34. Piensa

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Suga

- ¿Por qué lloras? - preguntó sin entender porque lo hace.

Me molesto que se comportara tan mal con Yo cuando ni siquiera la conoce, pero no es agradable verla llorar.

- Esta bien, responderé tus preguntas - bajo el tono de mi voz y ella eleva su cara sorbiendo su nariz, le extiendo una servilleta de papel y ella deja el libreto en la mesa y la acepta, limpia las lagrimas que resbalaban por sus mejillas pero sus ojos me miran brillosos y me siento culpable - ¿Qué quieres saber?

- ¿P-Por qué estás con ella? ¿Qué t-tan cercanos son? - Espera mi respuesta y yo tardo en formular lo que debería decirle.

Debería decirle la verdad pero no quiero explicarle demasiado.

- La conozco de hace un tiempo, igual es una de las pocas personas que agradan.

- Estás feliz de verla de nuevo.

- Más que feliz, estoy sorprendido - y es cierto, porque ella ni siquiera aviso que regresaba.

- ¿Por qué vino aquí?

- Mi madre también la conoce, solo quería saludarla - me estoy hostigando de tantas preguntas y Yewon vuelve abrir sus labios.

- ¿Por qué no le dijiste de nosotros? - la miró hartado y ella lo comprende - Es la última, lo juro.

- Le dire mañana - ella sonríe y yo doy por terminada la plática.

Ella vuelve su vista al libreto y yo me levantó de la silla, tomó mis cosas y cansado me dirijo a mi habitación.

Aviento mis cosas en algún lugar del cuarto y me dejo caer en la cama. Yo me hizo caminar mucho, me habló de una y tantas cosas que hizo en su viaje y aunque me esforzara en prestarle atención, no recuerdo gran parte de todo lo que me dijo.

Cierro mis ojos y me quedo dormido completamente.

Me despierto por el sonido del teléfono de la casa y salgo de mi cuarto, en la cocina me encuentro con mi madre que con una mano mueve el sartén sobre la estufa y con la otra sostiene el teléfono inalámbrico.

Observo bien mi casa y veo la hora en mi reloj.

- ¿Ya se fue Yewon?.

Mi madre deja el sartén, pone un dedo sobre sus labios y después tapa la bocina del teléfono - Terraza.

Me dice en forma de susurro y comprendo que Yewon no se ha ido.

Doy media vuelta y camino hasta la terraza, la encuentra sentada en la tarima de madera y sus manos sostienen el libreto.

Por qué sigue leyéndolo, estoy seguro que en todo este tiempo pudo haberle dado hasta 4 repeticiones. Está tan concentrada, que pienso que no se dará cuenta de mi presencia.

- Despertaste - su fina voz se oye clara y fuerte.

Aparta el libreto de su vista y voltea a verme.

- Sabias que estaba dormido - me acercó hasta sentarme a su lado.

Ella asiente - fui a tu habitación hace un rato.

Me recuesto en la tarima, ella se mantiene sentada, desde mi posición solo puedo ver su espalda y su cabello se mueve cada vez que el viento sopla.

- Tratas de encontrar un código secreto - ella voltea a verme sin entender - ¿Por qué sigues leyendo el libreto?

- No quiero equivocarme - dice dejando las hojas sobre la tarima, ella vuelve viendo hacia el frente y yo de nuevo solo puedo ver su espalda - conseguiré el papel.

Dear Bird Donde viven las historias. Descúbrelo ahora