Capítulo 2: Nuevo hogar.

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Quien diría que la música es la mejor medicina para cambiar tu estado de ánimo, puede que suene estúpido pero suele pasarme todos los días. Regularmente escucho para matar el tiempo o cuando solamente estoy cazando villanos, así como lo estoy ahora, caminando entre un callejón oscuro dirigiéndome a una pequeña fiesta patrocinada por un gran idiota a la cual me debe muchos favores y dinero también, estando delante de una puerta metálica algo oxidada, reviso por el rabillo de mi hombro que nadie me haya seguido, y efectivamente no hay nadie, regreso la vista a la puerta para después tocar "delicadamente", quito los auriculares de mis oídos ya que la potente música de adentro no dejaba escuchar la hermosa voz de Sam Smith.

—Contraceña —una voz algo cansada hizo abrir la pequeña ventanilla de aquella puerta mostrando una mirada de cansancio total.

—¿Eh? —puse un dedo en mi barbilla pensativa —Ackerman es la mejor —sonreí de lado confiada, pero al parecer fue incorrecta ya que había cerrado la ventanilla —¡Oh vamos, soy la mejor! —bufé, guardando ambas manos en mis bolsillos de mi pantalón corto —Bueno... Tú lo pediste —advertí, pasando mi dedo índice sobre todo el marco de la puerta como si fuera un pequeño laser, pero se debía a mi particularidad llamado: "Fire Complete".

—Gracias —dije sarcástica empujando la puerta haciendo que esta se cayera llamando la atención de todo el público, el sujeto que vigilaba la puerta estiró sus brazos más allá de lo que un humano cualquiera podría hacer, hasta enredar con ellos mi cuerpo —Amigo, vengo en paz —ruedo los ojos ignorando que estoy atrapada en los brazos de este tipo —Y también por lo que me pertenece... ¿Dónde está el imbécil de Rin? —pregunté, observando alrededor notando que hay varios chicos y chicas de mi edad pero no veo al pelirrojo por ningún lado.

—¿Qué sucede...? —la voz del susodicho resonó por todo el lugar, nunca pensé en volver a ver aquella mirada rojiza que ocasionó varios problemas en mi vida, el pelirrojo bajaba de las escaleras apresurado mientras le deba señales al tipo de que me soltara, afortunadamente logró soltarme para después bufar e irse a otro lugar —¡Ackerman! —exclamó contento —¡No se preocupen, que continúe la fiesta! —volvió a gritar con bastante alegría resaltando su dentadura blanca.

—Tengo prisa así que... Necesito mi paga —dije yendo al grano, acomodándome la gorra, el pelirrojo asintió posando su brazo por mis hombros y sin dudar aparto su brazo dejándolo lejos de mi, este rió negando con la cabeza mientras comenzábamos a caminar adentrándonos más al lugar.

—Tenía bastante tiempo sin verte, corazón —susurró en mi oreja, rodé los ojos ignorando en el tono en que lo dijo.

—Aléjate que apestas a alcohol —hago una mueca de asco —Solo vengo por la paga de hace tiempo —pasó su brazo por encima de mis hombros acercándose más —¡Cielos Rin, sí que apestas! —cubro mi nariz con la mano.

—¡Oh vamos! —rió —también has bebido, así que no tienes derecho a regañarme, dulzura —se defendió dándole un buen trago a su bebida.

Comenzó a caminar con una mano en su cabellera murmurando cosas sin sentido.

Ya quiero irme.

Coloco ambas manos en mis bolsillos, caminando detrás de él. La mayoría de las personas que se encontraban en aquél recinto nos miraban dudosos, incluso impacientes.

—¿Es en serio? —pregunté, alzando una ceja.

—Bueno, tampoco es para que exageres. Entra —contestó rodando los ojos, divertido, con algo de desconfianza logré entrar a la habitación, luces tenues en cada esquina, paredes pintadas de un color rojo casi guinda, en medio está situado un escritorio con una mochila algo gastada, verifico que contenga el dinero y rápidamente paso la mochila por mis hombros dispuesta a irme y nunca regresar.

La Heroína Callejera [Fat Gum y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora