Capitulo IV

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El rubio sonrió de lado mientras veía como su novio le bailaba mientras susurraba una tierna melodía, esa noche había estado muy cariñoso ya que no se había podido ver desde hace unos días debido al cambio de horario en el trabajo de Namjoon.

Desde que el padre de Jin supo que el chico pensada llevarse a su principal atracción no dudo en ponerles más vigilancia y evitar que tuvieran algún momento libre para poder verse, ordenó que Namjoon trabaje como fotógrafo en otro de sus prostíbulos.

—Basta, ya me estoy poniendo— susurró Nam y tiro del mayor haciéndolo caer sentado en sus piernas.

—Esa es la idea, estoy seduciendote—susurro Jin y se acercó a Nam mientras se movía sobre su entrepierna.

—Princesa...no— sonrió el rubio y lo besó

—Uhm...— gimió sobre los labios del mayor y sonrió de lado.

—Ya sabía que serías mi perdición desde que te vi...— susurro Nam cerca del oído del mayor logrando que este se sonroje.

—¿Soy como una fruta prohibida?—

— Digamos que eres algo asi, tonto— sonrió en Rubio y lo cargo hasta la cama y lo lanzó.

—Ahhh eres muy tozco!! Ya no quiero— se quejó el mayor e intento escapar del agarre del menor.

—No, tú tienes que hacerte responsable de lo que provocas en mí, esto no es un juego de niños— le tomó la mano y se la puso en su entrepierna logrando que el otro se excité más.

Ambos chicos se deshacieron en caricias y palabras afectivas, mientras disfrutaban del calor del otro.

sabían que tenían el tiempo limitado para poder estar juntos asi que lo aprovecharían al máximo, Namjoon ya le había encontrado una solución a esto y era la única que le parecía óptima: Huir.

No le importaba mucho si se iban a quedar sin empleo o sin vivienda, mientras estuviera con Jin eso era lo de menos, realmente se había enamorado del mayor,sin mencionar que conocía cada uno de sus detalles, se memorizo cada uno de sus gestos infantiles y que su corazón moriría si lo separaban de este se forma definitiva.

Pasaron unas horas más hasta que ambos se quedaron dormidos, Jin tenía la respiración lenta mientras Nam le había puesto una mano sobre su pecho y lo abrazaba por detrás.

—Amor...ya es hora de que me vaya. Tienes que soltarme— susurró divertido Jin

—Uhmm, no quiero—ajusto más el agarre.

—Nam...ya voy tarde y aun necesito llegar hasta la habitación— se quejó el mayor

—Ya no me agrada la idea de que te acuestes con esos hombres, sé que es tu trabajo pero igual no quiero compartir a mí novio —susurro un poco avergonzado

—Eres tan tierno así...de verdad me encanta ese lado tuyo—le dejo un delicado beso en los labios.

—Solo lo dices por qué te gusta verme celoso...— pone los ojos blancos

—Yo soy una diva que esperabas— hace pose de diva— Pero igual te amo y ya sabes que el hecho que me tenga a acostar con esos ancianos no es de mi agrado sin embargo es mi responsabilidad...ya sabes por parte de mi padre...debo ser agradecido—

—Entonces ve, te amo...— lo tomó de la nuca y le implantó un beso.

Después de unos pocos minutos el mayor estaba usando el traje de una china, vio por última vez a su novio y corrió por las escaleras hacia el cuarto piso, aún tenía unos minutos antes de que el anciano llegué, entro y el hombre aún no llegaba,  así que preparó para recibirlo.

—Ya llegué perrita— entró un hombre de unos 67 años, de forma muy inesperada dejando a Jin algo sorprendido.

—Buenas noches señor Baek, mi nombre es Goha y lo voy a acompañar durante toda la velada— sonrió forzadamente

—Que bonito...me encanta— hablo el anciano mientras lo veía de forma muy promiscua.

— Uh gracias...—hablo Jin algo asqueado

El hombre se acercó a él y le comenzó a cariñar la mejilla, mientras se iba desabrochando la camisa, se podía ver su amplia barriga y su belludo pecho.

Jin dejo que lo toque, cerró los ojos e intento imaginar que esas manos eran las de Nam, esbozó una agradable sonrisa.

—Te vez delicioso cuando sonríes— le susurró mientras le lamía el cuello y le metía una mano en el pantalón.

El anciano lo fue empujando hasta hacerlo caer sobre la cama para después separarse de él.

Saco unas esposas de uno de los cajones de la cómoda de madera y se las coloco a Jin, una en su mano y la otra en la cama, hizo lo mismo con la otra mano y con los pies.

—Ahora te haré gemir, perra— se labio los dientes mientras veía disfrutaba ver el rostro asustado del menor.

— Eres una dulzura, no te preocupes te encantará y querrás que te lo haga hasta que no puedas pararte— sonrió y le rompió el vestido dejándolo completamente expuesto.

Observo la habitación y después de unos segundos fijo la mirada en una fusta negra y unos pequeños detalles de cuero.

La tomó y camino hasta donde estaba el castaño y se sentó en la cama.

—Oh...mi pequeño Goha haz sido un niño muy malo, voy a tener que castigarte—hablo el mayor mientras los ojos de Jin se ponían húmedos, su corazón latía al mil.

Después de unos segundos le tiro la primera latigada provocando que el menor grité y el anciano se excité.

Los golpes se pidan por la habitación como campanadas al dar la hora, el cuerpo de Jin yacia muy rojo por los golpes, incluso su rostro tenía marcas por las esporádicas bofetadas que le dejaba el mayor.

—Muy bien, perra ahora que haz sido castigada, recibiras tú castigo— se desbrocho el cierre y dejó a la vista su muy excitado miembro. Caminó hasta el castaño y se lo metió por completo en la boca provocando en el otro involuntarias nauseas y arcadas.

—Mas, chupa más —gemia excitado mientras tiraba del cabello del menor.

Jin retiro el rostro a aún lado y semen del otro le cayó vpoe completo en el rostro.

—Oh...no perra tenías que tragarlo—

Hablo el anciano y se acerco a otro mientras sacaba un cigarrillo y lo encendía

—Ahora te enseñaré a ser obediente—susurro y le puso el objeto en el brazo provocando que este le dejé una quemadura.

—No, por favor. Señor haré lo que me pida—suplico el mayor mientras lloraba

—Ya cállate perra, por eso pague por ti— le gritó el anciano y le quemo el vientre.

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