada, sentía que cada poro de su piel se despertaba, nunca antes ningún hombre la había visto con tal intensidad, el verde que solía ser inexpresivo como un bosque frondoso parecía un incendio forestal, decidió arriesgarse, jugueteó con sus dedos a medida que recorría en subida el brazo del rubio hasta llegar a la base del cuello; Alexander la observaba expectante, sentía que su cuerpo bullía por un fuego desconocido, era la primera vez que estaba totalmente consciente, en el momento, de lo que estaba pasando a su alrededor, a ella se le escapó una pequeña sonrisa, sutil, pero con un alto grado de impacto para él que sintió palpitaciones más rápido de lo normal, como una diablesa lo instó a que se colocara entre sus piernas rodeando su cintura besándolo sin darle tiempo a que descubriera lo que pensaba hacer.

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⏰ Última actualización: May 28, 2019 ⏰

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Fuego en Invierno © #WattpadQualityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora