La ultima función....

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Habían pasado años desde la última vez que alguien supo de Waylon Park.

Sus padres ni se preocuparon por buscarlo, de hecho, prefirieron decir que se largó del país para casarse y tener hijos.

Y todos creyeron eso.

Todos menos Eddie Gluskin, quien por largo tiempo busco a su amado.

Pues se negaba a aceptar que le había perdido.

Una carta fue insuficiente para destruir sus sentimientos.

Su bella bailarina...bueno bailarín, era todo lo que el jamás soñó.

Él se había jubilado hace tres años, porque su corazón roto no le permitía disfrutar su amada danza.

Todo le recordaba a Waylon, todo lo que veía eran esos brillantes ojos y esos suaves movimientos que el hacía.

Aun podía sentir la delgada cintura, cuando le ayudaba para aprender su rutina.

Y esos pensamientos le atormentaban.

Debió haber hecho más...

Porque no se dio cuenta de lo mucho que Waylon sufría...

Fue un completo idiota.

El juraba amor eterno por su cisne, y no notaba que estaba bajo una maldición que destrozaba lentamente su corazón.

Y eso le hacía odiarse.

Porque el solo deseaba amarle y decirle que hombre o mujer...

Él le amaba...

*

*

*

Se encontraba tomando un café enfrente de su universidad.

Comenzar una nueva vida fue difícil.

Solo sin familia, y con el corazón roto.

Val le visitaba en ciertas ocasiones, pero él vivía a más de tres horas de su antiguo hogar.

Aun así, agradecía esas visitas.

Blake trabajaba cerca y se había mudado al departamento de abajo, pero casi no hablaban pues el trabajo de un reportero tenia horarios irregulares.

Pero cuando coincidían era agradable.

Lo bueno de su nueva vida, era que casi no tenía tiempo libre.

Entre la universidad, el trabajo y las tareas, apenas y podía dormir.

Llegaba tan cansado, que se alegraba por eso.

Los fines de semana también otro trabajo.

Trataba de tener el menor tiempo libre posible, para evitar pensar en el...

*

*

*

Val estaba preocupada.

Blake cuidaba su pequeño Waylon, y lo que le informaba no le gustaba nada.

Ojeras, no sonreía, ya no usaba sus preciosas faldas ni se arreglaba.

Ahora solo vestía suéter enormes, pantalones de mezclilla y tenis.

Y ella odiaba todo eso.

Ayudo a Waylon a mudarse, para que este fuera libre y feliz.

Y ahora solo estaba deprimido e infeliz.

Así que decidió que era hora de actuar, mando un par de cartas y consiguió la ayuda suficiente para sacar a Waylon de esa depresión.

Pas de DuexWhere stories live. Discover now